«Siempre listo», no es una simple afirmación. Menos, cuando lo dice un scout, porque implica un compromiso de solidaridad, compañerismo, acción y servicio a los demás. Y es una convicción que se mantiene a prueba de cualquier obstáculo, incluida la pandemia del coronavirus.
Fue lo que ocurrió con el Grupo Scout Nuestra Señora del Rosario, también conocido como el «de la Catedral». En diálogo con EL LIBERTADOR, una de sus referentes contó cómo afrontaron esta situación que los obligó a reinventarse a través de la virtualidad.
«Nos sorprendimos todos de la capacidad que tuvimos de generar actividades a pesar de que no podíamos reunirnos en persona como tanto nos gusta y caracteriza», dijo Cinthia Ávalos, la jefa de ese grupo. Mencionó que, justamente, los primeros meses del aislamiento estricto fueron un desafío porque los tomó por sorpresa, como a todos. «Este año ya planificamos las actividades teniendo en cuenta que, otra vez puede ser todo de manera virtual», agregó.
Cinthia contó que desde la llegada de la pandemia y hasta el final del año pasado, la mayor parte del grupo estuvo en sus casas. Después de ese período y sólo cuando se comenzaron a flexibilizar las medidas más estrictas, los adultos del grupo fueron los únicos que pudieron volver a participar de actividades presenciales. «Trabajamos con el merendero ‘Zapatitos’, del barrio Pirayuí. Hacíamos la merienda para los chicos, se les juntaban zapatillas, mercaderías o ropas. Por suerte eso lo pudimos hacer», dijo.
De hecho, la presencialidad para el grupo completo regresó recién este año, entre febrero y marzo, cuando volvieron los más chicos. «Fue muy lindo verlos. Ellos estaban muy ansiosos y contentos», describió la Jefa Scout.
También contó que ahora, el retorno a la fase 3 en la ciudad determinó que volvieran a las reuniones por Zoom. Eso, sin embargo, no les impidió seguir trabajando. Y en esto, tiene mucha importancia el espíritu activo del grupo.
«De pronto vimos que cada miembro iba aportando ideas de cosas para hacer y así, por ejemplo, mientras los chicos aprendían a hacer tortas fritas, con la ayuda de sus padres, los jóvenes colaboraban con la difusión de nuestras actividades. De esa forma en ningún momento nos quedamos sin cosas por hacer», detalló.
Cinthia explicó también que los Scouts de la Catedral se dividen en cuatro grandes grupos divididos por edades, desde los siete años hasta los 21. Cada uno de estos, tiene un adulto a cargo con los que se generan actividades específicas. «En el caso de los más pequeños, por ejemplo, como para ellos todo es una novedad, tratamos de mantener su atención con actividades manuales. Además, este año tuvieron casi dos meses de actividades presenciales y ahora se juntan todos los sábados con sus compañeros, a través de Zoom».
Finalmente, sobre si les cuesta más hacer que los miembros participen, la Jefa del Grupo fue muy clara: «Una gran diferencia con la escuela, por ejemplo, es que ser scout no se toma como una obligación. Es ser voluntarios y eso se los enseñamos desde que son chiquitos, que lo que hacen es porque así lo quieren», completó.
Abrigados, campaña para ayudar a los que menos tienen durante el frío
«La solidaridad es el peldaño inicial para mejorar el mundo en que vivimos», dice el grupo en su cuenta oficial de Instagram y así invitan a la comunidad a colaborar con el proyecto «Abrigados». Se trata de una campaña con la cual juntan abrigos para donarlos a los que menos tienen.
Ayer se realizó la primera jornada, en el estacionamiento de la Iglesia Catedral Nuestra Señora del Rosario, ubicada sobre la calle Yrigoyen, donde recibieron las primeras donaciones. «Juntamos frazadas, camperas y buzos, todos los sábados de junio y julio, mientras dure el frío. Luego las ponemos en condiciones, si hay que arreglarlos o lavarlos y los donamos. Es nuestra manera de colaborar», dijo Cinthia.
Para completar, que las doaciones se pueden hacer los sábados, desde las 15 o comunicarse con ellos a través de las redes sociales.
Una gran familia que
crece a través de los años
Por lo general, el grupo comienza sus actividades entre marzo y abril, es entonces, cuando los interesados en ser parte de la «familia scout», pueden acercase a presenciar las jornadas.
«Todo se informa a través de nuestras redes sociales. Ese primer día, cuando una persona llega y quiere anotarse, si hay lugar, se la inscribe. También tenemos una larga lista de espera y cuando vemos que alguien se baja, llamamos al que está después», detalló la referente.
«Ahora, en la Catedral, somos 95 personas de distintas edades, desde los más pequeños a los adultos. Solemos ser más, pero lamentablemente por cuestiones de protocolo, este año no inscribimos a los más pequeños. Y siempre se acercan personas interesadas a las que tratamos de incluir. Es una hermosa experiencia de la que nadie se puede quedar fuera», finalizó,