«La Matria del Chamamé» es un espacio para mujeres y disidencias que busca abordar el chamamé con perspectiva de género, en el cual se analiza e interpela esa expresión cultural propia de Corrientes y el noreste argentino, expresa la cantautora correntina Susy de Pompert, impulsora del taller que cuenta con el acompañamiento del Ministerio de Cultura de la Nación.
«Es un despertar, que debería incluirnos a todas», enfatiza la artista correntina en diálogo con Télam.
El encuentro virtual, de análisis e intercambio sobre el género musical litoraleño, devino en «el armando de un colectivo, un espacio de mujeres y disidencias que buscamos romper con los estereotipos de género», señala De Pompert.
«Había una necesidad de generar un espacio en el que podamos compartir, cuestionar, interpelar, detectando el micromachismo en el chamamé, para avanzar en poner fin a los estereotipos de género «, agrega.
De Pompert sostiene que el taller aborda a partir de su propio trabajo el chamamé y con Macarena López Leyes «la afrodescendencia desde de la perspectiva de género, con mixturas sobre el aspecto afro».
«Esta es una construcción colectiva, que surge a partir de un quiebre, un cambio en la mirada, porque entendemos que hay muchas cosas que no se pueden seguir naturalizando», asegura y agrega que «hay signos visibles de una cultura machista» y por eso «pretendemos avanzar en la apertura de una visión de género y que este cambio sea a lo grande, un trabajo federal”.
«Aprendemos en el intercambio, con la retroalimentación junto a participantes de todo el país», dice la artista, quien destaca el «éxito» de la convocatoria.
De Pompert comparte con esta agencia lo que denomina un «descubrimiento». «El tiempo resulta escaso porque empezamos a compartir experiencias y cuando nos damos cuenta pasó la hora y media. Hay mucho por decir».
No es de otro modo porque una de los objetivos de la iniciativa, señala, es «abrir la jugada a las cantautoras. Este es un despertar que debería incluirnos a todas, las que no están, no saben lo que se pierden».
«Resulta muy interesante que las mujeres y la masculinidad trans, encuentren un espacio, todos unides por la música», agrega.
La chamamecera correntina se refirió además la importancia de «dejar de invisibilizar a la mujer. Debemos analizar lo que hay detrás de cada letra en las canciones».
«Debemos mirar primero y luego analizar, investigar y eso no significa dejar de escribir sobre paisajes o el amor, sino dejar de hacerlo con la mirada en el amor posesivo y destructivo», asegura a Télam.
Y considera que «la forma del amor nunca debe ser el sometimiento, por eso es tan importante ver qué se canta, la mirada que se tiene y los cuestionamientos que se hacen».
Taller y experiencias
Por otra parte, sobre la dinámica de «La Matria del Chamamé» cuenta que son 11 encuentros, en los que también participan invitados y menciona que «ya estuvo Gabriela Basualdo, la autora del proyecto presentado ante la Unesco para que el chamamé sea declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, porque a veces el trabajo de la mujer está invisibilizado».
«La idea es que estos talleres continúen, porque la demanda es importante y hay interés», destaca la artista chamamecera, quien anticipa un nuevo desafío: «Queremos hacer un compendio, una recopilación de estas historias y experiencias y volcarlas en un libro, como una forma más de sumar visibilidad».
Una de las participantes es Natalia Ayala Cabrera, de Catamarca. Su nombre artístico es «Naty Perfecta Armonía» y se sumó al taller para «nutrirme de conocimientos y compartir, que siempre es muy valioso».
Asegura que el proyecto impulsado por el Ministerio de Cultura «le abre las puertas a mujeres de distintos lugares».
Integra en su provincia el Movimiento de Mujeres de la Música «Las Margaritas» que busca «visibilizar el trabajo de mujer en la música, siempre tan desplazadas y dejadas de lado».
«Estamos trabajando mucho para que se cumpla la Ley de Cupo, por lo menos un 30% de mujeres debe participar en cada espectáculo, pero cuesta muchísimo y nuestra lucha es constante», asegura a Télam la artista catamarqueña.
Cuenta además que «Las Margaritas» también lleva adelante otras acciones como encabezar el repudio ante actos violentos en el ámbito de la música y relató uno de éstos hechos.
«En la última Fiesta del Poncho, un folklorista en medio de su actuación instó al público: ‘péguele al bombo como le pega a la vieja en su casa’. Eso está mal y no puede suceder más, debe instruirse para que no existan más esos mensajes violentos y misóginos en el escenario», expresa.
Natalia canta vidalas e integra la comparsa de percusión Wankara, conformada sólo por mujeres, de canto colectivo acompañado por cajas y asegura que este taller virtual «es enriquecedor».
Su experiencia con la música tomó también otros valiosos matices. Sufrió violencia psicológica y emocional de su ex pareja y se enfocó en la música «no para expresar eso que me tocó vivir, sino que decidí cantar letras que me generen sensaciones lindas».
Ayala Cabrera es profesora de música, compositora e intérprete y ahora está trabajando en un proyecto solista, con la idea de incluir las vidalas en el blues.
A más de más 1.100 kilómetros también se sumó al taller virtual Ana Percíncula, una correntina radicada en Buenos Aires, socióloga y bailarina de chamamé y muy vinculada a la cultura chamamecera que promueve a través de talleres como facilitadora en el espacio de arte Ará Potí.
«Las mujeres y el chamamé, de eso se trata; abordamos la letra del Chamamé y la práctica del Chamamé, que nos pasa con esas letras y qué nos dejan esas maneras de bailar», explica a Télam.
Agrega que se sumó al taller «porque Susy (de Pompert) es para mí una referente y para encontrar mujeres con búsquedas muy parecidas a la mía, para deconstruir y buscar nuevos aires».
«Tenemos que ser cuidadosas con la elección de las letras, tener la mirada puesta en el rol de la mujer, a veces es muy difícil elegir el repertorio «, precisa Ana y señala que «el producto chamamé, generalmente se da en un contexto patriarcal y machista».
Patricia Arrúa para Télam