Se concretó ayer la renuncia de Sergio Massa al frente de Diputados de la Nación, con el objetivo de asumir hoy como «superministro». Fue en una sesión especial que tuvo los típicos condimentos de cuando se trata algún tema espinoso para la sociedad, en el que el oficialismo y la oposición se trenzan en cruces irónicos y/o vehementes. En esta oportunidad, el reemplazo de una figura controversial como la del tigrense, así como la escala de sucesión presidencial consecuente de ello fueron enervando los nervios en las bancas.
20-CONTRATAPA-2Más allá de la formalidad para la salida del ahora titular de Economía, Agricultura y Producción, la elección de Cecilia Moreau (hija del ultra cristinista Leopoldo) para presidir el cuerpo legislativo encendió la mecha. Quienes calentaron el ambiente fueron los de Juntos por el Cambio de paladar negro, que también aprovecharon para lanzar munición contra un diluido Alberto Fernández.
Así, la oposición le quitó un halo de victoria y emoción que se intentó dar desde el Frente de Todos a una jornada que representa el tambaleante andar del Gobierno central. Es que Sergio Massa se despidió de la Presidencia de la Cámara de Diputados emocionado, acompañado de su familia, con los militantes del Frente Renovador, y hasta derramó lágrimas en la reunión de bloque, en la de labor parlamentaria.
Esta tesitura fue contenida en el recinto, donde el bloque opositor espetó una catarata de cuestionamientos por la situación económica del país y la falta de un plan a largo plazo.
La designación de quienes fueron los oradores por parte de Juntos por el Cambio marcó el tono. En el caso del PRO no fue el presidente del bloque, Cristian Ritondo, sino que la exposición quedó en manos del diputado, Waldo Wolff, quien mostró énfasis en sus palabras porque es señalado como uno de los «halcones».
«No entiendo el clima de algarabía y de relanzamiento de Gobierno», manifestó el legislador y cosechó los primeros silbidos desde los balcones. «Nos quieren hacer creer que son algo diferente, pero ustedes son parte de este Gobierno». Mientras tanto, Massa lo miró fijo y asintió en relación a su pertenencia.
Por el bloque de la UCR habló su presidente, el diputado Mario Negri, quien tiene una vieja relación con la diputada Moreau, a quien conoce de muy joven. Luego de sumar su bloque a la abstención, el legislador repitió que faltan cuatro meses para terminar el mandato de esta presidencia en la Cámara -se renueva cada año- y señaló: «Nos van a tener en estos cuatro meses bajo la nueva Presidencia, trabajando. Queremos hablar de lo que le pasa a la gente y actuar con racionalidad».
Luego, Negri tomó la línea discursiva de Juntos por el Cambio y dijo: «El bloque opositor tiene derecho a pedirles que para reordenar y buscar certidumbre no se empujen entre ustedes».
Por su parte, Juan Manuel López (Coalición Cívica) pidió «ser muy sobrio con las palabras y recordar que estas sesiones son momentos de enorme relevancia institucional». Sin embargo, arremetió contra el Ejecutivo y expresó: «Tenemos un Presidente con muy poca entidad política y bajísima entidad institucional. Tenemos una Vicepresidenta encausada en varios expedientes por haber incurrido en graves delitos dolosos contra el Estado que conllevaron enriquecimiento».
Luego hizo referencia a que «en estos días se habló de Ley de acefalía, de adelantamiento de elecciones». Esto último generó un fuerte rechazo del bloque del Frente de Todos que le respondió a los gritos.
Pero el discurso más disruptivo fue el del presidente del bloque de Evolución Radical, Rodrigo de Loredo. Otro de los denominados «halcones». Luego de elogiar -en un primer momento- el rol de Massa como presidente de la Cámara de Diputados, le apuntó a su nuevo rol y le dijo que la duda que le quedaba era que no sabía si era «un hombre de Estado o un hombre que iba a apropiarse el Estado». Esas palabras generaron las primeras recriminaciones de parte del bloque del Frente de Todos en su discurso.
Pero lo más llamativo no fue eso, sino que De Loredo aprovechó sus minutos para pedirle a Massa un «gesto y prueba» de que no llegó al cargo de ministro para ser un «administrador de la decadencia argentina», y a partir de eso le demandó que hiciera «una renuncia explícita a cualquier aspiración para ser candidato a Presidente en 2023.
Espaldarazo
En el recinto, ayer, se colocaron en posición estratégica dos pesos pesados de la política central, el ministro del Interior, Eduardo «Wado» de Pedro y el hijo de la Vicepresidente de la Nación, referente del oficialismo en la Cámara baja, Máximo Kirchner. Ambos, abrazaron al desde hoy «superministro», como señal de apoyo del Gobierno y del núcleo político que dirige los hilos de la gestión.
En el mundo de la política, donde los gestos son la clave, el primero en saludar a Massa fue el ministro de Interior y hombre fuerte de la Casa Rosada, Wado de Pedro. El gesto fue recíproco porque Massa bajó de la Presidencia y se ubicó al lado del más influyente de los funcionarios en el palco de invitados.
Por su parte, Máximo fue el único diputado del bloque de 118 legisladores que se paró y fue saludar al nuevo Ministro de Economía, Producción y Agricultura.
Mujeres, al frente
Cecilia Moreau fue elegida titular de Diputados en reemplazo de Massa. Fue sin el apoyo de Juntos por el Cambio, desde donde anticiparon que se abstendrían en la sesión (misma estrategia que la izquierda). De todas formas, se convirtió en la primera mujer en presidir el recinto de la Cámara baja. Además, se dio otra situación histórica. Por primera vez habrá tres mujeres en la línea de sucesión presidencial. El tridente quedó conformado por la vicepresidente de la Nación, Cristina Kirchner (esposa del ex primer mandatario); la presidente provisional del Senado, Claudia Ledesma Abdala de Zamora (esposa del Gobernador de Santiago del Estero) y la titular de la Cámara baja, Cecilia Moreau (la hija de Leopoldo, dirigente radical y hombre de extrema confianza del núcleo que opera desde el Instituto Patria).
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