Desde el punto de vista agrario, no sólo la sequía derrumba las expectativas de éxito con que todo quien viva en este país considera que Dios ha bendecido a este suelo. También lo ha hecho la economía.
Los productores son inclementes como el viento árido que pasa sobre sus campos al observar la situación. La administración no acompaña a la hacienda ni a las plantaciones, señalan. No hay qué hueso roer.
No hay créditos, no hay préstamos diferenciados, no hay consideraciones para el que sigue trabajando, y cada vez es más difícil decir que «este suelo está repleto de recursos», que «acá pasa hambre el que quiere», o que «acá lo que se plante crece».
Estas son algunas de las frases que el sentido común arroja al boca a boca entre los argentinos, pero que jamás serán entendidas sin una cuarta que reza: «La riqueza no viene por sí sola; la produce el hombre».
Así señala Gerardo Condado, referente correntino de las Confederaciones Rurales Argentinas, hombre de campo, vía telefónica, a EL LIBERTADOR, mientras lleva de un lado al otro algunos galones de agua para alimentar al ganado sediento el día de la protesta del campo.
Gerardo se limpia las manos y responde. «Yo no fui a la protesta porque estoy un poco afuera de las cuestiones gremiales», y comienza.
Condado es uno de los pocos dirigentes agrarios con la virtud de saber por qué el movimiento macroeconómico afecta tanto al Gobierno como al último peón de su campo, y de todos los campos que, a viva voz, con el cinturón apretado arrancan 2023 reclamando un cambio de dirección absoluto.
«En estos tiempos, y esta es una opinión que doy desde la experiencia que tiene uno, todos van a salir a protestar porque se protesta cuando las papas queman, y este es el momento: acá las papas queman», expresa.
«La situación de agobio en la que está el sector es muy importante y grave, porque al sector, lo económico y lo climático se lo está llevando puesto. Y si bien se dio un paliativo con algunas lluvias, el daño productivo ya está hecho», señala.
MÁS FLEXIBILIDAD
Condado dice que la rigidez con que se han tomado las medidas económicas en los últimos tres años han hecho que los reclamos del campo terminen por no ser tomados en cuenta.
«Hubo un proceso de conversación, con una paciencia bastante marcada, que no reflejaba lo que los sectores estaban pasando, y de ahí, de base, se estuvo mal, porque el dirigente tiene responsabilidades de distinta naturaleza, y tiene que poner en la balanza la urgencia del productor, y lo posible, y te repito, se vino teniendo mucha paciencia», afirma Condado.
«Las protestas son un llamado de atención importante para que el gobierno entienda que hay temas urgentes», agrega, en alusión a las manifestaciones el 28 de febrero pasado en San Nicolás, donde esta semana se reúnen la mayoría de los dirigentes del campo del país, que prometen volver a salir a las rutas el 13 si no hay respuesta a todos sus reclamos.
«Cosas como si un decreto salió o no salió, si la Provincia o la Nación lo homologaron, si está publicado o no, en materia agropecuaria, lo único que hace es quitarle tranquilidad a los productores», señala Condado.
«Si me permiten decirlo, -lo digo-, todos los anuncios que hicieron debieron ser automáticos. Sí, automáticos. ¿Porqué demorarlos? Si la situación es urgente, ¿por qué hacerlo y no hacerlo? Tuvo que ser automático», subraya.
Críticas a la diversificación
del tipo de cambio
Condado señala que los dirigentes del campo miran de reojo la lista que ellos mismos exigen al Gobierno «no porque no esté bien», sino «porque a todas luces no es suficiente».
«Estos ítems no van a traer una solución para el productor, pero lo desahoga. Pero igualmente estamos hablando de miseria, de un retraso de anticipó de (Impuesto a las) Ganancias cuando no hay ganancias. Parece un mal chiste», afirma y agrega: «Pero también hay cuestiones de fondo: por ejemplo, el tipo de cambio». «Es necesario pensar en que el tipo de cambio que impone el Banco Central no nos deja crecer, y nos aleja del mercado, y ni siquiera estoy hablando de las mal llamadas retenciones, que es un impuesto que nos cobran por la exportación, es un daño distinto, que todavía no hemos calculado», subraya.
El referente agropecuario remarca que la diversificación del tipo de cambio «confunde al productor, es lenta», y «aleja a los inversores». «Es necesario sostener el tipo de cambio transversal para todas las producciones y no digo sólo a las más grandes en el centro del país, sino también a las producciones de arroz, de vid, de lana, de yerba, es decir, a las regionales, porque todas están vinculadas», afirma.
Afrontar la realidad e
introducir medidas urgentes
El productor agropecuario dice que el Gobierno debe sincerar que la magnitud del gasto público no acompañan el mejoramiento de las condiciones para que la producción proporcione una nueva plataforma de desarrollo al país.
Condado opina que el Estado se ha transformado en una administración «elefantiásica» que no tiene en cuenta las relaciones «devastadoras» que generó «hacia la población y hacia la producción».
«La política de subsidios es insuficiente, pero tampoco hay financiamiento, no existen líneas acordes a la billetera en crisis, porque no hay comida, y en varias provincias el desastre está muy cerca», señala Condado.
«El poco o mucho financiamiento que haya ya no resuelve que no haya agua o que la seca avance, por eso, este es un llamado a todos los sectores de la economía argentina, porque no pueden argumentar desconocimiento, en ningún centímetro del arco ideológico o político; hay que estimular la riqueza, y para eso necesitamos reglas claras, no un gobierno similar a un barril sin fondo», insiste.
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