“Las manchas en el pelaje de un yaguareté son como nuestras huellas digitales, son únicas en cada individuo”, explicó Matias Rebak (37) en sus redes sociales al compartir una fotografía que ilustra el término “identidad yaguareté”. La historia de este abogado, al que todos los días se puede acompañar en sus historias de Instagram a través de esteros, montes y rutas de parques naturales, así como muchas historias de vida que atraviesan el gran Parque Iberá está hecha de características únicas y, en su caso, una serie de imágenes del retorno del gran felino de Corrientes, marcas que le dan su identidad como fotógrafo.
Hace dos años se celebró un hito en los esteros de vida que cubren una gran parte de la provincia: nacieron los primeros yaguaretés tras 70 años de extinción en la región, debido al avasallamiento humano sobre la especie. El proyecto de restauración de fauna autóctona que lleva adelante la Fundación Rewilding Argentina cumplía así su promesa de que “Corrientes vuelve a ser Corrientes”, devolviéndole el animal emblema del pueblo guaraní. “Sin dudas, mi foto más significativa es la de los primeros cachorros de yaguareté viviendo libres en Iberá”, contó Rebak en diálogo con EL LIBERTADOR.
NATURALEZA VIVA Y LIBRE
Lleva más de 10 años como fotógrafo, seis años compartiendo su manera de ver y vivir el Parque Iberá a través de las imágenes que captura con su lente. Su vocación lo llevó a descubrir lugares como El Impenetrable (Chaco), Bañado La Estrella (Formosa), otros destinos en Misiones, Salta, Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, y en países vecinos, el Desierto de Atacama (Chile) y Pantanal (Brasil). Su decisión a dejar la profesión de abogado para embarcarse en la travesía interminable de canoas y cabalgatas con el arrullo en guaraní de los humedales, lo explica como un giro en su vida que se dio a partir de “la sensación de necesidad de hacer algo por el planeta, de devolverle lo mucho que nos da, sobre todo para las generaciones futuras».
“La sensación que, si no hacemos nada ahora, no tendrán nada para disfrutar. Como decía Douglas Tompkins: Quienes tienen la fortuna de pasar tiempo en esta majestuosa naturaleza, en medio del universo, tienen la obligación de ayudar a pagar su ‘estadía’ por habitar en esta Tierra. Bueno, yo lo hago trabajando por y para la conservación”, afirmó el fotógrafo.
“El Iberá es algo maravilloso, único, lleno de especies y de vida, con un ecosistema tan rico y diverso. Pienso que todos los correntinos deberíamos conocerlo”, expresó. Es lo que consigue a través de sus fotografías que son ventanas abiertas a los paisajes, los animales autóctonos que vuelven a poblarlos y a la gente del Iberá que son abanderados de la identidad y memoria de Corrientes. “La historia que más me llega es la de Mingo y Nico, padre e hijo, que viven en el Portal Carambola. Son personas nacidas y criadas en el Iberá. Hoy, su principal sustento económico se basa en recibir turistas. Casi sin hablar español, reciben a turistas de todas partes, hacen canoa tirada a caballo y a botador. Un cambio en su forma de vida que sin dudas mejoró notablemente su bienestar; se los nota muy felices de poder trabajar gracias a esta nueva economía basada en el turismo de naturaleza”, contó Rebak.
LA TERCERA HUELLA INVISIBLE
Destacó que su trabajo que le da la oportunidad de estar en contacto con la naturaleza y con los pobladores del Iberá. “Es algo que cada vez me aleja más de la ciudad y me hace volver rápido al Iberá. Este tipo de fotografía me da la posibilidad de contar historias, de mostrar realidades del mundo natural y de las comunidades locales que buena parte de la gente no conoce, y que necesitamos ver, conocer, respetar y proteger”, concluyó, como alguien que encontró su camino siguiendo huellas extintas que hoy puede capturar en imágenes y reconstruyen la historia de toda una región, como una ofrenda a la memoria colectiva. Sus pasos invisibles, esa tercera huella que queda fuera del cuadro, es la de alguien que también halló su destino al volver al origen y con la celebración del retorno del yaguareté, al sentir todo un pueblo que recobraba la identidad, también encontró la suya.