Texto y fotos: María José Alcaráz
EL LIBERTADOR
El Portal Carambola de Concepción del Yaguareté Corá suspendió las actividades náuticas con embarcaciones a motor, debido a la extrema bajante hídrica. Se cancelaron los paseos en lancha así como anteriormente se había decidido con las de canoa encinchada, y se mantendrán únicamente de las excursiones en kayak.
«Nunca se vio una sequía así, todos lo dicen», afirmó el guía Jorge Ávalos de la empresa Iberá Guazú a EL LIBERTADOR, en el último recorrido por el arroyo Carambolita que se realizó el sábado 17.
El agua cristalina es un recuerdo del pasado. Luego de los incendios del verano pasado, el cauce tomó una tonalidad marrón. El verde retornó a los pastizales que lo rodean, así como las aves que se posaron en las orillas o los carpinchos que se zambullían, mientras los turistas avanzaban en la lancha. Sobre la línea del horizonte, una ligera cortina de humo de algún foco de incendio lejano.
RESERVAS DE AGUA
Los problemas de usar este medio para transportarse por el arroyo escaso de agua son el daño que podría causarse a los peces con las hélices y -como se vivió durante la experiencia- los bancos de arena que provocan el encallamiento del mismo.
Ávalos trabaja desde hace tres años como guía de la empresa, pero lleva toda una vida desplazándose por los esteros. «Si no llueve en 15 días, los peces van a morir», vaticinó. Explicó que el agua al calentarse por las altas temperaturas, tiene como efecto la falta de oxígeno para la subsistencia de las especies.
El cielo encapotado que acompañó la excursión otorgaba una ligera esperanza. Sin embargo, se necesitarían de 300 milímetros de lluvia de manera constante para el caudal recobre su brío. Las precipitaciones ocasionales no tienen el impacto necesario para revertir la situación.
Al ser consultado si los otros animales abandonarían el cauce en caso de que los niveles de agua siguieran bajando, contestó que el arroyo Carambolita era la única reserva de agua en la zona. No tendrían más alternativa que quedarse ahí.
IMPACTO ECONÓMICO
El cierre de estas actividades perjudica a los emprendedores que se dedican a la prestación del servicio de excursiones. La empresa Iberá Guazú cuenta con cuatro lanchas, las cuales habrían sido retiradas del muelle Juli Cué, sin una fecha determinada para regresar a la actividad.
El verano pasado, el paisaje arrasado por las llamas causó la tristeza de estos emprendedores fieles al espíritu conservacionista del Parque Iberá, y según el pronóstico del guía, esta temporada podría ser igual o peor porque los focos persisten, a partir de la basura que provoca un «efecto lupa» de los rayos solares sobre los pastizales que -al estar tan secos- son altamente inflamables, o las quemas intencionales que se inician pese a estar prohibidas.
Este año, la actividad turística tuvo su repunte luego de los incendios en Semana Santa y las vacaciones de julio, que serían las nuevas fechas ideales para visitar los humedales por sus condiciones hídricas. Este verano, a partir de la decisión tomada por la Dirección de Parques y Reservas de la Provincia a fin de preservar el espacio natural, algunos emprendimientos de servicios deberán entrar a un receso obligatorio.
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