En 2001, un año que quedaría marcado en la memoria argentina, María Blanca Irigoyen Gómez era una joven curuzucuateña que trabajaba como maestra especial en una escuela de Colonia Tatacuá, en el departamento de Concepción.
Se había graduado como profesora de sordos e hipoacúsicos en la Capital correntina y a su vocación docente se aferró cuando decidió dejar su tierra natal para radicarse en Barcenilla, un poblado rural cerca del mar, dentro del municipio de Piélagos, en la provincia española de Cantabria. Hoy, con 44 años, es candidata a alcaldesa de esta comunidad que la hace parte de sus afectos como una más.
En una entrevista exclusiva con EL LIBERTADOR, contó el camino recorrido en estos 20 años, el cual tuvo como punto de partida esa escuela de Colonia Tatacuá, y la llevó hasta su destino en Barcenilla, palabra que refiere tanto al lugar geográfico al que una persona se dirige, como a propósito al que está llamada.
«Desde el primer día me establecí en el pueblo que vivo. Como buena correntina, soy muy habladora y me relacioné muy bien con la gente. Me invitaron a participar en la parroquia y como soy muy dispuesta a ayudar, el sacerdote de la zona me nombró representante del pueblo ante la Diócesis», contó.
Además, sigue desempeñándose como maestra especial en un colegio de la zona dependiente del Gobierno de Cantabria. «Me considero una persona muy implicada en mi trabajo y la gente me conoce por eso», comentó.
Durante 20 años fue parte de la vida y las historias de la comunidad, hasta que un día llegó un ofrecimiento que, a pesar de tener la nacionalidad española por matrimonio, sorprendió a la correntina.
«Un día me llamaron para ofrecerme ser candidata a alcaldesa de mi pequeño pueblo. Dude mucho porque vivo tranquila, tengo un buen pasar y ninguna necesidad de meterme en política, pero me insistieron. La gente me lo decía por la calle: ‘Anímate’. El cura me dijo: ‘Jesús podía quedarse en su casa y no lo hizo, por algo te llamaron’. Así que me decide a postularme», relató.
EL VOTO DEL PUEBLO
Hoy, domingo 28, son las elecciones de las que participará como candidata para alcaldesa de la Junta Vecinal de Barcenilla por el Partido Popular, acompañada por Carolina Echavarri Lizama, y con Carlos Caramés como candidato a la alcaldía del municipio de Piélagos.
«Aquí siempre me sentí muy querida, la gente es muy respetuosa. Como mujeres estamos muy valoradas y respetadas. Hoy en día se dice que estamos empoderadas y aquí somos prácticamente iguales. Por supuesto que hay excepciones, pero en general podemos ir libremente donde queramos. No hay miedo», expresó.
La presidente del Partido Popular y candidata a presidir la provincia de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, en caso de ser elegida, marcaría un hito al ser la primera mujer en ocupar ese cargo.
«Me recorrí todas las casas de mis vecinos para hablar con ellos. Sentí tanto cariño del que sólo los correntinos sabemos ofrecer. No sé qué pasará el domingo, pero yo ya gané el cariño de la gente», agradeció.
UNA NUEVA VIDA, AL OTRO LADO DEL MAR
Desde España, María Blanca Irigoyen contó a EL LIBERTADOR en una entrevista telefónica, cómo conoció a su esposo Francisco, con quien decidió radicarse en Barcenilla hace 20 años con el proyecto de formar una familia y le abrió las puertas a una comunidad que la hizo sentir parte, como una familia más grande de la que pudo haber soñado.
Fue trabajando como maestra especial en la escuela de Colonia Tatacuá, en Concepción, que conoció al español Francisco Arroyo Cerro, quien estaba a cargo de las obras de ampliación en una sala de primeros auxilios, realizadas a través de donaciones de la ONG Jesuita Fe y Alegría. Su tío era un sacerdote español que llevaba tiempo radicado en Corrientes, en la Iglesia Jesús Nazareno.
Así fue cómo se conocieron, y después de dos años de ir y venir entre Argentina y España, María Blanca decidió mudarse allá, ya que los padres de Francisco eran muy mayores y no deseaba dejarlos.
Señaló que fue gracias a la homologación de su título como docente de educación especial que pudo seguir trabajando allá, en proximidad a los problemas y necesidades de la gente. «Luego estudié más cosas, pero mi título de profesora de sordos e hipoacúsicos me abrieron las puertas para empezar una nueva vida», destacó.
LOS HERMANOS SEAN UNIDOS
«Desde muy pequeña, tuve una relación muy estrecha con mi hermano y aún hoy sigue así», contó María Blanca en diálogo con EL LIBERTADOR al evocar a su hermano, el intendente de Curuzú Cuatiá, José Irigoyen.
«Yo lo acompaño en todo lo que pueda y siempre apoyándolo desde acá, en todo lo que hace por allí», añadió.
En su última asunción como Jefe Comunal, pidió licencia para acompañarlo en ese momento.
«La verdad es que estamos muy unidos y en contacto continuamente. Todos los domingos nos hacemos una videollamada. Para mí, es un pilar muy importante y, para todo esto, se lo consulté a él», comentó.
VÍNCULO IRROMPIBLE
«Estoy muy unida a Corrientes y sigo conservando mis amistades. Tengo una casa en Curuzú y es el centro de reunión cuando voy. Suelo ir en julio, porque aprovecho las vacaciones de allí para juntarme. Aquí, en julio y agosto son las vacaciones de verano», precisó.
«Mi familia está muy contenta apoyándome. Mi padre, mis hermanos, mis tías y mis amistades. Siempre en todas mis decisiones están muy presentes», remarcó.
Y también el acompañamiento de su familia en España. «Mi marido y sus hermanos están muy contentos apoyándome», destacó.
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