Hace sólo unos años, en Corrientes era habitual un juego entre los niños: se dividían en bandos y se tiraban con balines para ver quién ganaba la batalla imaginaria. Esos «proyectiles» se los proveía un árbol cuya presencia era una clásica postal en las veredas. Se trataba del paraíso, el preferido de los frentistas porque sus raíces no rompían las baldosas. Sin embargo, en muy poco tiempo, esta especie prácticamente desapareció y casi nadie se dio cuenta. ¿Qué pasó?
Fue breve, pero rápido. De un momento a otro, especialistas de distintas provincias del país comenzaron a hablar de una enfermedad que estaba matando a estos árboles. En poco tiempo, la bacteria que la provocaba también llegó a Corrientes donde atacó a la variedad «sombrilla», los más comunes en las calles y los patios. Y el avance fue de tal magnitud que estos ejemplares fueron diezmados en poco tiempo.
«No hay más paraísos viejos, de más de diez años, por ejemplo. Recién ahora se pueden encontrar algunos al costado de algunas rutas, pero son todos árboles nuevos, los añejos se fueron secando por esta causa», explicó a EL LIBERTADOR la ingeniera agrónoma Natalia Falcón.
Uno de los muchos trabajos que se realizaron sobre este problema, se realizó en la Universidad Nacional de San Luis. Allí se menciona que la bacteria causante de la mortandad de paraísos es la Candidatus Phytoplasma Meliae y la enfermedad que provoca en estos árboles se conoce como fitoplasmosis.
La investigación señala que «el fitoplasma, declinamiento o amarillamiento del paraíso, fue descubierto en la década del 80 en la ciudad de Córdoba». Desde entonces, el avance de la bcteria no se detuvo y los esfuerzos por hallar una solución fueron, hasta ahora, en vano.
Una vez que las hojas comenzaron a ponerse amarillas, el ejemplar ya estaba infectado. Después, sólo era cuestión de tiempo hasta que se secara por completo.
De hecho, en Corrientes, eso fue lo que ocurrió. Las hojas de los ejemplares del arbolado urbano comenzaron a ponerse amarillas y, en poco tiempo, sucumbieron a la enfermedad.
Fue tan rápido que pocos notaron el cambio. Hoy, los paraísos, prácticamente, sólo quedan en la memoria.
Invasora y al mismo tiempo, necesaria
«Si bien, se debe tener tener en cuenta que el paraíso (melia azedarach), no es una especie autóctona, es un árbol y tiene mucha importancia en lo que hace al arbolado urbano. Si en una ciudad como Corrientes, un 30 por ciento de los árboles era de esta especie. Hoy es un porcentaje de sombra que se perdió», explicó por su parte la ingeniera agrónoma, Ana Goth también consultada sobre la desaparición progresiva de esta especie.
En cuanto al origen, esta especie es nativa del Sureste asiático. Llegó a América a mediados del siglo XIX, traída como ornamental. Y como se adaptaba a la sequía y los diferentes tipos de suelos, se naturalizó con gran rapidez. Además se reproducía con facilidad y crecía a gran velocidad, por eso, su presencia como invasora se extendió e incluso llegó a desplazar a otras especies autóctonas.
Tiene distintos tipos de utilidades, especialmente por su madera que resiste al agua y se usaba para revestimientos.
Pese a ser invasora, los vecinos se acostumbraron a su presencia. Ahora, sin embargo, con la aparición del virus es posible que ya no haya un retorno de este árbol que para muchos es sinónimo de recuerdos de la niñez.
Un plan para recuperar árboles
La Municipalidad de Corrientes impulsa el Plan de Arbolado Urbano. Se trata de un programa llevado adelante por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, con el objetivo de reabastecer y aumentar el número de árboles en barrios, plazas y calles de la ciudad. Lo que se propone un programa de plantación, el cual tiene participación ciudadana a través de la iniciativa «Un árbol, un vecino».
El secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Ignacio Maldonado Yonna coordina esta acción y explicó: «Es un plan en el que tenemos la meta de plantar este año 2.500 árboles con un total de 15 mil en los próximos cuatro años».
«En cada cazoleta vacía se charló con el frentista para explicarle cómo mantener y cuidar el árbol para que pueda sobrevivir a la época invernal», dijo, respecto de las acciones que hicieron hace algunas semanas en el barrio Libertad.
Sobre las especies, el Secretario detalló que «son Pata de Buey y Paraíso Japonés, que son de vereda, con una raíz relativamente chica para no dañar la estructura existente».
«La ciudad necesita un arbolado ordenado y planificado para evitar los problemas como los encontramos actualmente, árboles muy grandes plantados en veredas muy estrechas y dañan la infraestructura».
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