Ya con la pérdida que provocó los incendios en Corrientes en el verano del año pasado, especialmente entre enero y febrero, los apicultores fueron, como se indicó entonces, uno de los productores más afectados, más allá de la quema de la flora, incluso el fuego alcanzó a destruir colmenas, mientras la sequía siguió y la inflación los lapidó, al igual que el precio de la miel.
Previo a aquellos siniestros de 2022, los últimos registros indicaban que en la provincia se contaba con unos 550 apicultores, 27.000 colmenas y producía unas 300 toneladas de miel al año, indicadores cercanos a las provincias de Formosa y Misiones, y por debajo del Chaco, que tiene un mayor desarrollo de la actividad. Pero los incendios afectaron fuertemente a la producción apícola.
En ese sentido, cabe recordar que desde la Facultad de Ciencias Agrarias y el Laboratorio de Análisis de Productos Apícolas Labapi (Facena), de la Universidad Nacional del Nordeste (Unne), investigadores del grupo Mieles del NEA, buscaron aportar información que permita estimar el impacto concreto de los incendios sobre la producción, y ver cómo se encontraban los productores.
A escala nacional, las condiciones climáticas y económicas también hicieron mella en la actividad, con repercusiones que actualmente se sienten.
En ese contexto, en declaraciones de un apicultor de Córdoba hace unos quince días, otro lugar de gran actividad, sostuvo que el precio del producto subió «pero no lo hace acorde a la inflación, y mucho menos a la suba de insumos. A eso se suma una caída de los rendimientos que rondará el 30 por ciento».
IMPACTO
DIRECTO
«El impacto de la sequía en la apicultura es directo, porque la abeja no tiene agua para tomar. El mayor porcentaje de la miel es agua que la abeja procesa, y el resto es el néctar de la flor que ahora tampoco sube. Este año, con las mismas colmenas que el año pasado, la misma alimentación y las mismas condiciones de sanidad, vemos hasta un 30 por ciento menos de producción», dijo el apicultor Franco Bruno al programa de información agropecuaria, Bichos de Campo.
La miel se mide en la escala de Pfund, la que distingue entre mieles más claras, que reciben valores más altos de entre 420 y 450 pesos, y aquellas más oscuras, que llegan a cotizaciones que rondan los 250 pesos. Es así entonces que la floración influye también en la rentabilidad de un apicultor.
A eso hay que sumarle luego el precio de los distintos insumos a emplear, como la bolsa de azúcar o el jarabe de maíz, la cera para estampar la miel, los productos para afecciones como la varroa, los tambores vacíos para transportar el producto, los costos logísticos, entre otros, se recordó en la información.
Al finalizar el primer trimestre del año, consideró que «hay que ser resilientes. La Argentina es el país que tiene más colmenas en todo el hemisferio Sur hace varios años. Es el país que exporta las mejores calidades de miel en el mundo. Los apicultores de la Argentina no bajamos los brazos, porque somos alrededor de 75.000 y exportamos muchas toneladas de miel». En su opinión, por ser «la segunda actividad de muchos sectores, no creo que la mayoría se funda porque hay una actividad principal».
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