El analista político dijo que está sujeto al resultado electoral del próximo 14 de noviembre. La sorpresa de los números de septiembre y lo que podría esperarse en los comicios legislativos dentro de 60 días.
02-TAPA-POLITICA-15El analista político de identidad peronista, Pascual Albanese, al opinar sobre el escenario político post Paso, dijo que «un primer pantallazo, lo que revela es que estamos en un terreno políticamente desconocido, en el cual nadie tiene una clara percepción de qué es lo que sigue. En segundo lugar, lo primero que habría que señalar es que los cambios que se han producido en el Gobierno, independientemente de su naturaleza y de la forma que se produjeron y de las personas que se dieron hoy en el Gabinete nacional, en realidad en este escenario que acabamos de describir, son en principio, un elenco transitorio a prueba. Esto es un Gabinete que, en principio, tiene fecha de vencimiento en 60 días».
Albanese, como ocurre periódicamente, fue invitado a participar del programa La Otra Campana que conduce Gustavo Ojeda, con la participación de Darío Ramírez, por LT7 Radio Corrientes en dúplex con LT25 Radio Guaraní de Curuzú Cuatiá.
La pregunta del millón: ¿cuál es tu análisis de los últimos sucesos en el ámbito nacional?
-En siete días la Argentina ha atravesado un terremoto político que no hemos visto en muchísimos años. Creo que ninguno de los actores de la política argentina, el domingo a esta hora, hubiera imaginado la Argentina de hoy a esta hora. Todo lo que ha sucedido en los últimos siete días ha sorprendido a todos los protagonistas de la política nacional sin ninguna excepción, tanto en el oficialismo como en la oposición. Esto quiere decir que todo lo que estamos viendo, no figuraba, ni era parte de algún plan, sino que es una consecuencia de hechos que se fueron sucediendo. Este primer pantallazo, lo que revela, es que estamos en un terreno políticamente desconocido, en el cual nadie tiene una clara percepción de qué es lo que sigue. En segundo lugar, lo primero que habría que señalar es que los cambios que se han producido en el Gobierno, independientemente de su naturaleza y de la forma que se produjeron y de las personas que se dieron hoy en el Gabinete nacional, en realidad en este escenario que acabamos de describir, son en principio, un elenco transitorio a prueba. Esto es un Gabinete que, en principio, tiene fecha de vencimiento en 60 días. La fecha de vencimiento lo da la fecha de la elección del 14 de noviembre. Esto no quiere decir que vaya o no a sobrevivir; puede hacerlo, pero en principio su fecha de vencimiento es el 14 de noviembre y el 14 a la noche se verá si sigue, cómo, con qué cambios y con qué ampliaciones.
PLEBISCITO
Más allá de que haya sido una derrota electoral, ¿algo más perdió el Frente de Todos en este marco de elecciones?
-En primer lugar, las elecciones legislativas en Argentina y no me refiero a esta solamente, suelen ser el equivalente político, no institucional, de un plebiscito sobre la acción de gobierno. En las elecciones legislativas, por supuesto, se eligen diputados nacionales; pero en la intención de voto del ciudadano, lo que prevalece es la ratificación de la confianza en el Gobierno en funciones o la expresión de disconformidad. Esto es así en todas las elecciones legislativas de la Argentina, también la del domingo pasado. Esto quiere decir que lo que en el fondo hubo el domingo pasado, con independencia de lo estrictamente institucional, fue un voto de censura al Gobierno nacional, con independencia de las listas, candidatos, inclusive con independencia de la oposición política. Esto quiere decir, lo que se manifestó el domingo pasado, es un estado de disconformidad mayoritaria con los dos primeros años de gestión del presidente Alberto Fernández. A esto habría que agregar un detalle que recién ahora empieza a tener cierto estado público a partir de los análisis más finitos de los resultados electorales, que lo que se podría sintetizar simplemente con dos números: el Frente de Todos sacó 4 millones de votos menos que los que sacó en las elecciones presidenciales de 2019. Y Juntos por el Cambio sacó 2 millones de votos menos, que los que sacó en las elecciones 2019. Esto quiere decir que ninguna expresión política en la Argentina ganó votos, espacio, en relación con las elecciones presidenciales. Lo cual ratifica el hecho de que esto ha sido un voto castigo o más especialmente, una ausencia castigo, que es una ausencia de esos 4 millones de ciudadanos que hace dos años votaron por la fórmula Fernández-Fernández y que este año, por distintos motivos, se quedaron en sus casas. Esto es particularmente claro en el Conurbano bonaerense, si uno mira no los lugares donde perdió el oficialismo, sino en el lugar donde ganó, por ejemplo, el análisis de La Matanza, donde bajó del 64 por ciento de los votos, al 45 por ciento de los votos. Ganó ampliamente igual, pero con un descenso del 19 por ciento en dos años. Este mensaje es el que yo creo que de alguna forma está obligado a recoger el Gobierno y el peronismo.
