El Museo de Arte Contemporáneo de Corrientes se construye sobre una antigua sede bancaria de los años 50, ubicada en el corazón de la ciudad.
Entrevistado sobre el avance de las obras en el programa El Radar, conducido por el periodista Facundo Sagardoy y emitido los domingos por FM 106.3 InfoD radio, el arquitecto Claudio De Gerónimo, integrante de la empresa constructora Panedile, destacó la complejidad de la intervención sobre el inmueble.
El profesional explicó que durante las tareas iniciales de demolición se hallaron columnas y vigas metálicas que, por su valor estructural, debieron conservarse en un 80 por ciento. Esta condición exigió un rediseño integral del proyecto arquitectónico.
El nuevo diseño incorporó una estructura independiente en los dos niveles superiores. Uno de los elementos más distintivos de esta intervención es un «curtain wall» que sobresale del volumen original, generando un contraste visual entre lo preexistente y lo contemporáneo.
Asimismo, se retiraron revestimientos y desniveles que ocultaban componentes arquitectónicos originales, lo que permitió redescubrir elementos de alto valor patrimonial que hoy forman parte del lenguaje arquitectónico del museo.
De Gerónimo subrayó que todas las decisiones proyectuales buscaron preservar el carácter histórico del edificio, equilibrando restauración con innovación y priorizando un diálogo armónico entre las estructuras existentes y las nuevas incorporaciones.
DISEÑO INTERIOR Y FUNCIONALIDAD CULTURAL
La organización interna del museo fue pensada para conjugar funcionalidad con respeto por la arquitectura original. «Los accesos principales se ubican en las ochavas originales del edificio», precisó De Gerónimo, y fueron adaptados a las normativas actuales de seguridad y accesibilidad.
En planta baja se proyectaron dos espacios gastronómicos. Uno de ellos contará con expansión hacia la plaza Vera, espacio público emblemático del casco histórico, lo que refuerza el carácter abierto e integrador del museo.
El acceso desde la calle 9 de Julio conduce a un espacio de triple altura, concebido como núcleo articulador. Allí se emplazarán escalinatas y un balcón interno, configurando un ámbito apto para exposiciones, performances y encuentros culturales.
El primer piso alojará salas de exhibición amplias, preparadas tanto para muestras permanentes como itinerantes. Se estima que la curaduría de estos contenidos recaerá sobre el propio fundador del museo, el artista Luis Niveiro.
Los niveles superiores incorporarán un restaurante panorámico, con visuales hacia el entorno urbano. Un montacargas permitirá trasladar obras de gran formato hasta este sector, garantizando su conservación y montaje adecuado.
TECNOLOGÍA Y SISTEMAS DE SEGURIDAD AVANZADOS
La incorporación tecnológica fue un eje transversal del proyecto. En materia de seguridad, se integraron matafuegos, hidrantes, rociadores y un sistema especializado con gas FM200, que permite extinguir incendios sin utilizar agua, protegiendo así las obras de arte.
«Este sistema reduce el oxígeno en el ambiente para frenar el fuego, sin afectar los materiales expuestos», detalló De Gerónimo. Su instalación se realizó conforme a los estándares internacionales de conservación museológica.
También se dispuso un sistema de detección de última generación, compuesto por sensores ópticos, térmicos y de humo, gestionados por un sistema inteligente Building Management System (BMS).
Este sistema permite controlar variables fundamentales como temperatura y humedad en cada sector del museo, condiciones críticas para la conservación de piezas artísticas.
Además, el BMS optimiza el consumo energético, integrándose con los criterios de eficiencia y sostenibilidad que guían la obra. Automatización y arquitectura se combinan para asegurar la preservación del patrimonio material e inmaterial.
La seguridad integral contempla tanto la protección de las obras como la de visitantes y trabajadores, en cumplimiento de los protocolos vigentes.
ESTABILIDAD ESTRUCTURAL Y CUIDADO DEL DETALLE
Uno de los principales desafíos técnicos fue intervenir sobre estructuras metálicas antiguas sin comprometer su estabilidad. Para ello, se instalaron apuntalamientos provisorios durante las tareas de refuerzo y demolición selectiva.
Se incorporó un nuevo núcleo central de hormigón que alberga escaleras y ascensores, el cual se articula con las estructuras metálicas originales, mejorando la resistencia general del edificio.
Las columnas metálicas fueron tratadas con pintura intumescente, un recurso que retarda su deformación ante altas temperaturas, fortaleciendo la integridad estructural en situaciones críticas.
Las ventanas originales se conservaron y fueron reacondicionadas mediante la incorporación de doble vidriado hermético (DVH), lo que mejora la eficiencia energética y garantiza confort climático.
Los materiales seleccionados para los interiores fueron elegidos según criterios patrimoniales. Se utilizaron mármoles travertinos y terminaciones que remiten a la estética original de la década de 1950.
El resultado es una síntesis armónica entre técnicas contemporáneas y detalles clásicos, que preserva la memoria arquitectónica del edificio y habilita su funcionalidad cultural actual.
Sostenibilidad
El museo se proyecta para alcanzar la certificación internacional Leadership in Energy and Environmental Design (Leed), que reconoce edificios sostenibles en términos ambientales y energéticos.
De Gerónimo explicó que «la certificación Leed exige controles estrictos durante la obra y en la operación futura del edificio», lo cual implica un compromiso continuo con la eficiencia y el cuidado ambiental.
Entre los aspectos evaluados se incluyen el sistema de climatización, la gestión responsable de residuos, la reducción de emisiones contaminantes y la utilización de materiales de bajo impacto ambiental.
El museo se incorpora así a una política urbana que promueve la arquitectura sustentable, alineada con los desafíos contemporáneos del cambio climático y la calidad de vida urbana.
Además de optimizar el consumo energético, el proyecto privilegia el confort ambiental para visitantes y trabajadores, consolidando su valor como espacio cultural sostenible.
Impacto
El Museo de Arte Contemporáneo se consolida como un nodo estratégico del circuito cultural correntino. La iniciativa, impulsada por Luis Niveiro a través del proyecto Ñande MAC junto al Gobierno provincial, busca posicionar a Corrientes como referencia regional e internacional en el campo del arte contemporáneo.
La propuesta pone en valor un edificio emblemático y revitaliza el centro urbano, articulándose con espacios públicos como la plaza Vera, en una lógica de integración patrimonial y social.
La incorporación de servicios gastronómicos, sumada a su diseño accesible y polifuncional, permite que el museo se inserte activamente en la vida cotidiana de la ciudad, más allá de su programación artística.
La capacidad de albergar colecciones itinerantes y el uso de tecnologías museográficas avanzadas habilitan su vinculación con instituciones culturales de primer nivel, tanto a nivel nacional como internacional.
«Esta obra demuestra que restauración patrimonial e innovación tecnológica pueden convivir en armonía», concluyó De Gerónimo.