Por el Padre Horacio Da Silva*
Asesor de Medios de Comunicación del Arzobispado.
Hermanos:
-Darás luz a un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados (Mateo 1, 21).
-Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo» (Lucas 2, 10).
-He aquí, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: Dios con nosotros (Mateo 1, 23).
Ella es «María»; Virgen, Reina y Madre, por sobre todas las cosas.
A pocos días de revivir la celebración mariana de la Natividad de Nuestra Señora, la Virgen María, se debe recordar la importancia de su nacimiento y existencia en la Tierra y quién fue realmente en la vida del Salvador.
El nacimiento de la Virgen o Natividad de María es una de las trece fiestas marianas del Calendario Romano General de la Iglesia Católica. Se celebra el 8 de septiembre, nueve meses después de la dedicada a la Inmaculada Concepción de la Virgen que se celebra el 8 de diciembre.
La celebración de la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María es conocida en Oriente desde el siglo VI y fue fijada el 8 de septiembre, debido a que ese día es el que abre el año litúrgico bizantino, el cual se cierra con la Dormición, en agosto. En Occidente, fue introducida hacia el siglo VII y era celebrada con una procesión-letanía, que terminaba en la Basílica de Santa María La Mayor.
María era una joven que confiaba en Dios, vivía en Nazaret, sus papás se llamaban Joaquín y Ana. Ellos siempre habían rezado a Dios. Cuando María nació, Joaquín y Ana se sintieron muy felices y siendo una niña la presentaron en el Templo de Jerusalén para que sirviera a Dios. María fue una joven amable y humilde, recibió la visita del ángel Gabriel que vino de parte de Dios a anunciarle que había sido elegida para ser la madre de su Hijo Jesús, ella aceptó cumplir su voluntad.
Esta festividad también tiene varias advocaciones por su importancia, respeto y veneración hacia la Madre del único Salvador del mundo.
Es un aire puro y fresco, como alrededor de la Tierra su merced está presente. Entre ellas, que destacan:
- La Divina Infantita en México o Nuestra Señora de la Natividad: se trata de una representación de la Virgen María en su infancia y venerada en algunas localidades mexicanas, como por ejemplo la de la parroquia de La Inmaculada Concepción de la Colonia Chapultepec, imagen de apenas 6 centímetros.
- Virgen de Covadonga, festividad principal de la comunidad autónoma del Principado de Asturias; entre tantas. (Datos Históricos).
La fiesta tiene la alegría de un anuncio premesiánico. Es famosa la homilía que pronunció San Juan Damasceno (675-749) un 8 de septiembre en la Basílica de Santa Ana, algunos párrafos expresa:
«¡Ea, pueblos todos, hombres de cualquier raza y lugar, de cualquier época y condición, celebremos con alegría la fiesta natalicia del gozo de todo el Universo. Tenemos razones muy válidas para honrar el nacimiento de la Madre de Dios, por medio de la cual todo el género humano ha sido restaurado y la tristeza de la primera madre, Eva, se ha transformado en gozo. Ésta escuchó la sentencia divina: parirás con dolor. A María, por el contrario, se le dijo: Alégrate, llena de gracia!
¡Oh felices entrañas de Joaquín, de las que provino una descendencia absolutamente sin mancha! ¡Oh seno glorioso de Ana, en el que poco a poco fue creciendo y desarrollándose una niña completamente pura, y, después que estuvo formada, fue dada a luz! Hoy emprende su ruta la que es puerta divina de la virginidad. De Ella y por medio de Ella, Dios, que está por encima de todo cuanto existe, se hace presente en el mundo corporalmente. Sirviéndose de Ella, Dios descendió sin experimentar ninguna mutación, o mejor dicho, por su benévola condescendencia apareció en la Tierra y convivió con los hombres».
Si pensamos por cuántas cosas podemos hoy alegrarnos, cuántas cosas podemos festejar y por cuántas cosas podemos alabar a Dios, todos los signos, por muchos y hermosos que sean, nos parecerán tan sólo un pálido reflejo de las maravillas que el Espíritu de Dios hizo en la Virgen María, y las que hace en nosotros, las que puede seguir haciendo… si lo dejamos. (Relato histórico religioso).
¡Qué variadas capacidades tienen los seres humanos, si se empieza a buscar guiados por la fe y que ella sea una brújula para conocer más de religión y cuán tan cerca estarán del Señor Jesús y María! ¡Qué acierto es poder leer tantos textos dedicados a La Madre y que privilegio de los que poseen la inspiración del Espíritu Santo para escribirlos!
Qué sublimes y tan dulces son estos versos como su nombre:
«Hoy nace una clara estrella,
tan divina y celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.
De Ana y de Joaquín, oriente
de aquella estrella divina,
sale su luz clara y digna
de ser pura eternamente:
el alba más clara y bella
no le puede ser igual,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.
No le iguala lumbre alguna
de cuantas bordan el cielo,
porque es el humilde suelo
de sus pies la blanca luna:
nace en el suelo tan bella
y con luz tan celestial,
que, con ser estrella, es tal»
(San Efrén, año 333).
«Señora Nuestra Santísima, Madre de Dios, llena de gracia:
Tú eres la gloria de nuestra naturaleza humana,
por donde nos llegan los regalos de Dios.
Eres el ser más poderoso que existe, después de la Santísima Trinidad;
la Mediadora de todos nosotros ante el mediador que es Cristo;
Tú eres el puente misterioso que une la Tierra con el Cielo,
eres la llave que nos abre las puertas del Paraíso;
nuestra Abogada, nuestra Intercesora.
Tú eres la Madre de Aquél que es el ser más misericordioso y más bueno.
Haz que nuestra alma llegue a ser digna de estar un día a la derecha de tu Único Hijo, Jesucristo, el mismo Sol nace de ella.
Amén!!!»
En un mundo globalizado, atravesado por las mezquindades y la falta de paradigmas ¿No sería bueno seguir el ejemplo de María, buena hija y cristiana, mujer inmaculada, madre sin igual, corredentora con el Señor? «Nunca es tarde para seguir su camino y enseñanzas».
María es un excelente ejemplo de fe, obediencia, humildad y profundo amor a Dios. Está entre los siervos fieles de Dios a los que hacemos bien en imitar (Carta a los Hebreos 6,12).
Es palabra de Dios.
* Párroco de la localidad
de San Roque.
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