Monseñor Andrés Stanovnik, saludó a los comunicadores de la Arquidiócesis de Corrientes con motivo de la 55° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. “El gran desafío hoy es comunicar encontrando a las personas donde están y como son”, dijo el prelado parafraseando al Papa Francisco.
A través de un video, Stanovnik agradeció a los y las comunicadores sociales por el valioso servicio que prestan a lo largo y ancho de la Arquidiócesis de Corrientes, y en particular a los que trabajan en los medios del Arzobispado.
También la Pastoral de las Comunicaciones del Arzobispado de Corrientes, se sumó con un mensaje a propósito de esta jornada, que transcribimos a continuación:
Hoy, Domingo de la Ascensión de Jesús resucitado al Cielo, celebramos una nueva Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, la número 55, y la ocasión nos encuentra nuevamente atravesados, por esta realidad de la pandemia del Covid–19, que, desde hace ya casi año y medio, soportamos con toda la humanidad.
El Mensaje del Papa Francisco para la ocasión lleva un sugerente título: “Ven y lo verás (Jn 1,46). Comunicar encontrando a las personas donde están y como son”, y refiere a la ocasión en que, abordado por un par de seguidores que le preguntaban dónde vivía, Jesús les respondió con la citada frase, no desde la teoría o las palabras, sino invitándoles a compartir la tarde con Él.
Como nos recuerda Francisco «en la comunicación, nada puede sustituir completamente el hecho de ver en persona. Algunas cosas se pueden aprender solo con la experiencia. No se comunica, de hecho, solamente con las palabras, sino con los ojos, con el tono de la voz, con los gestos.»
«Opiniones atentas se lamentan desde hace tiempo del riesgo de un aplanamiento en los “periódicos fotocopia” o en los noticieros de radio y televisión y páginas web que son sustancialmente iguales, donde el género de la investigación y del reportaje pierden espacio y calidad en beneficio de una información preconfeccionada, “de palacio”, autorreferencial, que es cada vez menos capaz de interpretar la verdad de las cosas y la vida concreta de las personas, y ya no sabe recoger ni los fenómenos sociales más graves ni las energías positivas que emanan de las bases de la sociedad. La crisis del sector editorial puede llevar a una información construida en las redacciones, frente al ordenador, en los terminales de las agencias, en las redes sociales, sin salir nunca a la calle, sin “desgastar las suelas de los zapatos”, sin encontrar a las personas para buscar historias o verificar de visu ciertas situaciones».
Por lo dicho, con muchos sectores de la sociedad y también desde la Iglesia, queremos decir con toda gratitud ¡gracias a la valentía de tantos periodistas! También el periodismo, como relato de la realidad, requiere la capacidad de ir allá donde nadie va: un movimiento y un deseo de ver. Una curiosidad, una apertura, una pasión. Gracias a la valentía y al compromiso de tantos profesionales —periodistas, camarógrafos, montadores, directores que a menudo trabajan corriendo grandes riesgos— hoy conocemos, por ejemplo, las difíciles condiciones de las minorías perseguidas en varias partes del mundo; los innumerables abusos e injusticias contra los pobres y contra la creación que se han denunciado; las muchas guerras olvidadas que se han contado. Sería una pérdida no solo para la información, sino para toda la sociedad y para la democracia si estas voces desaparecieran: un empobrecimiento para nuestra humanidad.
Numerosas realidades del planeta, más aún en este tiempo de pandemia, dirigen al mundo de la comunicación la invitación a “ir y ver”. Existe el riesgo de contar la pandemia, y cada crisis, solo desde los ojos del mundo más rico, de tener una “doble contabilidad”. Pensemos en la cuestión de las vacunas, como en los cuidados médicos en general, en el riesgo de exclusión de las poblaciones más indigentes. ¿Quién nos hablará de la espera de curación en los pueblos más pobres de Asia, de América Latina y de África? Así, las diferencias sociales y económicas a nivel planetario corren el riesgo de marcar el orden de la distribución de las vacunas contra el COVID. Con los pobres siempre como los últimos y el derecho a la salud para todos, afirmado como un principio, vaciado de su valor real. Pero también en el mundo de los más afortunados el drama social de las familias que han caído rápidamente en la pobreza queda en gran parte escondido: hieren y no son noticia las personas que, venciendo a la vergüenza, hacen cola delante de los centros de Cáritas para recibir un paquete de alimentos.
Como hemos manifestado en estos días en nuestra web, mediante las reflexiones de nuestra encargada de la Oficina de Prensa que hacen eco del Mensaje del Papa: «el valor de ser testigos y compartir lo que hemos visto, alcanza e involucra a todos los que se desempeñan como comunicadores sociales. Sin embargo, a quienes profesamos la fe católica, nos compromete aún más en la veracidad, en el testimonio coherente de vida, en el compromiso por el bien común. El Papa nos pide no perder de vista que “el Evangelio se repite hoy cada vez que recibimos el testimonio límpido de personas cuya vida ha cambiado por el encuentro con Jesús”. Es, “desde hace más de dos mil años, una cadena de encuentros la que comunica la fascinación de la aventura cristiana” y nos manifiesta que “el desafío que nos espera es, por lo tanto, el de comunicar encontrando a las personas donde están y como son”. Salir al encuentro, ir y ver al hermano. (http://www.arzcorrientes.org.ar/noticias/5532)
¡Fecunda labor y bendecida jornada a todos los comunicadores en su día!