Los mandatarios provinciales del Partido Justicialista (PJ) pidieron una reunión con Alberto Fernández, en su rol de presidente partidario nacional. El motivo: que Daniel Scioli baje su precandidatura presidencial.
Se trata de una embestida pergeñada luego de un cónclave entre los gobernadores que mantuvieron días atrás en el Consejo Federal de Inversiones, tras el cual, «Coqui» Capitanich fue la voz cantante para anunciar que hubo consenso para demandar que en el oficialismo haya lista de unidad y que la fórmula la integre un dirigente del interior.
Resulta conveniente mencionar que Scioli se niega a aceptar el pedido de gran parte del peronismo, para que se alcance un consenso y sostiene que el postulante presidencial del Frente de Todos debe ser legitimado en las urnas.
Por ello, los mandatarios territoriales del PJ emitieron un comunicado pidiendo que haya un candidato único, contrastando con otro sector partidario que pelea por mantener a flote las Paso como sistema para dirimir candidaturas; y otro grupo que empuja la idea de que haya un solo nombre para la candidatura presidencial que esté avalado por toda la estructura.
RESULTADO DE
UNA CONVOCATORIA
QUE FRACASÓ
El escenario instalado en el Frente de Todos, con mayor repercusión en lo que sucede dentro del justicialismo, es producto directo de lo que fue el fallido intento de debate del último Congreso del peronismo nacional.
Hay tres posturas de distintos sectores que confrontan casi a diario, dilapidando tiempo y estrategias para apuntar a las Primarias de agosto.
En el PJ advierten que los mismos gobernadores que hoy exigen, no saben a quién hacerlo ni con qué autoridad, porque casi todos se despegaron y se desentendieron de la elección nacional, pegando un elocuente faltazo al Congreso partidario, espacio donde se suponía debían debatirse las cuestiones de fondo.
Está claro que el Presidente, la Vicepresidente, los gobernadores y los dirigentes deben encontrar un escenario de debate abierto y orgánico, donde se defina un rumbo. También es notorio que el último mitin del justicialismo no fue un ámbito de debate, como que se llegó a la cita partidaria a imponer -sin debate- un acuerdo entre cuatro paredes que, a la hora de la verdad, no contiene la realidad de un peronismo que busca su destino.
Y en este contexto, no queda en claro el rol ni el posicionamiento de Sergio Massa, que desde afuera del PJ, con su Frente Renovador pareciera querer imponer una candidatura que hace mucho ruido.
EL CASO CORRIENTES
FUE PRUEBA
El Congreso del PJ fue tan mal manejado que permitió situaciones como la sucedida durante el tratamiento del tema Corrientes, en cuanto a la Intervención partidaria y la designación de dos normalizadores tras la salida de «Juanchi» Zabaleta. La temática provocó que un dirigente correntino de peso, «Taeta» Haedo pidiera la palabra para debatir un contexto orgánico perjudicial, conforme se acercaba el turno electoral de este domingo. Pero su solicitud fue ignorada y derivó en el enojo manifiesto del «compañero», ante la atónita mirada del titular del órgano partidario, Gildo Insfrán ¿Cómo terminó? No hubo debate y se impusieron dos interventores que -pareciera- eligieron el perfil bajo en el último tramo de campaña para las elecciones provinciales del 11-J.
¿Y EL CASO CÓRDOBA?
Extraña que no se analice la intervención del PJ de Córdoba, cuyo principal exponente aparece funcional al macrismo, sin que la conducción justicialista asuma la responsabilidad de dirigir al conjunto por sobre los cacicazgos provinciales.
La semana que viene, clave
«Nos congregamos con el objeto de hacer oír nuestra voz en la construcción de un país más justo, federal y democrático y exigimos la construcción de una lista de unidad con integración de carácter federal», indicaron 13 mandatarios oficialistas luego de mantener una reunión en el CFI por casi 3 horas. Fue un mensaje contundente que buscó mover el escenario electoral del peronismo.
La solicitud aún no llegó a Balcarce 50, donde estiman que el encuentro se terminará concretando la semana que viene. Y se supo que presionarán para que haya un candidato de unidad y, tanto Daniel Scioli como Agustín Rossi, den de baja sus candidaturas.
Frente a esa presión, Scioli resiste. No está dispuesto a bajar su candidatura. Sabe que no es el candidato único que tanto piden los gobernadores, pero tampoco ve que haya alguien que encarne ese rol. Rossi está en la misma posición. Cree que no hay ningún candidato que mida 20 puntos y pueda convertirse en el nombre propio de la unidad. Los dos van a resistir hasta el límite del cierre de listas. Harán todo lo que puedan para tolerar la presión.
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