Con distintos actos y actividades, como el tradicional Te Deum que se realizó en la iglesia La Merced, ayer se celebró en Corrientes el 207° aniversario de la Independencia de la Argentina.
Durante la homilía en la ceremonia religiosa, el arzobispo Andrés Stanovnik habló sobre el correcto y el incorrecto uso de la libertad y la independencia. Ante la presencia del gobernador, Gustavo Valdés; el vicegobernador, Pedro Braillard Poccard; el presidente de la Cámara de Diputados, Pedro Cassani; el intendente capitalino, Eduardo Tassano, además de múltiples autoridades y funcionarios provinciales y municipales.
Al empezar la homilía, Stanovnik destacó que «la conmemoración cívica coincide providencialmente con la fiesta de la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí», y en ese contexto, agregó: «María de Nazaret fue la mujer que Dios eligió para establecer una alianza indestructible con la nuestra condición humana. Ella es el camino más corto para comunicarse con Dios, tal como lo expresa la sabiduría de miles y miles de peregrinos que hoy se acercan al Santuario, para agradecer a Dios los dones recibidos y para suplicar que no los abandone en la adversidad».
Luego, sobre la fecha patria, planteó: «El 9 de julio de 1816, declaramos ser independientes. Libres e independientes, no para aislarnos, sino para compartir lo que somos y tenemos con los demás pueblos, en un intercambio que favorezca el ejercicio de la libertad y la independencia para unos y para otros. Libres e independientes no para aislarnos y menos aún para colonizar a otros, sino para estrechar lazos de hermandad y de progreso para todos. Pero esa libertad e independencia es necesario construirlas empezando siempre por nosotros mismos, en nuestras instituciones y en todos los espacios de la convivencia ciudadana. No podríamos relacionarnos libres e independientes con otros pueblos, si no logramos ser libres e independientes entre nosotros mismos».
Posteriormente, expuso lo que él entiende son síntomas de deficiencia en el ejercicio de la libertad y la independencia, como la «tentación de clausurarse en sí mismos, con la convicción de poseer toda la verdad», algo que «conduce a la falta de escucha, a la negación del diálogo, y pone de manifiesto la incapacidad para establecer consensos y de mantenerlos en el tiempo».
En contraposición, el Arzobispo indicó como señal de buen ejercicio de la libertad y la independencia a «la apertura hacia el otro», que «es de capital importancia, ya se trate de una persona o de un colectivo humano, que se ejercita mediante el diálogo, la escucha activa y el intercambio creativo». También señaló el valor de mostrarse «sensible, comprensivo y paciente, con aquellos que persisten en mantenerse al margen, cautivos de sus ideologías».
OTRAS ACTIVIDADES
PROTOCOLARES
Antes del Tedeum, el calendario de actividades oficiales se inició con el toque de la Diana de Gloria, frente a la residencia del Gobernador, ubicada en la Costanera, donde se congregaron las principales autoridades provinciales y municipales. Seguidamente, la delegación de funcionarios se trasladó hasta la plaza 25 de Mayo, donde se izó la Bandera.
De allí, Valdés fue al patio de Casa de Gobierno, donde se compartía un desayuno mientras grupos chamameceros y folclóricos interpretaron su repertorio.
Por último, la comitiva se trasladó a la Costanera, donde se realizó un desfile cívico militar del que participaron más de 2.000 alumnos de 31 establecimientos educativos de la Capital, encabezados por sus abanderados y escoltas, acompañados por sus docentes. Hicieron lo propio también fuerzas de seguridad y excombatientes de Malvinas de toda la provincia. Todo esto acompañados por las melodías de las bandas de música de la Policía de Corrientes, el Servicio Penitenciario de la Provincia y el Ejército.
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