El especialista en Seguridad Oficial aseguró que en el dispositvo del jueves pasado «se hizo todo mal , ya que a la Vicepresidente le apuntaron, gatillaron de cerca y los que debían cuidarla ni reaccionaron».
20-CONTRATAPA-3El intento de asesinato a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el pasado jueves, puso sobre el tapete la idoneidad de su custodia personal, la cual aparece fuertemente cuestionada dada la facilidad con la cual el hombre de nacionalidad brasileña pudo acercar el arma, a centrimetros de la ex mandataria, sin que ninguno de sus guardaespaldas reaccionara en tiempo y forma.
Es en este marco que EL LIBERTADOR dialogó el comisario general retirado Carlos Gauna, quien durante años se desempeñó como Jefe de Custodia del ex gobernador Ricardo Colombi y posteriormente de Gustavo Valdés, al tiempo que coordinó acciones con las jefaturas de seguridad personal de los ex presidentes Néstor Kirchner y Mauricio Macri cuando visitaron Corrientes.
Con amplia trayectoria en la Policía de Corrientes, Gauna comenzó a formarse a seguridad personal cuando debió resguardar la integridad del legislador mercedeño Marcos Maidana, en los convulsionados dias de 1999, marcados por la crisis institucional local.
Gauna, quien además es abogado, realizó numerosas capacitaciones en seguridad personal, al punto que formó parte de un grupo reducido de efectivos correntinos que hace pocos años recibió instrucción focalizada del Swat estadounidense, la fuerza táctica especializada en custodia y rescate.
¿Cuáles fueron las falencias de la custodia de Cristina Fernández la noche del ataque?
-Hubo varios fallos sin duda, el principal fue no anticipar que se podía dar una situación de alta peligrosidad para la Vicepresidente en medio de tanta gente enfervorizada, a tan poca distancia, manteniendo contacto físico con ella y con mucho ruido alrededor. Yo tengo una frase de cabecera que dice: «Nunca sucede, hasta que sucede». En el momento concreto del ataque, el individio acerca el arma a la Vicepresidente sin que ningún agente se percate. Esta persona gatilló varias veces, relativamente cómodo y a una distancia que hubiese resultado fatal si salía el disparo. Se trata de negligencia o inoperancia imperdonable en personas que deberían estar formadas en la seguridad de alguien con la investidura de Cristina Kirchner.
¿Hubo exceso de confianza a la hora de armar el dispositivo?
-Hubo un poco de todo, y eso es lo llamativo. El operativo estuvo a cargo de la Policía Federal, una institución reconocida por su profesionalismo y que impulsa muchas capacitaciones en la materia. Los cursos incluyen las facetas físicas, psicologicas, técnicas y un sinfín de disciplinas. No se puede creer como redujeron al sujeto, dejando en el lugar al objetivo, que en este caso es la Vicepresidente, cuando el protocolo indica que producido automáticamente un disparo o situación de peligrosidad contra la persona custodiada, se debe dar cobertura fisica total, arrojándola al piso y cubriéndola ante posibles nuevos disparos. Puede suceder que en el lugar haya más tiradores, a la espera de cumplir el cometido si el primero falla. Posteriormente, debe existir un plan de evacuación de la persona que, bajo ningún punto de vista, debe permanecer en la zona. Para esto se debió tener preparado un automóvil o camioneta para ser trasladada inmediatamente de sucedido el hecho y no seguir saludando a más gente, como si nada. En cuanto a la organización del dispositivo, resulta clave saber qué conocimientos tienen los que están a cargo. Tengo referencias de que la Vicepresidente tiene un grupo especializado a cargo de su seguridad personal pero, en actos políticos, comparte responsabilidades con dirigentes de una agrupación afín a ella. Eso no puede ser: el resguardo debería estar a cargo de gente preparada y no de militantes.
Sobre este punto ¿cómo juega la confianza entre la persona y su custodia?
