El Gobernador se ha posicionado como una de las figuras más consolidadas después del 31 de agosto y, a la vez, de las más críticas dentro del arco de la oposición que interactúa con la Casa Rosada. Su tesitura de defensa intransigente de los intereses correntinos ha tensado la relación con el Presidente, a quien le exige un cambio de rumbo en el trato y el método. Como apoyatura política e institucional: la liga de mandatarios de Provincias Unidas.
20-CONTRATAPA-11Por Jaime Meza
Jefe de Redacción
La fortaleza de Gustavo Valdés no es sólo política, sino electoral. El mandatario correntino ha exhibido el reciente triunfo de su espacio en las elecciones del 31 de agosto en la provincia. Esta victoria no sólo revalidó su liderazgo regional, sino que le otorgó el respaldo necesario para confrontar al centralismo de cara al 26 de octubre.
El Gobernador utilizó ese apoyo popular como escudo, y sumó a su coraza la visión de varios de sus pares que se animaron a pedir que los escuchen en Olivos, reclamando un federalismo que, a su juicio, la gestión libertaria ignora.
El mandatario correntino sostuvo en varias oportunidades que, en el aspecto político, a Milei y compañía les cuesta mucho. Es uno de los que probó la «mesa de negociación» previo al 31-A y sintió el rigor de quien maneja la birome que, en el caso libertario, dejó en claro no sólo a Valdés que no se buscaría consensos, y lejos estarían de marcar una impronta federal para este 2025 electoral. Esto último fue sentándose como el principal punto de fricción con las diferentes jurisdicciones del país.
Consciente de este malestar general de la dirigencia y de los que manejan gestiones gubernamentales de distintos niveles, el Gobernador fue más allá de la crítica macroeconómica, poniendo el foco en la dimensión social: el ajuste.
Se nutrió de los temas sensibles que la oposición supo instalar en la agenda mediática, ante lo cual quedó en evidencia que en Balcarce 50 se careció de la necesaria «cintura». «Tiene que tener medio kilo de sensibilidad social, que es lo que le está faltando», sentenció días atrás Valdés, aludiendo a los recortes que impactan directamente en áreas sensibles como la obra pública y la asistencia a los más vulnerables.
El diálogo, para Valdés, debe ser sincero y productivo. De cara a futuras convocatorias presidenciales, el líder radical ha sido categórico: «Depende de para qué ¿Para la foto? No voy», dijo cuando se ensayó un acercamiento institucional con algunos gobernadores en los que Milei y su equipo consideraron oportuno para salvaguardar la suerte de los vetos en el Congreso. Pero no funcionó.
Con la legitimidad de su reciente victoria en Corrientes, turno en el que dejó a La Libertad Avanza en cuarto lugar, Valdés comenzó a marcar la cancha y a exigir que las soluciones concretas a los reclamos provinciales -como la restitución de recursos como los ATN y la reactivación de infraestructura- sean la prioridad, dejando claro que su respaldo no será meramente testimonial.
El «grito federal» de Provincias Unidas, de apoyo

El bloque de mandatarios de Provincias Unidas fue el núcleo de reclamos en el que ingresó Valdés con la espalda que le dio agosto. Primero, celebró la cumbre de alto impacto político en Río Cuarto, Córdoba, semanas atrás, consolidándose como una fuerza de oposición electoral y de gestión. El encuentro, más que una mera protesta, fue un manifiesto de las provincias que buscan poner límites a la gestión de Javier Milei y erigirse como una alternativa real de poder en el futuro.
La unión del bloque del «Interior» es una respuesta directa al trato dispensado por la Casa Rosada, que escaló tras el veto presidencial a la ley de redistribución de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN). Gobernadores de diversas extracciones, como Martín Llaryora (Córdoba), Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Gustavo Valdés (Corrientes), coincidieron en que el ajuste fiscal debe ir «con los ciudadanos adentro», sin desmantelar el desarrollo productivo.
Sin embargo, el objetivo inmediato del encuentro fue mostrar volumen político de cara al turno electoral del 26 de octubre, donde se renuevan bancas clave en el Congreso. La cumbre funcionó como vidriera para un espacio que busca capitalizar el descontento que generan tanto el ajuste libertario como la polarización extrema.
El gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro resumió la ambición que excede las próximas legislativas: «Aquí hay un proyecto político que tiene perspectiva de futuro, que va a construir una primera minoría en estas elecciones en el Congreso de la Nación y que va a marchar a paso firme para poner el próximo presidente de la República».
En este contexto, la victoria de Gustavo Valdés en Corrientes el 31 de agosto es interpretada por el bloque como un indicador de que un modelo de gestión enfocado en el federalismo y el equilibrio financiero provincial puede ser competitivo a nivel nacional. Provincias Unidas se posiciona, así como una alternativa capaz de articular una agenda productiva y federal, buscando revertir la lógica de «destrucción del Estado y el mercado» que, a su juicio, impera en el Gobierno nacional.

