Ricardito, en compañía de su mamá, después de su cumpleaños realizó el gesto de devoción y amor filial en representación de todos a la Madre de Corrientes, y cumplir así la promesa de cambiarle el manto a la imagen de Nuestra Señora de Itatí, como todos los años. Ante el testimonio del chico, la comunidad congregada en la celebración pidió que Dios «derrame abundantes bendiciones para vos y tu familia». Como este acto, que no siempre los medios de comunicación hacen trascender más ocupados en lo negativo o el amarillismo o promoviendo disvalores culturales en cuanto a la identidad de la inmensa mayoría de los argentinos en general y correntinos en particular, muchos otros se multiplican en silencio pero con la fuerza que no doblega la moda que buscan imponer algunos con mucha plata.
Eduardo Hernández, comunicador social.
.