En medio de la conflictividad interna del Gobierno nacional, Gabriel Romero, referente local del partido Libres del Sur, alineado en el frente Con Vos, junto al partido Socialista se manifestó en torno a la coyuntura que tiene como principales actores al presidente, Alberto Fernández y su vice, Cristina Fernández.
La organización progresista lleva como candidatas a diputada nacional a Silvana Lagraña y a senadora a Eva Romero. Sostienen una postura «anti grieta» asegurando que tanto el kirchnerismo como el macrismo han fracasado tantos en sus proyectos socio políticos como económicos.
Mediante un contundente documento, Romero subraya: «Hace 2 años en campaña sostuve que Alberto Fernández era un candidato con voto prestados; que se trataba de un hecho inédito en la política argentina; que era algo disfuncional; y que había problemas de legitimidad en su postulación; ya que era la decisión de una sola persona -Cristina Fernández de Kirchner- que al mismo tiempo se postulaba como compañera de fórmula. Para graficarlo, dije en varios medios de comunicación correntinos que Alberto Fernández no tenía votos ni para ser presidente de Argentinos Juniors, equipo del cual es hincha».
En este sentido, el ex concejal capitalino puntualizó: «Se trataba de un ex funcionario que no ahorró críticas de las más duras contra la ex presidente. Se trataba de un arreglo por conveniencia entre grupos del peronismo, con el objetivo de ganar las elecciones dejando de lado las enormes diferencias públicas. En las elecciones finalmente resultó triunfador Alberto Fernández y esa alquimia para ganar los comicios resultó exitosa. La inmensa mayoría de la sociedad, incluso aquellos como yo que desconfiamos de la génesis de su candidatura, con el resultado de las urnas, tuvimos que asumir que a partir de ese momento Alberto Fernández sumaba la validación democrática. Todos menos -evidentemente- los sectores del kirchnerismo duro, y en primer lugar la propia mentora del presidente, Cristina Fernández».
Entre otras cuestiones Romero indaga: «Nos interesa también lo que suele denominarse legitimidad en el ejercicio. De entrada vimos cómo la reforma jubilatoria era un verso y que jubilados y pensionados perderían peor con este último sistema. También observamos que se demoró demasiado y fue pobre el llamado «impuesto a los ricos». El IFE fue amarrete y se liquidaba cada 2 meses, mientras se exigían parates rigurosos de múltiples actividades. Los salarios de privados y públicos perdieron todo el tiempo contra la inflación, con bastante anuencia de los sindicatos amigos. Veremos las semanas siguientes luego de los chisporroteos entre fracciones del Gobierno que han servido en bandeja a la derecha tantos elementos del fuego amigo».
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