Leo Mainoldi se enamoró de Corrientes apenas llegó. Cuando firmó por primera en San Martín en 2016 hubo un imán que lo atrajo a la ciudad, a la cálida Capital provincial que seduce con su clima tropical, su belleza natural, su costanera, los tan festivos carnavales y ese chamamé tan único como propio. Terminó su primer ciclo en el club en el 2018, y si bien luego pasó por Quimsa y tuvo un período en Uruguay con Stockolmo y Trouville, ese gran cariño por Corrientes se mantuvo. Tal es así que, al día de hoy, se encuentra en plena mudanza porque decidió radicarse definitivamente en la ciudad.
Pero claro, a Leo no sólo lo enamoró Corrientes. También fue San Martín, el proyecto de una institución que creció paulatina y enormemente año tras año, consolidándose como una de las más prestigiosas de nuestra Liga Nacional. Por eso decidió volver al Rojinegro para esta temporada, a ese lugar en el que ganó un Súper 20 y fue subcampeón de la Liga. Con 36 años, Coco vive un momento de plenitud. Está promediando 7.5 puntos y 6.5 rebotes en este joven arranque de la 21/22, sin embargo su actualidad va mucho más allá que unos simples números. Es determinante, un referente y un líder, porque además de estar a la par de sus compañeros se siente pleno y disfruta. Todo eso se lo debe al lugar en el que está, al club, al grupo que compone y a un estilo de juego al cual se adaptó rápidamente.
Es indiscutible que Mainoldi es uno de los más determinantes y de mayor jerarquía dentro de la Liga, y el hecho de que hoy esté instalándose en Corrientes para organizar toda su vida, junto a su familia, es también otra gran noticia para proyectar dentro el club, aunque de momento el contrato que tenga sea sólo por esta temporada. «La prioridad siempre la va a tener San Martín», cuenta al ser consultado por ello. «Desde que vine por primera vez a Corrientes me gustó mucho la ciudad, siempre. La decisión de vivir acá ya estaba tomada desde hace un tiempo, y con esta oportunidad de ahora de firmar en San Martín y volver a jugar en el club, me terminó cerrando por todos lados», agregó. Y así comienza su charla con Prensa AdC, donde habló del buen arranque del Santo en esta LNB, su rendimiento personal y el siempre deseo de estar en la Selección, una chance que se potencia con su nivel y la llegada de la próxima ventana Fiba.
Esto recién empieza, pero cuando muchos equipos tienen este período de adaptación como continuidad del Súper 20, el caso de San Martín es especial porque es uno de los que más claro tiene a lo que quiere jugar.
-Sí. El mantener una base de años anteriores desde jugadores y cuerpo técnico ayuda a todo eso, porque para esta temporada hemos venido sólo tres jugadores y cuando llegamos nos encontramos una idea de juego y una filosofía bien aceitada. Los que nos sumamos también lo hemos entendido rápido, el grupo nos lo hizo fácil inclusive para adaptarnos lo más rápido posible, por lo que también tenemos esa importante confianza como para soltarnos en el juego. Hay una buena dinámica y un grupo bien rodado porque hace tiempo que este equipo viene jugando junto y se nota. Esa es una ventaja, porque se juega un poquito más fácil y se entiende a lo que se juega.
¿Esa intensidad y propuesta defensiva que tiene el equipo como característica también te obliga a estar físicamente pleno?
-Sin dudas. Es la forma de defender que tenemos y es una regla que me gusta porque me siento activo todo el tiempo. No hay lugar para relajarse en este tipo de defensa que hacemos, todos tenemos que estar atentos. Cuando uno está fuera de foco todos corremos atrás de la pelota y la defensa no es efectiva, así que hay que estar enfocados siempre. Tenemos una defensa muy difícil de atacar, al rival se le complica cuando los cinco que defendemos estamos bien atentos. Me obliga a estar activo, sino no podría estar a la par del equipo y eso me gusta. Este es un grupo joven, con muchos chicos que son unos animales y tienen patas frescas, entonces uno tampoco quiere quedarse atrás y cuando está bajo de energías las saca de donde no tiene para mantener ese nivel alto. Nos ayudamos entre todos y me siento cómodo, es un muy lindo grupo. Después se ganará o perderá, habrá días mejores o peores, pero me resultó fácil adaptarme y la idea está clara para todos.
