Coincidiendo con el debate sobre el decreto de necesidad y urgencia que dispuso el presidente Javier Milei, el Gobierno central y entidades del sector de la construcción abrieron una agenda de reuniones con el objetivo reconsiderar la decisión de detener la obra del Gasoducto del Norte.
Guillermo Ferraro, ministro de Infraestructura recibió reclamos del Grupo de los Seis, que incluye a la Cámara de la Construcción, la Unión Industrial Argentina, bancos, la bolsa, la Sociedad Rural y la Cámara de Comercio, así como de la Uocra liderada por Gerardo Martínez, tras lo cual fuentes oficiales indicaron que se está evaluando la posibilidad de exceptuar la obra de la suspensión total de proyectos públicos anunciada por el primer mandatario.
Según trascendió, la reconsideración por parte del presidente Milei sería un gesto hacia el empresario ítalo-argentino, CEO del Grupo Techint, que también dirige Tenaris y Ternium, Paolo Rocca financista principal de la campaña de Milei, que controla YPF y la esfera energética, y, con el inicio del nuevo Gobierno habría comenzado a operar como «tutor de ministros».
El gesto sería también extensivo a Gerardo Martínez, principal aliado sindical de Milei, quien también habría influido de manera determinante para que la Confederación General del Trabajo (CGT) postergara el paro y cambiara la marcha de protesta hacia el palacio de Tribunales en lugar de la Casa Rosada, donde trabaja Milei.
UNA OBRA EN EL CENTRO DEL ESCENARIO POLÍTICO
La obra de reversión del Gasoducto del Norte, anunciada por Sergio Massa, habría sido considerada crucial por los empresarios en materia de suministro en la región Norte del país. Sin ello, las alternativas son gastos de más de 2.000 millones de dólares en importaciones o escasez de gas en invierno.
El proyecto, valorado en 710 millones de dólares, implica invertir el sentido de inyección de gas en cuatro plantas compresoras existentes, utilizando gas de Vaca Muerta en lugar del caño que desciende de Bolivia. Techint, mediante una licitación, se haría cargo de la obra, como hizo con el gasoducto de Vaca Muerta.
Aunque el crédito del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) de 540 millones de dólares tiene financiamiento parcial, la obra no fue adjudicada bajo el Gobierno anterior debido a ofertas que superaban los límites impuestos. Techint, sin embargo, tuvo la oferta más competitiva.
La reversión avanza
La iniciativa había sido paralizada luego del triunfo electoral de Javier Milei, por el Gobierno de Alberto Fernández, en pleno proceso de licitación, de modo que su realización quedo totalmente en manos de la nueva administración, al igual que las condiciones en las que se realizará.
Cabe destacar que, estructuralmente, se trata de una iniciativa clave debido al declino de la producción de la Cuenca del Noroeste Argentino y la caída de las importaciones provenientes de Bolivia.
Hace tiempo, el país vecino anunció que no podrá cumplir con los contratos firmados con Argentina, con lo cual, a corto plazo, el abastecimiento de la región Norte podría verse comprometido.
En concreto, la reversión del Gasoducto Norte permitirá llevar el gas a las industrias y hogares de las provincias de Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy, acercando el trazo troncal a las provincias del Nordeste.
Antes de que el proceso se frenara, desde el equipo del líder libertario habían dejado trascender que la intención no sólo es analizar las futuras ofertas sino también el proyecto en su conjunto, incluyendo las proyecciones de gas provenientes de Bolivia.
La reversión incluye cuatro plantas compresoras, junto a un loop (ampliación) de 62 kilómetros junto a la traza del Gasoducto Norte y otros 22 al gasoducto Tío Pujio-La Carlota.
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