La muerte de un perro en Goya, atropellado por un móvil policial que vio al animal cruzando, sigue teniendo repercusión en la opinión pública, ya no sólo sobre la persona responsable del condenable hecho, sino que impacta de lleno en la cúpula policial que no tuvo los reflejos suficientes como para advertir que -a partir de lo sucedido- era la conducta de la propia Policía la que quedaba bajo la mira de una sociedad que clama por los ejemplos.
Por estas horas, el reproche a la Jefatura de Policía de la Provincia pasa por no haber tomado de inmediato medidas ejemplificadoras que lejos están de un simple traslado a otra dependencia o la formulación de una denuncia para cubrir las formas.
Está en su ámbito y responsabilidad la posibilidad de exoneración, medida para la cual el vídeo difundido lo exime de cualquier otra diligencia.