En medio de una tensión diplomática, Paraguay abrió en forma unilateral el vertedero de Aña Cuá al máximo y dejó correr el agua necesaria para hacer funcionar la represa de Yacyretá, vaciando parcialmente el embalse y poniendo en riesgo la generación de energía clave para la Argentina.
Por el vertedero de Aña Cuá, brazo de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) sobre el río Paraná, corre un caudal ecológico de 1.000 metros cúbicos por segundo con unas enormes compuertas que pueden regular ese paso.
Los técnicos paraguayos de Yacyretá lo abrieron primero para dejar correr 2.000 metros cúbicos por segundo, y luego 4.000.
El hecho ocurrió con la custodia de efectivos de la Armada paraguaya, que se hicieron presentes en la central, ubicada a la altura de Ituzaingó, para apoyar la decisión que fue tomada de manera unilateral.
La apertura del brazo Aña Cuá apenas tiene un antecedente. Además de ello, cabe destacar que ese brazo queda en la margen derecha del río, con lo cual puede considerarse como zona paraguaya porque es área de la represa, con tutela binacional.
VERTIDO INTENCIONAL, CON
UN MENSAJE ESTRATÉGICO
Según informó el Gobierno de la Nación, el hecho ocurrió el jueves 7 entre las 19 y las 23, y recién el viernes cerca de las 17, tras la intimación y el reclamo del titular argentino de la EBY, se logró restablecer el funcionamiento del vertedero.
«Recibimos una comunicación que ellos, por una medida unilateral, decidieron abrir las compuertas del brazo Aña Cuá. Eso tiene una fuga de agua que normalmente es de 1.000 metros cúbicos por segundo, por el caudal ecológico, primero lo llevaron a 1.500, después a 3.000 y finalmente a 4.000 metros cúbicos», dijo el titular de la EBY, Fernando De Vido.
El funcionario explicó que tras el reclamo de la parte argentina al flamante titular de la EBY por el lado paraguayo, Luis Benítez Cuevas, las compuertas volvieron a quedar en su posición correcta.
No obstante, De Vido advirtió que si se hubiera mantenido la situación en el tiempo hubiera afectado la generación de energía.
«La apertura genera una descompensación en el embalse. Nuestro producto para transformarlo en energía es el agua y el salto, con eso generamos energía. Al haber una fuga del caudal más allá de lo previsto iba a tener un impacto, al final no se corroboró, pero hubiera pasado si se mantenía esa apertura en el tiempo», graficó.
El hecho elevó aún más tensión de Paraguay con Argentina, en crecimiento desde el conflicto de Punta Ñaró, ocurrido el 25 de junio pasado en Ituzaingó, que obligó al Ministerio de Defensa argentino a la movilización de una patrulla fluvial desde Entre Ríos hasta los límites internacionales que rodean Corrientes, en coincidencia de la Campaña Conjunta Socio-Sanitaria 2023.
En concreto, habría sido una respuesta directa en represalia por la incautación de diez barcazas paraguayas con combustible por el no pago del peaje de la Hidrovía Paraná Paraguay, arancel por el cual el país adelantó su oposición y que reclamará arbitraje.
Sin referirse a lo ocurrido en Yacyretá, el presidente paraguayo Santiago Peña, el viernes 8 también anunció que el país retirará su apoyo a la Argentina ante organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional y elevará una demanda ante el Mercosur por «impedir el libre tránsito».
Sobre la EBY, Peña sólo dijo que Argentina mantiene una deuda «de alrededor de 150 millones de dólares» por la cesión de energía que realizó Paraguay, y que consumiendo la Argentina, para, finalmente, adelantar que desde ahora Paraguay retirará toda su parte de la energía que produce la central.
EL RECLAMO DE LA
DEUDA NO SERÁ ADMITIDO
Tras los dichos del flamante mandatario paraguayo, el titular argentino de la EBY explicó que la entidad «no tiene registro de una deuda con Paraguay» y subrayó: «Nosotros no admitimos tal deuda», y apuntó al «ordenamiento económico y financiero» pendiente que el lado paraguayo no completa e instó al equipo de Peña a promover avances en el acuerdo para tal fin que los dos países deben impulsar con la ratificación de sus respectivos parlamentos.
Cabe destacar que el Estado argentino financió la construcción de la represa a finales del Siglo XX, además de las grandes obras complementarias que transformaron las ciudades de Posadas y Encarnación durante la década pasada y que continúan operativas hasta el presente.
«Acá el gran acreedor es el Estado argentino que puso todos los recursos financieros para desarrollar el emprendimiento y todas las obras complementarias», argumentó De Vido.
El titular de la EBY no quiso dar una cifra del dinero que reclama el Estado argentino en ese concepto porque «debe acordarse bilateralmente», no obstante, esos datos fueron divulgados hace dos semanas por el ex titular de ese cargo, Oscar Thomas, quien estimó que la deuda «por la construcción de la represa era de 9.000 millones de dólares más 14.000 millones de dólares de intereses».
Respecto del retiro de la mitad de la energía que señaló Peña, De Vido afirmó que los socios paraguayos «están en su facultad» de hacerlo, aunque no aprobó la medida.
«Hasta el 50 por ciento de la energía generada por ellos pueden retirar. Es variable lo que utilizan, pero tradicionalmente se dan porcentajes de entre el 5 y el 7 por ciento del total», explicó, al referirse a lo que Administración Nacional de Electricidad, la empresa de energía paraguaya, equivalente a la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico Sociedad Anónima, distribuye en el vecino país.
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