En el Día de los Fieles Difuntos, el Arzobispo de Corrientes Andrés Stanovnik habló con la prensa local sobre cómo los más jóvenes transitan esta fecha instalada en el calendario local, para conmemorar a quienes ya no están físicamente. «La juventud no piensa en la muerte. Siempre las nuevas generaciones apuntan a la vida y cuando pasan los años uno se da cuenta que la muerte es una realidad, es parte dela vida», explicó.
«Es bueno que las generaciones más avanzadas le recordemos a los jóvenes que la vida pasa muy pronto y que hay que apuntar a las cosas grandes, no a las cosas chicas. Hay que tratar de vivir buenos vínculos con los demás que es lo que queda y es lo que refuerza este día”, sostuvo.
«La muerte es parte de la vida, desde que nacemos empezamos a morir. Es real, dejamos una etapa, nos abrimos a lo desconocido. Después de la niñez a la adolescencia y de la adolescencia a la juventud y adultez, son otras etapas», explicó el arzobispo minutos antes de celebrar la misa que iba a presidir en el cementerio.
«Es un día de cierta congoja porque recordamos a nuestros padres, madres, hermanos, abuelos, amigos, tíos», manifestó, y señaló que también esperanza, ya que «no es solo mirar hacia atrás, es recomponer vínculos en la vida, y es posible mirar hacia adelante sabiendo que Dios al final nos espera«.
«En es un día para recordar a los amigos y personas con las que establecimos lazos profundos y también con los que no logramos establecer vínculos o que nos han hecho mucho daño», pidió. «Es bueno perdonar, no para justificar el daño, sino para liberarse del veneno que significa el rencor. Es uno el que se hace daño», reflexionó.
“Que esta etapa nos reconcilie y sobre todo con Dios, que significa traerlo en el centro de nuestra vida que asumió en nuestra condición humana, es un mensaje de reconciliación y por consiguiente de esperanza para mejorar los vínculos entre nosotros”, destacó.
Fotos: Luis Gurdiel