No es de ahora. Desde hace décadas el país que es la cuna del fútbol, reconoce la excelencia del juego argentino, con sucesivas demostraciones al once nacional. Inglaterra no gana un mundial desde hace 56 años. El último fue en 1966, que se jugó en ese país y del que quedó el gesto impropio del famoso mediocampista boquense Antonio Ubaldo Rattín. Ni ese desplante con la Reina, ni la guerra de Malvinas han sido óbice para que las nuevas generaciones inglesas expresen su admiración por la excelencia del fútbol argentino, que se ve reflejado en Lionel Messi, a quien el mundo considera el más grande de todos los tiempos. Ejemplo dentro y fuera de las canchas, con una sucesión de logros alcanzados en su larga vida deportiva.
Un medio nacional como el prestigioso diario La Nación recogió en sus páginas estas impresiones. En sus párrafos iniciales, el matutino señala:
El minuto de silencio en todos los partidos de la décima fecha de la Premier League fue conmovedor. Había muerto Diego Maradona allá abajo, en el fin del mundo. Maradona partió un miércoles, y dos días después, el viernes, la BBC eligió retransmitir el partido de México ’86 como homenaje. Eligió revolver su herida como tributo. Señales, gestos. Rasgos culturales que no mezclan, sin prejuicios ni condicionamientos de archivo.
Los héroes de Qatar han sido agasajados en Inglaterra como en ningún otro lado. «Hay un campeón del mundo en el edificio», comienza el video institucional que le regaló Manchester City al volver Julián Álvarez al club. En la cancha, el 31 de diciembre, ante Everton, los fanáticos en el Etihad Stadium lo ovacionaron. Con Alexis Mac Allister la admiración ha superado hasta los límites imaginados. Un club, y los fanáticos, rendidos ante la admiración por su orgullo, el primer campeón del mundo de su historia. Porque de eso se trata, de orgullo.
Nada de lo que ha ocurrido es casualidad. Mejor, leerlo a Mauricio Pochettino, con años de convivencia en el medio británico, para entender el fenómeno. «En Inglaterra hay una descontrolada pasión por el fútbol, pero con respeto. Es un lugar donde el futbolista, el entrenador, es como un actor, un médico, un cirujano, es una persona respetada por la sociedad. Una persona que tiene un talento y eso despierta admiración en la sociedad inglesa. Cosa que, en la Argentina o en Sudamérica, o en algunos lugares de Europa, causa envidia. Y cualquiera se siente con derecho a desprestigiarte, insultarte, socavarte. Cosas que en Inglaterra se mantienen a salvo, y eso no tiene precio. Cuando tú vas a la cancha y no ves un espacio vacío en las gradas y la gente va a disfrutar, va a ver gente que le despierta admiración. Mientras que ves partidos en España o en la Argentina y te dan un poco de pena. La mitad de la gente va por cuestiones políticas, van a insultar, a agredir, a crear problemas… El futbol inglés es el ejemplo a seguir, claro, pero, cuesta decirlo, ¿No? Porque a nosotros, por todo lo que nos ha pasado, por el gran problema histórico que tuvimos, nos da un poquito de tirria todo lo inglés. Pero sinceramente es un lugar donde hay un gran respeto al profesional», le explicó a La Nación.
Los clubes ingleses, y sus hinchas, están felices de contar con Julián, con Alexis, con el «Carnicero» Lisandro Martínez, con Cristian «Cuti» Romero y con «Dibu» Martínez. Sienten como propios a los campeones del mundo que juegan en su liga. Los lucen. Hay un mandato, una tradición atada al respeto. En Tottenham, algunos hinchas todavía llevan una camiseta con una imagen que es la mezcla del rostro de Julio Ricardo Villa con el «Che» Guevara. Osvaldo Ardiles, directamente, es una leyenda. Fue incómodo vivir en Londres antes, durante y después de la guerra de Malvinas, pero nunca nadie los agredió.
Una vez, ante Leicester, en el viejo estadio White Hart Lane, los hinchas visitantes comenzaron a gritarles «uhhhhhhhhhhhh!» cada vez que tocaban la pelota, pero los fanáticos de los Spurs tomaron la escena con un atronador «¡Argentina, Argentina!».
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