San Lorenzo hizo historia al imponerse de forma heroica ante Quimsa en el quinto juego de las finales de La Liga Nacional y consagrarse campeón. Además de los récords de títulos consecutivos y la insólita marca del Penka Aguirre, que ganó las últimas seis ediciones, este triunfo le permitió a Silvio Santander entrar a un selecto grupo de entrenadores.
El director técnico de San Lorenzo se convirtió en el octavo entrenador que tiene al menos dos coronaciones en la competencia doméstica e igualó la marca de Luis Martínez y Gonzálo García, que a diferencia de él lo alcanzaron en un mismo club. El vigente campeón lo hizo con Quimsa en 2015 y ahora con el Ciclón.
Dentro de ese Top 8, el que encabeza la lista es Sergio Hernández con seis títulos. El Oveja fue el mandamás en tres clubes que dominaron la Liga en diferentes momentos. Primero con Estudiantes de Olavarría a principios del Siglo XXI, luego con Boca y por último con Peñarol de Mar del Plata, donde consiguió el primer tricampeonato, que fue superado por San Lorenzo en este último lustro.
Julio Lamas fue otro de los que pasó por varios clubes y ganó en casi todos. El actual entrenador de la Selección de Japón se consagró cinco veces. Le dio su primera corona al Xeneize a finales de la década del noventa, ocho años más tarde alcanzó la cima con Ben Hur, también lo hizo con Libertad de Sunchales en 2008 y cerró con el inicio del proceso de los de Boedo con dos títulos consecutivos.
Rubén Magnano fue parte de diferentes procesos que terminaron con títulos, pero todos al mando de su querido Atenas. Primero en 1992, luego metió un bicampeonato entre el 1998 y 1999, y volvió en 2009 para devolverle la alegría al club cordobés, el más ganador de la historia de la competencia.
Walter Garrone está cuarto en la lista con tres títulos al igual que Horacio Seguí, con la particularidad que este último no terminó uno de los ciclos en los que se lo considera campeón.
El Penka Aguirre, una
máquina de sumar títulos
Esta vez llegó a su equipo con la temporada empezada y con un San Lorenzo que aún estaba armándose y acomodándose a un formato de torneo distinto debido a la pandemia que atravesó todo lo que encontró a su paso. Explicar esta dinastía de San Lorenzo, sin el nombre propio de Nicolás Aguirre es imposible, ya que además del hecho fáctico de haber estado en todos los títulos del Ciclón, su ascendencia y personalidad dentro de la cancha lo pone a la par de un factor táctico.
Para su vuelta al básquet grande, San Lorenzo optó por tres nombres propios fuertes para armar su estructura, Julio Lamas desde la dirección técnica, Walter Herrmann como figura de experiencia y Nicolás Aguirre como el MVP del Quimsa campeón de la temporada anterior. También estaba un joven Gabriel Deck que ya había mostrado sus credenciales, pero aún no era el líder desde el juego que fue después, como si lo podía ser el Penka al momento de manejar los ritmos de un equipo nuevo en una experiencia casi inédita para la institución de Boedo.
Lo conseguido por la Fusión y además siendo el mejor jugador de la temporada, indicaba que el Penka no se iba a mover de su casa, de sus seres queridos, de su ciudad, de su provincia, pero la oferta económica importante en una caja de resonancia como la de un club grande de fútbol lo instó al santiagueño a ir por más y hacer a un lado la zona de confort.
Si hay algo que se puede aseverar de Aguirre es que los títulos, los éxitos no le cambiaron su forma de jugar, su liderazgo siempre fue un rasgo distintivo en su menú como jugador. Saber que tecla tocar dentro de la cancha, a quien buscar y en qué momento, lo transforma en el cerebro del equipo sin tener que hacer mucho alarde de destreza técnica, sino con hacer las cosas simples cuando el partido lo pide o la situación lo amerita.
La postemporada pareciera encender un interruptor en Aguirre, su juego se crece desde lo intangible, su personalidad se agiganta y el respeto que emana se esparce por las mentes de los oponentes y sobre todo de los bases que tienen que lidiar con su paciencia para defender y su tozudez de que el rival no podrá superarlo de ninguna manera.
En los libros de la historia grande de la Liga Nacional ya está estampado su nombre y sus seis títulos seguidos, siendo hasta el momento el único jugador que ganó cinco anillos o más y nunca perdió una definición. Leonardo Gutiérrez es quien más títulos obtuvo con diez, pero cayó en una serie definitoria jugando para Atenas contra Estudiantes de Olavarría.
Otro de los datos estadísticos destacables para reconocer la magnitud del base de San Lorenzo es que que en esta definición se transformó en el máximo asistidor de todos los tiempos de las finales de Liga Nacional, superando en ese rubro a Facundo Sucatzky, quien tiene 108 asistencias en 22 juegos y ahora fue superado por Aguirre con 128.