Entre armazones, plumas y lentejuelas, las familias se reúnen en los distintos galpones para terminar de armar los trajes y carrozas. A contrarreloj avanzan con los últimos preparativos de esta fiesta municipal, que dará inicio el próximo jueves 26 en el Bañado Norte.
En la casa de Mónica Retamero, coordinadora general de la agrupación Los Dandys, una habitación se convirtió en el taller carnavalero donde se reciclan trajes de ediciones pasadas, y otros donados por las comparsas oficiales. En la mayoría de los casos, se utilizan cartones, botellas de plástico, entre otros materiales para confeccionar nuevo vestuario en un claro compromiso con el ambiente.
«Contamos con un banco solidario en el que reciclamos trajes e instrumentos donados, clasificamos por piezas, separando lentejuelas, piedras, canutillos. Y con las chapitas de las gaseosas confeccionamos los rocars de la escuela de samba», detalló. «Reciclar y recuperar es nuestra tarea todos los años», remarcó la referente de la agrupación que este año presenta «La fantasía de seguir siendo payasos».
Los integrantes de la comparsa Ñandé Mbareté, divididos en grupos de abuelas, madres y padres, pegan y cosen lentejuelas y piedras, construyen armazones para las carrozas, mientras comparseros ensayan coreografías y ritmos en un galpón prestado por un vecino del barrio Juan XXIII.
«Esto es un gran trabajo comunitario y solidario», enfatizó Nancy Coronel, coordinadora general de la comparsa Ñandé Mbareté que este año presenta «Leyenda urbana: la rubia Mireya».
Como la gran mayoría de las comparsas barriales, el reciclaje es una de las premisas a la hora de poner manos a la obra. «En este galpón trabaja la comisión y un grupo de padres solidarios en la confección de las carrozas y trajes utilizando botellas de plástico, tiñendo plumas y telas. Siempre estamos reinventándonos con los materiales», sostuvo.
Cartones, latas de cerveza, diarios, revistas, forman parte de lo reutilizado, además de zapatos, armazones de espaldares y casquetes donados, y que se devuelven para ser usados el año siguiente.
Con apenas cinco años de existencia, la comparsa Aramú del barrio Bañado Norte se caracteriza por un gran porcentaje de sus trajes confeccionados con materiales reciclables. Con plumas hechas en telas y boas con bolsas de plástico, se confeccionan casquetes y espaldares en una vivienda de la calle Vélez Sarsfield. Además, le dan «una segunda oportunidad» a sorbetes, botellas plásticas, cds, chapitas, latas de gaseosas y focos.
Días y noches de desvelo reúne a un grupo de señoras pegando materiales y armando estructuras. En esta edición, su tema se referirá a un personaje de la mitología griega «La leyenda del pegazo». «Contamos con una ayuda económica del Municipio, al que agradecemos, pero también hacemos diferentes beneficios para poder solventar todos los gastos», dijo la presidenta de la comparsa, Griselda Bullón.
Como ellas, la treintena de comparsas que participan de los corsos barriales poniendo su pasión, trabajo y horas de dedicación para brillar en cada edición de Momo y reivindicar a la Capital Nacional del Carnaval.
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