-Es muy importante, pero la confianza debe estar ligada al profesionalismo, a la idoneidad y no al voluntarismo. El mandatario, funcionario o magistrado que es custodiado deber tener confianza en quien está a cargo de su resguardo y el custodio deber tener la información de la persona que tiene a su cargo: saber de antemano qué lugares visitará, quiénes lo esperarán, si el terreno resulta un ámbito amigable u hostil o las probabilidades de que haya inconvenientes de movilidad para entrada y salida. Todo eso se analiza para resguardar a un Gobernador, imaginate a un Presidente o Vicepresidente. Es inaudito que el sujeto que gatilló esa noche en Recoleta haya tenido libertad o tiempo para moverse y ningún guardaespaldas se haya antepuesto a Cristina. Si había un disparo o le arrojaban algún elemento contundente, es función del guardaspaldas poner el cuerpo y -si es necesario- dar la vida. Para eso se los entrena y paga. Ante tanta gente, el equipo de custodia debe estar más atento que nunca a movimientos sospechosos. No puede distraerse un minuto. Incluso advertir en la multitud si hay gente que tiene comportamientos muy diferentes al resto. Es un tema intuitivo, que es trabajado durante la instrucción.
Entre tanta gente ¿aplican el criterio de portación de cara para ponerse en alerta? La Vicepresidente tiene un trato muy cercano con sus seguidores.
-No sé si usar el término de portación de cara, pero la experiencia te va marcando si entre la multitud se acerca gente que está bajo efectos del alcohol o alguna sustancia. En las concentraciones políticas se presentan muchos de estos casos. Debemos estar alertas si existen personas con otras intenciones, por como se mueven o como los miran. Siempre hay que utilizar el tacto. El político está saludando o hablando con la gente y la seguridad debe estar en control, anticipándose en su relación con ese entorno, lo cual puede no ser una tarea sencilla.
Coordinó tareas con la seguridad de los ex presidente Néstor Kirchner y Mauricio Macri ¿Con cual fue más complicado trabajar?
-Son estilos y formas de trabajar diferentes. Kirchner tenía numéricamente más custodia, pero incumplía mucho los protocolos establecidos. Tenía afición por más contacto personalizado con la militancia y eso genera inconvenientes para el personal abocado ya que se torna todo más impredecible. En este caso, Néstor podía hacer frenar el recorrido de los autos oficiales para bajar y saludar a más gente, lo cual no es recomendable ya que queda muy expuesto, y en un tramo que no estaba programado. Macri tiene menos custodia, pero es más atento con esta cuestión. Saluda y habla con la gente, pero tiene una exposición más ordenada. Con ambos mandatarios el trabajo conjunto se hizo a 48 horas del arribo, con informes de recorridos y detalles pertinentes.
¿Considera que esto fue una acción solitaria o puede haber sido algo más amplio, organizado?
-Es muy raro todo. Se supo que el arma estaba cargada pero no tenía balas en la recámara. El individuo se fue a meter en la boca del león y hasta podría haber sido linchado, antes de quedar detenido. Ignoro si tenía conocimiento en el uso de armas de fuego o se puso nervioso y olvidó pasos en el funcionamiento del revólver. Es otro de los interrogantes que dejó aquella noche.
Operativo con muchas falencias
Según pudo verse en los videos que registraron el atentado, los custodios y otros integrantes de las fuerzas de seguridad no sólo no pudieron prevenir el intento de asesinato. También reaccionaron mal y tarde ante la magnitud del hecho, a tal punto que le permitieron a la Vicepresidenta seguir con la firma de libros y saludos a los militantes, expuesta a otro potencial ataque. Además, se recopiló una gran cantidad de información de las cámaras de seguridad en las cercanías del domicilio de Cristina Kirchner. El objetivo es reconstruir cómo fue que el atacante llegó a la zona y se acercó a la Vicepresidenta al punto de gatillarle el arma Bersa en la cara.
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