La sanción de un supermercado local volvió a exponer una práctica desleal por parte de algunos comerciantes que aprovechan la inflación para mejorar sus ganancias. Se trata de la remarcación de precios de la que, en muchos casos, el cliente se entera recién cuando llega a pagar en las cajas.
Del caso mencionaron, que durante un control de rutina, los inspectores de la Dirección de Defensa del Consumidor, dependiente de la Subsecretaría de Comercio, detectaron que existían marcadas diferencias de precios entre los que figuraban en góndola y lo que efectivamente se cobraba en caja.
«Una de las actividades durante los controles consiste en tomar algunos productos y cotejar si se cobra el mismo valor que se exhibe. En este caso no pasó así y por eso se procedió la labrar el acta de infracción y el supermecado deberá pagar una multa», explicó a EL LIBERTADOR el subsecretario de Comercio, Juan José Ahmar.
«Esto es algo que se da mayormente cuando hay inflación y se remarca constantemente el precio de los productos en las listas. El problema es que el comerciante se apura en cambiar los valores en el sistema, pero no lo hacen al mismo tiempo en las góndolas y así pueden pasar varios días», explicó.
Pero al mismo tiempo sentenció: «Eso no es un justificativo. Si los montos no coinciden, lo que se debe cobrar es lo que el cliente ve exhibido junto al producto. El precio ofertado debe ser respetado indefectiblemente por el comercio».
Respecto de las sanciones en estos casos, el funcionario explicó que son de carácter pecuniario. Y, si bien no especificó un monto, señaló que estos están pensados con el objetivo de que la falta no se vuelva a cometer.
«En el caso de que se trate de un comercio que ya tiene antecedentes por situaciones similares, es decir un reincidente, la multa es mucho más importante», completó el Subsecretario, haciendo referencia a que la finalidad es proteger a los consumidores ante esta práctica de completa deslealtad.
.