La incertidumbre que rodeaba a la desaparición de Alberto Camargo, un hombre de 55 años oriundo de Santo Tomé, llegó a su fin de la manera más trágica. En la mañana de este martes, fue hallado sin vida después de 24 días de intensa búsqueda. Su cuerpo, en avanzado estado de descomposición, sugiere que el deceso habría ocurrido hace varios días.
Camargo había sido contratado para desempeñarse como sereno por un período de dos días en un establecimiento rural situado a unos 60 kilómetros de Santo Tomé, accesible por un camino vecinal que se desprende de la Ruta Provincial 40, a 20 kilómetros de esta. Fue el 26 de agosto cuando lo llevaron al lugar. Dos días después, el 28 de agosto, cuando sus empleadores regresaron para buscarlo, no lo encontraron.

A partir de ese momento, se activó un protocolo de búsqueda exhaustivo. Efectivos policiales de la Comisaría Primera de Santo Tomé llevaron a cabo intensos rastrillajes a pie y a caballo en la propiedad rural y sus alrededores, pero las labores iniciales no arrojaron resultados positivos. Para reforzar las tareas, la Dirección de Defensa Civil de la Provincia de Corrientes también contribuyó con el uso de drones, ampliando el radio de búsqueda.
Con el paso de los días, las esperanzas de encontrar a Camargo con vida o incluso su cuerpo comenzaban a desvanecerse por completo. Sin embargo, el curso de la investigación cambió drásticamente este martes cuando integrantes de una familia residente en las cercanías del lugar del hallazgo comunicaron a la Policía de Corrientes sobre la presencia de un cadáver que, de entrada, se dio por seguro que pertenecía a quien en vida fuera Alberto Camargo.
Aunque en un principio se especuló con la posibilidad de que el hallazgo fuera dentro de una propiedad rural de la zona, las fuentes policiales indicaron que el cuerpo de Camargo fue encontrado a unos 30 kilómetros del punto donde había sido dejado el 26 de agosto. El avanzado estado de descomposición del cuerpo es un indicio claro del tiempo transcurrido desde su fallecimiento. Las mismas fuentes señalaron que el cadáver habría sido blanco del accionar de alimañas salvajes, específicamente caranchos, que son abundantes en esa zona.
Alberto Camargo era una figura conocida en Santo Tomé, donde vivía en una situación de calle. Solía dormir en el interior de un baño público que se encuentra en el camping municipal, muy cerca del río Uruguay, y se lo podía ver frecuentemente en las calles de la ciudad vendiendo pescados.
Tras el descubrimiento, se notificó de inmediato a la fiscalía de Instrucción con asiento en Santo Tomé, y una partida policial se dirigió al lugar para realizar las diligencias correspondientes. Aún restan por determinar las causas exactas que provocaron su muerte y el momento preciso en que falleció, según informaron fuentes confiables a este medio. La investigación continúa para esclarecer completamente las circunstancias de este lamentable suceso.

