Con la proclamación del Manifiesto de los Jóvenes, al concluir la Misa central, finalizó la 44ª Peregrinación Juvenil del NEA a Itatí, celebración que la presidió el arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik y la concelebraron los demás Obispos de la región, excepto el de Reconquista que no pudo asistir por cuestiones de salud.
Tras días y horas de llegada de miles y miles de muchachos y chicas acompañados por miembros de sus diócesis que oficiaron de apoyo y el amplio operativo de Seguridad y de Salud que desplegó el Gobierno de esta provincia, la «marea humana» compartió con fervor la mañana de este domingo y se unió en corazón y oración a la lectura del Manifiesto que estuvo a cargo de un joven de la Diócesis de Oberá.
«Vinimos con nuestras mochilas cargadas de alegría, de sueños, pero también de cansancio y aflicción», motivo por el cual presentaron a la Virgen María de Itatí sus «vidas», a quien rogaron interceda por todos los jóvenes del NEA, «especialmente por los que sufren por las heridas producidas por el abandono, la soledad, la violencia, las ausencias, injusticias, incomprensiones, humillaciones, las rupturas de relaciones afectivas, los pecados y las frustraciones que agrandan los vacíos interiores, que en ocasiones llevan a la ansiedad y depresión buscando el falso refugio tormentoso de las adicciones», advirtió con fuerza en la proclamación.
«Te pedimos que todos podamos conocer mejor a Jesús», le manifestó el muchacho a la Virgen en representaciones de sus contemporáneos; «¡Ayúdanos a permanecer unidos a Él, Camino, Verdad y Vida!».
Tras esas súplicas, agradeció a Dios por la vida, «la cual valoramos, defendemos, respetamos y cuidamos desde la concepción hasta la muerte natural».
«Reconociéndonos pecadores, agradecemos a nuestro Señor Jesucristo, Quien por su pasión pagó por todos nuestros pecados», dijo entre otros conceptos y al recordar al profeta Isaías, señaló que «nos animamos a ensanchar el espacio de nuestras tiendas, a abrir nuestros corazones a todos, sin excepciones y a ser centinelas».
Seguidamente y como telón de fondo resaltó que «en cada uno de nosotros se encuentra la fuerza del Resucitado, que nos impulsa a ser testigos de la esperanza, anunciando con entusiasmo la alegría del Evangelio», lo que sirvió de sustento en el Manifiesto para remarcar con ímpetu: «Como se expresaron nuestros Obispos, en la Asamblea Plenaria de este año, a 40 años de la recuperación de la democracia, vemos con dolor cuánto desaprovechamos la posibilidad que teníamos de construir ¡Una Argentina pujante y feliz!». Apuntó que, sin embargo, «es posible, siempre si lo hacemos entre todos; siempre hay caminos si somos capaces de conversar, de ponernos la Patria al hombro».
Subrayó entonces que «este es un deseo que no sabe de grieta o Partido», lo cual «nos lleva a cultivar los grandes valores de la honestidad, la laboriosidad, el respeto, el cuidado de la vida, la bondad, el servicio, la justicia». Y dijo con fuerza, que «sin ellos no habrá política ni proyecto que nos saque del pozo», lo que recuerda que también «la actividad política debería estar cimentada en una vida austera y coherente».
«El momento es ahora»
ITATÍ. En el texto del Manifiesto de los Jóvenes de la 44ª Peregrinación Juvenil del NEA, que se leyó al finalizar la misa central de ayer, se advierte que «hoy estamos llamados a una escucha profunda y respetuosa de lo que Dios nos pide, bajo la guía del Espíritu Santo, a salir en búsqueda y encuentro de cada hermano que nos necesita; a erradicar la violencia y sembrar la paz. Nuestra respuesta a ese llamado es comprometiéndonos a atender las necesidades urgentes mediante acciones que resuelvan ‘el ahora’ de nuestros hermanos. Las acciones de medio plazo mediante el apoyo a entidades de beneficiencia; las de largo plazo, mediante una capacitación que ayude para el acceso a un trabajo digno; y las que son para la eternidad a través de la evangelización».
Con ese contexto, exclamó que «¡El momento de levantarnos es ahora! ¡De caminar juntos como miembros de una Iglesia sinodal! ¡De abrazarnos, escucharnos, consolarnos, de animarnos y de atender las necesidades de nuestros hermanos, sin demora y con amor; sosteniéndonos unos a otros y viviendo como verdaderos hijos de Dios, fortaleciéndonos en la Fe!».
«Por ello, es importante que nos formemos y preparemos con la mirada puesta en Cristo y que asumamos las responsabilidades de nuestras acciones promoviendo el compromiso social».
.