Aurelio Schinini Cacace, amigo entrañable de muchos y apreciado por quienes lo conocieron, escribió una serie de notas sobre el arte culinario de la provincia, cuyo libro acaba de publicarlo una editora local y lo presentaron el 6 de este mes en la Feria Internacional del Libro, en el ciudad de Buenos Aires, en tanto que el próximo viernes 27 la presentación tendrá lugar en el Museo de Ciencias Naturales Amado Bonpland, de la ciudad de Corrientes.
«Mbaipy, mbeyú, chipá guazú, azúcar pé, kivevé, borí borí, mandioca frita, caí cuá, son más que recetas, esconden el orgullo de los que amasaron una cultura culinaria en un territorio ninguneado, poco explorado. Un disparate argento», señala en su Instagram una entrañable amiga.
El autor de Cocina correntina, así se titula la obra, el investigador y docente Aurelio Schinini Cacace cuenta sobre los tesoros de la provincia en los textos compilados amorosamente por Estefanía Cutro.
Como se manifiesta en la red social, «editar este libro que comenzó siendo un modelo para armar… Se convirtió en el placer de asomarse a estos fogones donde brillan la mandioca y el maíz, las frutas y los dulces. Un paisaje cromático y sabroso sobre la mesa».
El libro también ilustra las costumbres, la religiosidad popular, la cosmovisión guaraní, el «detrás del plato» en esta tierra. Mucho para contar y para seguir indagando, apunta la descripción.
EL AUTOR
Aurelio llegó para radicarse en Corrientes en el año 1972. Vino desde Asunción con el aval de destacados botánicos argentinos de esa época, podríamos decir que llegó de la mano de los grandes. Lo hizo con las alforjas cargadas de un gran amor por las plantas y de una gran predisposición para trabajar.
Trajo consigo su herbario personal, más de tres mil números, que fueron incorporados al herbario Corrientes. La mayoría de las plantas las había colectado en Paraguay, acompañado de la botánica Eugenia Bordas, su querida maestra y amiga.
Nació en Asunción el 4 de febrero de 1943 en el seno de un hogar de padres descendientes de italianos. De su madre, que coleccionaba orquídeas nativas, heredó el amor por las plantas.
Realizó sus estudios primarios como alumno pupilo en un colegio de sacerdotes jesuitas en San Miguel, provincia de Buenos Aires. Regresó a su tierra natal donde terminó el Bachillerato y paralelamente estudió artes en un instituto privado. Realizó cursos de jardinería y se capacitó como técnico agrónomo. Trabajó en el Museo Andrés Barbero, con plantas medicinales y las bromeliáceas, a las que siempre dedicó un trato especial.
Por el aprecio y admiración de profesionales que lo trataron, en una cena en la capital paraguaya lo entusiasmaron para radicarse en Corrientes e incorporarse al grupo de jóvenes botánicos del Instituto de Botánica del Nordeste (Ibone), y para continuar sus estudios universitarios. Así comenzó una etapa definitiva de su vida entre los correntinos, que lo adoptaron y él los adoptó como propios.
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