Por Antonio Jesús Ríos
¿Es legítimo desplegar un «Vocero Presidencial» que comunique y avale obsecuente e incluso incondicionalmente todo lo que hace y dice el Poder Ejecutivo?
¿Y con qué cinismo y elusión actúe como «Bostero Presidencial» «cuasi alquimista grastronómico» que transforme las porquerías y falsedades en sabroso dulce de leche para la población que escucha? (Nada que ver con la hinchada de Boca)
La soberbia y la mentira son autosudeuctoras por sobre la verdad y la empatía.
¿Fin?