Tayavek Gallizi admite que «estaba muy nervioso y ansioso» esperando la citación y que ahora debe adaptarse a lo que necesite el equipo. Eso sí, acepta su crecimiento en el juego, tras una gran temporada en nuestra Liga.
Taya es así. Simple, noble, genuino. Lo que piensa, lo dice. Lo que siente, también. Por eso está bueno conocer sus sensaciones estas horas llenas de felicidad. Después de que se hiciera oficial su fichaje por Instituto de Córdoba para jugar la próxima Liga Nacional, el pivote santafesino recibió la confirmación sobre la noticia que lo desvelaba hace días: la citación para estar en la preselección argentina que, desde el 27, en Las Vegas, comenzará la preparación para los Juegos Olímpicos. Gallizzi viene de una gran Liga Nacional, ratificando sus progresos en el juego, los mismos que se vieron en la última ventana Fiba de febrero con la celeste y blanca. Pero él, humilde, no se la cree.
Diste un gran salto de calidad esta temporada. ¿En qué sentís que progresaste en el juego?
-Reconozco que noté cierta evolución en mi juego y creo que logré sentirme cómodo dentro de una cancha. Aprendí a hacerme cargo de pelotas importantes, entendiendo que muchas veces hay compañeros que tienen la confianza para tomar esa responsabilidad. En ese sentido mi confianza creció muchísimo. También estuve trabajando mucho en lo técnico, y en tomar algún tirito a media distancia. Poder tomar esos lanzamientos me convirtió en un pivote mucho más completo de lo que era. Más allá de lo que fue la temporada pasada, yo siento que ya venía con un progreso y un seguimiento del cuerpo técnico, que soy afortunado de repetir este año en Instituto.
¿Ya te sentís un pivote dominante en la Liga?
-Uno de mis objetivos era llegar a ser un pivote importante dentro de la Liga. Me lo preguntaron muchas veces los últimos años y hoy en día siento que llegué a serlo. Además, vino con un reconocimiento de parte de la Liga, que me incluyó dentro de un quinteto ideal, lo que me dio una gran satisfacción. Eso evidencia todo lo que he estado evolucionando. Entiendo que no sólo es mérito mío. Si bien es un lugar que uno debe ganarse, hubo muchos factores que me hicieron sentir cómodo en la cancha y lograr este objetivo. El equipo que integré, con mis compañeros y el cuerpo técnico que sabía cómo ayudarme a dar ese pasito de calidad, fue algo muy importante para conseguirlo.
LAS RAZONES
DEL CAMBIO
¿Por qué cambiaste Regatas por Instituto y cuál es tu objetivo para la próxima temporada?
-Tuvo mucho que ver el cuerpo técnico, con Lucas Victoriano a la cabeza, y la insistencia del club. Fue difícil porque hubo varias ofertas que igualaban a la de Instituto, como la de Regatas, club que aprendí a querer, que supo ser mi segunda casa y donde me sentí muy cómodo. Pero lo pensé como un desafío deportivo y seguir buscando un crecimiento. Justamente ese es mi meta para la próxima: demostrar que la Liga pasada no fue casualidad y que soy un jugador afianzado. Como segundo objetivo me propongo seguir sumando cosas a mi juego para ser un pivote cada día más completo. Sentirse buscado y ser pretendido por muchos equipos de la Liga me motivó muchísimo.
Este gran nivel en la Liga sumado a lo del Mundial y sobre todo lo que hiciste en la última ventana Fiba te ratificó tu lugar en la preselección. ¿Qué sentís? ¿Estabas nervioso esperando tu lugar?
-Sinceramente, estaba muy contento por haber tenido una buena Liga, pese a que a todo el equipo le quedó un sabor amargo porque podríamos haber dado un paso más. Y sobre si estaba nervioso esperando mi lugar, sí, lo estaba. Soy muy cabeza dura y nunca doy nada por hecho. Incluso me cuesta admitir que di un paso de calidad en la Liga, y mucho más decirlo así… La verdad es que estaba muy ansioso y nervioso esperando la citación. Estos últimos días los estuve sufriendo, incluso pensando que por ahí no estuve a la altura, o que faltó algo. Ahora que sé que estoy en la lista tengo una felicidad inmensa, como cada vez que sale esa hermosa noticia de que estoy preseleccionado.
Preselección de 15 con algunas nuevas caras de chicos. ¿Qué tiene que hacer Taya para estar en Tokio?
-Hay algo que no debería perder, lo que me llevó a estar dentro de esos 15: mi esencia, el estilo de juego que adquirí. Tengo que tratar de adaptar ese estilo a lo que necesita la Selección para darle lo mejor al equipo. Después va a ser una decisión del entrenador, lógicamente, de ver si esa adaptación benefició o no al equipo. Si se me tiene en consideración dentro de este proceso es por el trabajo que vengo haciendo. Tengo que lograr que lo que progresé sirva para sumar y nos haga ser un equipo más fuerte y completo. Por otro lado, hay que demostrar esa esencia que está dentro del argentino que siempre te da un extra, que te hace sacar fuerza y energía de donde no hay. Llamémosle corazón. Ese corazón tiene que estar siempre para integrar una Selección de Juegos Olímpicos. Ojalá esté a la altura.
SOÑAR NO
CUESTA NADA
¿Los Juegos son más difíciles que un Mundial? ¿Soñás con una medalla?
-Realmente ya no sé qué soñar. Lo que sí sé es que los primeros entrenamientos lo voy a escuchar a Luis (Scola) y lo que él diga será palabra sagrada. Si Luis lo cree, yo lo creo. Él nos tapó la boca, es una historia que contamos mucho. En lo que fue la preparación para el Mundial ya escuchábamos a Luis hablar de medalla. Como equipo demostramos que se puede y Luis demostró que tiene una lectura magnífica. De todos modos, creo que vamos a ir a dar nuestra mejor versión. A veces alcanza para llevarse una medalla, otras veces no. Lo importante es llegar a esa mejor versión. Si hay algo con lo que sueño es con ser parte de esta Selección y darlo todo por alcanzar ese nivel que nos haría peligrosos y muy competitivos dentro de lo que es el torneo.