En menos de 24 horas, la Policía de Corrientes reportó las detenciones de cuatro personas que tenían en su poder placas de bronce y otros elementos robados del cementerio San Juan Bautista. Se trata, según informaron a EL LIBERTADOR, de un delito recurrente, cometido con el objetivo de vender el metal en el mercado negro. Ahora, sin embargo, se suma la tentación de un nuevo espacio en el que es mucho más fácil llevar adelante esta transacción y que anima a más personas a querer sacar provecho de los camposantos.
Este nuevo lugar, en el que escasean los controles y requisitos de acceso, es el Marketplace de Facebook. Un sitio comercial que ofrece la red social en la que se puede ofertar o demandar cualquier producto o servicio. Es también un espacio en el que poco parece importar el origen de lo que se vende o se compra, situación que lo hace especial para comercializar elementos robados.
Ya en varias ediciones este medio, dio cuenta de que este espacio permite comprar desde las netbooks que el gobierno entrega en las escuelas y cuya venta está prohibida, hasta armas de fuego. Todo de la forma más natural posible. Por eso no es raro que entre las ofertas estén también la que se hace por los metales, en especial bronce y cobre, que llaman la atención de los saqueadores de tumbas, ya que las placas que roban están hechas, por lo general, del primer material.
Una fuente de la Policía explicó que quienes cometen estos robos, realizan dos actividades. «O funden ellos mismos el metal y después lo venden, o los llevan así como están a las personas que les ofrecen un precio por kilo», mencionó.
En el Marketplace los valores por kilo de bronce, por ejemplo, ronda entre los 500 y los 1.000 pesos, dependiendo del comprador quien, en la mayoría de los casos, va a domicilio.
En el caso del cementerio San Juan Bautista, se llevan placas de bronce, candelabros, manijas, cruces, etcétera. Los más osados llegan a abrir los cajones con la esperanza de encontrar algún otro objeto de valor. Todo se vende.
El riesgo también es grande. En caso de ser sorprendidos son llevados en calidad de aprehendidos por la Policía y el delito queda registrado como un antecedente. De todas formas, cada vez son más los que deciden arriesgarse.
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