Emmita Sánchez tiene cinco años, vive en Comodoro Rivadavia, Chubut y, por supuesto, no dimensiona lo que su historia generó en Corrientes. Inspiradas en su sonrisa, decenas de tejedoras de distintas partes de la provincia y también del Chaco, se unieron en una campaña de amor para llevarles alegría en forma de gorritos a los pequeños internados en el hospital Juan Pablo II.
«Son personas que con sus manos mágicas les traen un mimo a estos niños para que sonrían ellos también», dijo a EL LIBERTADOR, Nancy Sarasúa, tía de Emmita, quien, junto a su familia impulsó esta movida solidaria que trascendió Corrientes y que el viernes tuvo un emotivo cierre en las puertas del hospital. Cientos de gorritos con motivos infantiles fueron entregados para los pequeños que se encuentran en los distintos sectores.
«Esta es una obra amorosa. Cada puntada de cada gorro fue hecha con mucho amor y eso se traduce en los resultados porque todos son preciosos. La repercusión fue tan grande que alcanzó para todos los niños aquí y también para compartirlos con los chicos del sector de Oncología del hospital de Resistencia», dijo Nancy al momento de entregar los gorritos a la directora del centro de salud, Silvana Aguirre Serantes.
SIN FRONTERAS
Nancy ideó esta movida junto a su familia, movilizada por la historia de su pequeña sobrina en el Sur. Emmita es hija de uno de sus primos y fue diagnosticada con leucemia en febrero. La fuerte relación entre ambas familias hace que constantemente estén al tanto de la salud de la niña. Y de la comunicación permanente, lo que siempre resaltan es la sonrisa de la pequeña que le hace frente a la enfermedad.
«¿Por qué no podemos despertar esas sonrisas nosotros acá también?», se preguntó y así comenzó, acompañada de su hermana Sonia y su cuñada Lita Ramírez Medina, una campaña que trascendió las fronteras de la ciudad y sumó la solidaridad de personas de San Luis del Palmar, Palmar Grande, Mburucuyá, Saladas y también de Resistencia, en la otra orilla.
TIERNO MENSAJE
Para la entrega estuvieron presentes tejedoras de Palmar Grande, cuya participación en la campaña dejó también un mensaje de ternura para todos. Yanina, una maestra jardinera de esa localidad reunió a un grupo de madres tejedoras que hicieron sus gorritos en nombre de un pequeño que perdieron a causa de la enfermedad. «Esto es en nombre de Cristian, el niño que nosotros perdimos. Su mamá también tejió con mucho amor. Esto es por él y para devolver un poco de lo que este hospital hace por todos los niños», dijo la maestra.
Por si fuera poco, también dos pequeños, Santiago y Fernando, sumaron su granito de arena. «Estos dos niños juntaron golosinas y armaron bolsitas con mensajes de aliento escritos por ellos para los pequeños internados. Realmente, no dejamos de sorprendernos de lo inspirador que es todo esto», agregó Nancy.
Además de la directora de hospital, también recibieron los gorros las doctoras del sector de Oncología, quienes se comprometieron a contarles a los pequeños la historia de Emmita y del amor con que se tejieron sus nuevos gorritos. «Transitar esta enfermedad y venir al hospital es feo para ellos y sus padres. Con estos regalitos por mínimos que sean, ya les cambia mucho. Es algo diferente, les saca una sonrisa. Muchas gracias por esto», dijo una de las profesionales.
«Esa siempre fue la idea: entregar algo sin esperar nada a cambio y mostrar que el amor y la solidaridad en Corrientes no tiene límites», completó Nancy.
El aluvión de amor que despertó Emmita a tantos kilómetros de distancia, alcanzó no sólo para los pequeños del Juan Pablo II. Además de Resistencia, los gorros llegarán también al sector de Neo del hospital Vidal, a un jardín de Riachuelo y, finalmente al hospital de Comodoro donde la niña y otros pequeños reciben su tratamiento.
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