Aún resuenan las quejas (diarias) de los usuarios del tramo de la ruta 12, concesionada por el Estado nacional desde 2020, entre Saladas y la Capital correntina, por la decisión de exigir que la marcha de los vehículos sea con una máxima de 80 kilómetros por hora. Para muchos, un placebo que deberá aplicarse durante un lapso de tiempo breve, puesto que la problemática de la siniestralidad vial en dicho trayecto demanda más que cartelería limitante de velocidad.
20-CONTRATAPA-5Así lo dejaron en claro algunos de los intendentes cuyas localidades lindan con el camino nacional. En las últimas horas, el jefe comunal de Empedrado, José Cheme fue uno de los que habló. Lo hizo con EL LIBERTADOR para detallar lo que fue una reunión que mantuvo con sus pares donde ratificaron el pedido urgente de obras para el tramo de 100 kilómetros.
El mandatario municipal de la «Perla del Paraná» aseveró que se trata de un sector del corredor «que comprende la zona más caliente, que sería desde Saladas hasta Capital».
«Queremos acompañar las gestiones que lleva a cabo el gobernador de la provincia, Gustavo Valdés, ante Nación solicitando la ejecución de las obras, en principio repavimentación, ampliación de banquinas y señalética», indicó Cheme para dejar en claro que desde hace años se viene solicitando la prolongación de la autovía Travesía Urbana (actualmente en construcción), «pero lo más urgente son estas necesidades. Todo por una cuestión de seguridad. Lo más importante es salvar vidas», agregó.
Los jefes comunales se manifestaron en varias oportunidades. Primero, a través de una carta abierta; luego, con encuentros con diferentes autoridades de distintas órbitas de gobierno. Y el próximo paso sería, tal como comentó el Intendente de Empedrado, añadir el andarivel parlamentario a la cuestión. «Sumar a ambas cámaras con la aprobación de una norma, una emergencia vial de manera urgente; así como a los legisladores nacionales de todas las bancadas, tanto senadores como diputados, para que juntos exijamos al Ejecutivo nacional que lleven a cabo las obras que son necesarias porque se está cobrando muchas vidas (la ruta)», remarcó.
Bloque comunal
El reclamo de más obras en la ruta 12 y la ampliación de la autovía cuenta con el acompañamiento explícito de los intendentes Raúl González (El Sombrero), Juan Acevedo (San Lorenzo), Noel Gómez (Saladas), Pablo Guastavino (Mburucuyá) y Martin Jetter (Riachuelo).
Quejas, obras y radares
Luego de sucesivos siniestros fatales en la ruta 12, más precisamente entre los kilómetros 940 y 1023, desde Vialidad Nacional y Corredores Viales decidieron aplicar una reducción de velocidad máxima permitida. Se definió que 80 kilómetros por hora fueran el tope entre Cuatro Bocas (Saladas) y Corrientes (Capital), con la inmediata colocación de radares y cartelería para sancionar a quienes los superen.
Desde la perspectiva oficial, una medida que contribuirá a reducir los riesgos de choques y muertes en la ruta 12; sin embargo, los conductores que a diario transitan por la zona observaron todo lo contrario, puesto que es un tramo en el que mayor cantidad de vehículos se amontona, con el consecuente riesgo de sobrepasos y demás variables que contribuyen a mayor siniestralidad.
El reclamo de los intendentes es claro y contundente. Requieren del compromiso de legisladores provinciales y nacionales para exigir que se proyecte una ampliación de la aletargada autovía que apenas contempla un trayecto de poco más de 12 kilómetros. Por ello, sostienen, al igual que quienes conducen, que los radares y los 80 km/h deberán entenderse como algo temporario y no la solución.
Es conveniente señalar que la Ley de Tránsito 24.449 establece, en su artículo 51, la velocidad máxima permitida según los vehículos y las zonas. En zona rural, que sería el de la ruta 12 en cuestión, motocicletas, autos y camionetas tienen permitido alcanzar los 110 kilómetros por hora. Sin embargo, en el artículo 52, menciona los «límites especiales».
Allí aparecen los «Señalizados», con la especificación de que serán los «que establezca la autoridad del tránsito en los sectores del camino en los que así lo aconseje la seguridad y fluidez de la circulación».
Hete aquí el detalle primordial para los que deben padecer el abarrotado tránsito entre Saladas y Capital, «seguridad y fluidez de la circulación». Estos requisitos no se estarían cumpliendo con la obligación de aminorar la marcha. Por lo menos, y en lo inmediato, el de facilidad de tránsito, puesto que al ya tedioso viaje de dichos 100 kilómetros de ruta, plagado de vehículos de todo tipo de porte, se le agregó la merma de velocidad, lo que adosó un detalle más de demoras y riesgo.
Otro dato que argumenta esta necesidad de mayor flujo vial lo da la normativa que dispone los tiempos de espera en las cabinas de peaje, por ejemplo. Hasta dos minutos para vías exclusivas para automóviles. Tres minutos para tránsito mixto (pesado y liviano), con quince como el número máximo de vehículos en una fila para realizar el pago del peaje que no podrá excederse. En caso contrario, la barrera deberá levantarse en todas las vías habilitadas.
Esta exigencia no es fortuita, sino que asume como prioritaria la necesidad de no amontonar autos, camionetas y camiones, ya que luego (al acelerar) se asume un sinfín de riesgos propios de la marcha que se alcanza en dichos caminos.
.