Si en Corrientes se repiten los números que se dieron el 29 de agosto, el oficialismo provincial podría llevar dos bancas al Senado de la Nación. ¿Cómo es tu visión desde Buenos Aires, porque hay muchos distritos que renuevan senadores?
-Son ocho, y en general la impresión que hay en Buenos Aires, es que es muy difícil que se produzca un cambio sustancial de los resultados electorales de septiembre en las elecciones de noviembre; más bien puede haber una mejora del oficialismo, pero difícilmente un cambio de signo. Hay, obviamente, algunos lugares donde las cifras son más finitas y en donde esa alteración puede producir un cambio mayor, pero en la mayoría de los casos es bastante improbable. Si me preguntás caso por caso, yo diría que, por ejemplo, en Chubut a lo mejor el Gobierno podría modificar esta elección y obtener un senador más de los que les corresponde en los resultados de septiembre y algún otro caso, pero es muy difícil imaginar que esta tendencia se vaya a revertir totalmente en relación a las elecciones de noviembre. Por lo tanto, es muy difícil hacer pronóstico respecto a esto, pero digamos que en el Senado la mayoría del oficialismo va a ser como mínimo precaria y va a depender en alguna medida del grado de apoyo o de negociación que tenga con algunos senadores de fuerzas provinciales, en particular con los senadores de Río Negro y Misiones. Son partidos provinciales que no forman parte del oficialismo, pero que tampoco integran Juntos por el Cambio. Y en el caso de la Cámara de Diputados, sí es inequívoco que el oficialismo no va a tener quórum propio, lo cual significa que, en su conjunto, este Poder Legislativo va a ser políticamente heterogéneo.
Período de transición
Estos son días de prueba para la conducción nacional actual. ¿Se anima a adelantar cómo va a continuar la política en la Argentina?
-No sé si alguien lo podría hacer, desde luego que yo no. Insisto en esto: este es un Gabinete que es un gabinete, por un lado, de concertación, o sea, es un gabinete de la unidad posible del Frente de Todos hoy; y por otro lado es un gabinete de campaña. Su función principal más que gobernar a la Argentina, es ganar la elección del 14 de noviembre. Es más un comando de campaña que un gabinete nacional. La evaluación de su gestión no va a estar dada por las medidas que adopte en los próximos 60 días, sino por el resultado de las elecciones del 14 de noviembre. Si el 14 de noviembre el oficialismo logra mejorar su performance electoral, este Gabinete podrá ser juzgado benevolentemente. Si las elecciones no modifican sensiblemente el escenario de las elecciones de septiembre, entonces este gabinete va a ser juzgado negativamente porque no ha cumplido su función. Esto hace que lo que vaya a suceder en la Argentina el lunes 15 de noviembre, está subordinado lo que pase el domingo 14 de noviembre. Si el domingo 14 de noviembre el oficialismo mejora su performance electoral, es probable que este Gabinete continúe, aunque es probable que haya nuevas incorporaciones al Gobierno nacional. Si en cambio el resultado electoral del 14 de noviembre no modifica sensiblemente la performance electoral, entramos en un terreno que no se puede llamar de lo desconocido, pero en un terreno de crisis políticas y turbulencias que todavía es difícil de prever.
La designación de Julián Domínguez en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, ha generado gran expectativa en el campo, ¿no?
-Julián Domínguez es un ministro que tiene imagen y prestigio propio en el sector agropecuario. Es obvio que por su volumen político, independientemente de la idoneidad, es un gran aporte para el Gabinete nacional. Sin ninguna dudas es una designación bien hecha en ese sector y marca también algo, que como es una tendencia de fondo y que no tiene que ver con la coyuntura electoral, sino con el escenario estructural de la Argentina, probablemente sea una tendencia que tienda a profundizarse. Y es que en el mundo hay una oportunidad de mercado muy importante para la agroindustria, no solamente para el agro en la Argentina y que por lo tanto, en esa apuesta, está centrada buena parte de la recuperación económica del país en el mediano y largo plazo. Por eso creo que la designación de Julián Domínguez en este cargo, probablemente constituya una cierta excepción en cuanto a que es difícil pensar que haya una reversión del voto agropecuario, que fue masivamente opositor al Gobierno; pero sí es posible que comience una nueva etapa del vínculo entre el Gobierno nacional y el sector agropecuario, con independencia del resultado electoral de noviembre.
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