En la ciudad es conocida como «la Casa Navideña» o «la Casa de las Luces», abierta desde hace 12 años y forma parte del circuito histórico patrimonial de la ciudad.
Jorge Gervasi, de 68 años, contó a TN que su pasión por la Navidad comenzó en 2009 y que la exuberante decoración se fue incrementando con los años.
Primero empezaron a decorar puertas adentro con sus hijos, pero pronto el espíritu navideño desbordó la intimidad del hogar e invadió la calle.
«Hemos visto que la gente se arrimaba cada vez más para mirar por la ventana, entonces pusimos cosas afuera. Ahora ya es un centro turístico», comentó sobre su casa de la calle San Martín al 352.
«Hay distintas figuras, un trineo donde la gente se saca fotos, un árbol giratorio de 2,50 metros, hamacas para los chicos y un lugar donde dejan cartas para Papá Noel», explicó el hombre con orgullo.
Aunque muchos podrían temer por la factura de luz ante semejante despliegue de lamparitas, a Gervasi el gasto no le preocupa.
«Hay una colaboración municipal para pagar la factura, porque si no sería imposible», precisó con agradecimiento el ex mecánico de autos.
CUIDAR
LA ILUSIÓN
El 8 de diciembre, día en que «se arma el arbolito», es todo un acontecimiento en el barrio. La Municipalidad corta la calle y varios coros locales participan de la inauguración de la «Casa Navideña».
Todos los días acuden familias enteras que se sacan fotos frente a la casa de Gervasi, subidos al trineo o en un cartel con un hueco para poner la cara y convertirse en Papá Noel.
«Los chicos están enloquecidos. Muchos piensan que es la casa de Papá Noel y dejan acá sus cartas», comentó con emoción Gervasi, que dedica varios meses al año a «cuidarles la ilusión».
Las visitas siguen hasta fines de enero, cuando empieza el desarme. «Por tradición dejamos todo hasta el 23, día de mi aniversario de casamiento», explicó.
La Navidad no es solo cosa de niños, puede ser una ocasión de encuentro de toda una comunidad.
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