Hablabas mucho de lo cómodo que te sentís y el disfrute.
-Es que realmente lo disfruto, sí. Creo que eso es algo que lo vengo haciendo mucho más con la madurez y los años mismos. Siempre con el respeto y la obligación que merece, porque aparte de disfrutarlo este es un trabajo y siempre está la responsabilidad, pero también esa obligación va mucho de la mano con el disfrutar día a día, con el clima que hay para trabajar, la tranquilidad y el buen ambiente que hay para hacerlo. Lo disfruto mucho más que antes. Hoy disfruto de todo lo que va pasando en el día a día, la nueva forma de jugar, el nuevo entrenador, cada uno de mis compañeros… cada entrenamiento y cada juego lo disfruto.
¿Cómo se plantean los objetivos dentro de un club como San Martín que siempre apunta bien alto?
-Sabemos que hay material para estar en las instancias finales. Lo que todo el jugador y todo grupo quieren y se plantea cuando arranca la temporada es llegar a esa etapa de playoffs jugando el mejor básquet posible. Eso también vaya de la mano con estar en ese momento justo de plenitud ofensiva y defensiva. Pero también es cierto que esto recién empieza, que la Liga es muy larga y que hace poquito terminó el Súper 20. El S20 era el primer objetivo que teníamos, pero no nos dio para llegar a la final porque perdimos contra un gran equipo como Instituto. Tuvimos que dar vuelta de página rápido para empezar ahora esta Liga que es larga, durísima y en la que cada partido cuenta. Esto es día a día, se trata de ir ensamblándonos cada vez más y mejorando con cada entrenamiento. Este es un momento ideal para trabajar y ver el San Martín que queremos ser. Buscaremos ser el mejor equipo posible y a su vez la mejor posición posible en la tabla, pero también es cierto que cuando llegue la parte de los bifes es donde se tendrá que ver el mejor San Martín. Podés haber hecho una liga regular espectacular, pero si no estás fino en la parte importante de los cruces te quedás afuera enseguida. Por eso hay que llegar a ese momento de la mejor manera, tanto física como colectivamente y en la generación como equipo. Ojalá sea como ahora que estamos hablando y que dentro de 5-6 meses estemos a esa misma altura. Por eso decía esto de disfrutar cada día, cada entrenamiento. Todo se va viendo, obviamente con ese horizonte de llegar lo más arriba posible y tener el mejor cruce, eso está claro, pero vamos paso a paso.
Se vienen las ventanas de la Selección. ¿Te ves adentro? ¿Tenés ganas?
-A la Selección voy hasta si me piden que vaya en lugar de Facu Vartanian como utilero. Si me piden que vaya, salgo ahora mismo caminando de Corrientes a Buenos Aires para llegar a la ventana. Obvio que iría siempre, siempre está ese sueño y esa ilusión de representar al país. Vestir la camiseta de la Selección es algo único, no tiene comparación. Uno puede estar muy identificado con un equipo y muchas veces es así porque pasa muchos años en un mismo lugar, pero la Selección es totalmente diferente. Soy un agradecido de haber podido vestir la camiseta en varias oportunidades y es único, escuchar el himno, mirarte y ver que tenés el escudo y los colores de tu país es algo increíble. ¿Me preguntás si sueño? Toda mi vida voy a soñar con la Selección. Voy a tener 80 años y voy a seguir soñando con la Selección. Ojalá pueda estar siempre. Uno entrena esperando ese llamado para que vean que uno trabaja y sigue estando para poder representar al país. Después se verá lo que haga el entrenador en la citación, pero esa cosquilla se tiene siempre. Es algo único y no se compara con nada
.