Filtros de agua, lámparas solares, sábanas, frazadas, abrigo, medicamentos y alimentos se entregaron a pobladores afectados por el fuego y la sequía en diferentes parajes, con el apoyo de una ONG internacional, con el espíritu de una filosofía de vida importante en el judaismo que se sustenta en una expresión hebraica y un compromiso: «reparar el mundo».
Integrantes de la Organización No Gubernamental (ONG) Cadena, que asiste a poblaciones en zonas de desastre, recorrió recientemente las localidades de Tatacuá, Santa Rosa, Concepción del Yaguareté Corá, Caá Catí y San Miguel, junto a Norma Zibelman, presidente de la Fundación Tzedaká Corrientes y Beatriz Kunin, delegada de la Daia filial Corrientes, para entregar elementos de necesidad vital a comunidades rurales y bomberos voluntarios afectados por los incendios y la sequía.
DESDE ENERO
La campaña solidaria ya había comenzado a mediados de enero, cuando el fuego avanzaba sobre parajes y campos correntinos y distintas comunidades judías del país comenzaron a enviar sus aportes, entre ellas desde Córdoba, Mendoza y Santa Fe. Medicamentos, elementos de necesidad para cuerpos de bomberos y alimentos llegaron a distintas localidades, entregadas a través de Tzedaká Corrientes y la filial de Daia durante los últimos meses.
PROPUESTA
Y ACCIÓN
«Con el aporte solidario de la Amia y comunidades judías de distintas partes del país, durante las primeras semanas de febrero llegamos hasta Caá Catí y San Miguel. Como presidente de Tzedaká Corrientes, propuse a las autoridades municipales de ambas localidades, que estuvieron entre las más castigadas por el fuego y la sequía, una breve reunión para hacer entrega de algunos de estos elementos. Se trata de una tarea social que desde Tzedaká Corrientes hacemos todo el año, para ayudar a personas tanto dentro como fuera de la comunidad», destacó Norma Zibelman.
Se solicitó además una suerte de relevamiento de las familias damnificadas, para vincularlas con una ONG internacional que trabaja en atención de afectados por catástrofes, que es la Fundación Cadena, que anticipó su deseo de aportar filtros de agua y paneles solares a algunas de estas familias, atentos a que en cualquier desastre natural, la electricidad y el agua potable son escasos y de vital necesidad.
La propuesta se concretó y participaron Matías Romero, funcionario a cargo del área Social de Caá Catí, quien aportó el listado de su comunidad. En conjunto con el referente de la Secretaría municipal de la Producción, Sixto Benítez y también el intendente, Jorge Meza.
CONTENCIÓN POR
LA CATÁSTROFE
Cientos de pobladores, en su mayoría pequeños productores hortícolas y ganaderos, esperaban registrarse en ese momento para poder acceder a los subsidios del Gobierno provincial con fondos no reintegrables para hacer frente la catástrofe.
Alambrados, animales, campos y también viviendas fueron consumidos por las llamas y resurgir de las cenizas parece una misión titánica de cara al futuro, en un invierno que se promete aún más desolador por falta de lluvias.
«En San Miguel pudimos recorrer distintos parajes y en las salas de Atención Primaria de la Salud se entregaron los insumos médicos enviados por la Amia y otras comunidades judías de la Argentina», apuntó Norma Zibelman.
MANO A MANO
EN CADA LUGAR
Hace unas dos semanas, voluntarios de la ONG Cadena desembarcaron en Corrientes, para articular junto a referentes de la comunidad judía local un nuevo operativo, que incluyó la visita al cuartel de Bomberos Voluntarios de Tatacuá.
Se trata de un cuartel que ya había recibido el aporte de Tzedaká Corrientes, Scholem Aleijem y Daia Filial Corrientes con borcegos, elementos para combatir incendios y otros insumos a principios de febrero, tras enviar una carta con una lista de necesidades urgentes.
Ahora, con el respaldo de un vehículo aportado por la Provincia, tres voluntarios de Cadena se sumaron a una segunda recorrida por esas comunidades afectadas por el fuego, y también por la falta de agua. Coordinados desde Concepción del Yaguareté Corá, desde donde hicieron «base para el operativo», también pudieron visitar el cuartel de bomberos de Santa Rosa y relevar necesidades de otras comunidades de la zona.
«Aunque el feriado complicó un poco la distribución en algunas escuelas rurales, los voluntarios permanecieron otra jornada, para poder mostrar cómo funciona el equipamiento de filtros de agua y lámparas solares. Serán de gran utilidad para quienes cuentan solo con lagunas y tajamares para abastecerse del líquido vital», comentó Zibelman en esa época de carnaval.
LA MAYOR CARENCIA
En medio de las cuantiosas pérdidas de tierras productivas y forestaciones por sequía e incendios -en las cuáles se desempeñaban hasta ahora más de 200 pobladores de la zona y que ahora no tendrán trabajo-, la carencia más urgente de la zona es el agua. Quienes cuentan con una perforación para extraerla, encuentra las napas secas. La opción es perforar nuevamente, para lo que hace falta bombas, maquinaria específica que pueda superar los 30 metros de profundidad, cañerías e instalaciones eléctricas.
En toda la zona también la pérdida de postes y cables por el fuego afecta a la provisión del líquido vital, testimoniaron.
En una colonia de unas 900 personas, existe un solo tanque que funciona desde la mañana hasta las 19. Al terminarse el agua allí, se apaga y se vuelve a cargar. Y los poblados se quedan sin provisión hasta el día siguiente, relató hace unos días la presidente de Tzedaká Corrientes, Norma Zibelman.
Tikún Olam
Tanto para la comunidad judía local, como para las entidades de la comunidad en todo el mundo, el ejercicio de la solidaridad se incluye entre los valores fundamentales que rigen la vida judía, «tikún olam», frase en hebreo que significa «reparar el mundo».
Sobre este precepto se apoya también la labor de la Fundación Cadena, una asociación civil sin fines de lucro dedicada a la prevención y asistencia en emergencias y desastres, entregando la ayuda mano a mano, directamente a los más necesitados. Desde 2005 se dedica al rescate, la ayuda humanitaria y la prevención de desastres alrededor del mundo, con la premisa de «no ser indiferentes al sufrimiento de los demás».
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