Coqui -no es un secreto- desde hace tiempo trabaja para ser Presidente. Coinciden en él, dos condiciones. La de ser un político de fuste y un economista bien formado. En lo político, muestra trayectoria y militancia, y algo esencial como es la perseverancia, y poder mostrar resultados. En sus alforjas el haber recuperado para el peronismo la Gobernación en un mano a mano con Ángel Rozas que paradójicamente, y aunque lo nieguen podría repetirse en 2022. Fue Coqui quien quebró en una memorable segunda vuelta la hegemonía política del legendario caudillo radical, que aun hoy mantiene viva sus aspiraciones y que hace pata ancha en el radicalismo nacional como soporte de Gerardo Morales quien, ni lerdo ni perezoso, ha entendido que el poder real del centenario partido de Alem sigue pasando con «Coti» Nosiglia, con quien repasa una agenda para el tiempo que se viene. Fue Coqui quien bajó a competir por la Intendencia en el 2015, cuando un error de cálculo le impidió imponer su sucesor. Su mérito no fue tampoco menor y terminó recuperando para el peronismo la comuna de Resistencia, luego de 12 años de control por parte de Aída Ayala. Por aquello de que en política nunca se muere, este turno electoral podría volver a mostrar a la ingeniera Ayala, por dentro o por fuera del radicalismo, nuevamente en carrera por la Intendencia, un dato no menor como que de la nada, sin que esté largada la carrera, mide 12 puntos por sí sola en Resistencia.
Jorge Milton Capitanich sabe que necesita apoyos, aunque no es poca cosa su determinación de pelear la Presidencia. Los gobernadores necesitan uno que los represente, Cristina no ve con desagrado su postulación luego de lo que considera un error llamado Alberto. Coqui tiene un alto nivel de conocimiento a nivel país. Cierto es que genera rechazo en un sector de la prensa, pero esta circunstancia tampoco lo desfavorece. Hay un refrán que dice que el avión levanta vuelo porque tiene viento en contra, y muchas veces son los adversarios quienes aceleran una instalación que habitualmente no es fácil. Ocurrió con el general Juan Domingo Perón en las elecciones del 24 de febrero de 1946. Con todos los medios en contra, terminó ganando a toda la oposición junta.
Por estas horas, cierto es que la economía no muestra los mejores pronósticos, y en lo político el Frente de Todos ofrece una imagen que dista de ser la mejor por las diferencias en la coalición gobernante y la falta de liderazgo presidencial, pero no es menos cierto que esta circunstancia no termina favoreciendo a la inestable alianza opositora donde radicales y el PRO se cuentan las costillas, con una Lilita Carrió en el medio que nunca termina de jubilarse y que tiene más capacidad de daño hacia adentro que hacia afuera, más por lo mediático que por lo político, que pareciera haber entrado en una meseta de plano inclinado.
Mauricio Macri por estas horas le da aire a Patricia Bullrich para tirar para atrás a Horacio Rodríguez Larreta, cuyos signos de independencia nunca ha asumido. Apunta a nivelar y agudizar la pelea interna, aunque el objetivo de máxima es terciar en el momento que considere oportuno para quedarse con el paquete y protagonizar lo que él llama segundo tiempo, lo cual desconoce aquel dicho de que segundas partes nunca fueron buenas. El tiempo dirá… Por ahora, Coqui piensa en grande, aunque sin descuidar la chacra. Los que saben, aseguran que jugará como en el casino en las dos mesas, esto es la nacional pero antes la provincial.
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