Julio sin plástico», es el lema de la campaña que comenzó y se extenderá durante todo el mes ante la tremenda presencia de ese nocivo material que centenares de seres «humanos» arrojan en todas partes, pero en este caso puntual se refiere al río Paraná cuya fauna íctica y ribereña padecen sus efectos, mientras el planeta se estremece ante el daño que se le produce.
JULIO SIN PLÁSTICO
El ambientalista Luis Martínez reflexionó sobre una realidad que impacta y afecta. «Estamos en un mes y una fecha para concientizar a la sociedad sobre la necesidad de reducción de las bolsas de plástico de un solo uso y fomentar el consumo responsable. Como así también un mes para sumarse al movimiento global #JulioSinPlástico, que es una campaña que propone a los ciudadanos de todo el mundo pasar 31 días sin utilizar ni consumir plásticos de un solo uso, con el objetivo de reducir el uso de este material».
TÉTRICA
SITUACIÓN
«La contaminación del plástico no sólo es un problema en el océano, sino que también es un problema que afecta a nuestro río Paraná, provocando efectos dañinos y que la actual bajante nos permitió ‘levantar la alfombra’ para que podamos ver lo que había debajo, un sinfín de botellas y otros productos plásticos», fue la descripción tétrica de Martínez.
Más adelante recordó que «es muy frecuente escuchar hablar del plástico que contamina los océanos, pero no se menciona que, en gran parte, esa basura viene desde los ríos que confluyen en los mares, un sistema similar al de las venas del cuerpo humano», comparó.
El joven comprometido con «La casa común», como definió el Papa Francisco al planeta en su encíclica Laudato si’, expresó que «las botellas y otros residuos plásticos son extremadamente abundantes; sin embargo, como sociedad, aún no entendemos el gran problema en su total magnitud y no lo asociamos con lo que realmente significa. Aproximadamente 100 botellas se puede observar por kilómetro sobre los márgenes del río. Muchos de estos residuos plásticos quedan varados en el río y con el tiempo se vuelven un problema a un mayor, atentando con el estado natural de nuestra fauna íctica».
Consecuencias desvastadoras para toda vida
El ambientalista Luis Martínez convocó a los habitantes de la provincia a sumarse a la campaña Julio sin plástico, ya que sus consecuencias para la vida en el planeta son desvastadoras, no sólo para los seres vivientes de mares y ríos, sino que afectan definitivamente a la vida humana.
Explicó que «no sólo nos referimos a botellas de plásticos, también tenemos que hablar de las grandes cantidades de microplástico. La acción de los rayos ultravioleta (UV), la fricción del agua y la arena, entre otros factores, degradan el macroplástico; lo fragmentan y lo transforman en microplástico de origen secundario. Esto quiere decir que antes fue otro producto, por ejemplo botellas, bolsas plásticas y restos de telgopor y que se redujeron o desgastaron hasta fragmentos menores a 5 milímetros.
«En algunos lugares se encontraron en mayores o menores proporciones. En algunos sectores alcanza las 35.000 partículas por metro cuadrado de contaminación por microplástico. En la actualidad, lamentablemente no existe una tecnología que permita quitar esos microplásticos del ambiente. Pero podemos colaborar entre todos para evitar que estos residuos ingresen al río», advirtió sin abandonar la esperanza del compromiso de cada ciudadano.
El plástico es la mayor amenaza en la biota -es decir en un conjunto de la flora y la fauna de un lugar determinado-, manifestó y resaltó que también existen evidencias de microplástico en peces, porque lo están ingiriendo al igual que las nuevas generaciones de peces. El principal efecto negativo de los plásticos en la salud de los peces es el bloqueo intestinal, provocando la disminución de la reproducción y un debilitamiento general que los hace más vulnerables frente a los depredadores.
La contaminación por plástico en la biota puede sufrir potencialmente efectos tóxicos, cuyo alcance aún se desconoce, porque muchos plásticos liberan sustancias tóxicas, como plaguicidas y metales pesados.
Tras un estudio científico se pudo revelar que el ciento por ciento de los ejemplares de sábalos tenía elementos de microplásticos en sus organismos. Aún no existe una estadística de otras especies ya que los estudios científicos siguen en curso.
«El problema es que no sólo producen daño a los seres vivos, sino que además pueden transportar químicos e incluir diseminación de especies invasoras y patógenos, como la escherichia coli. Sabemos que estamos expuestos, aunque todavía no sabemos cuáles son los efectos que puede tener en la salud humana», alertó por último.
«Acciones, ahora mismo»
«Es muy importante que todos tomemos acciones ahora mismo y empecemos a reducir el consumo de productos que son de plástico», enfatizó Luis Martínez. Alentó a «cambiar nuestra formar de actuar hacia nuestro ambiente, optar por nuevas alternativas, como por ejemplo si se va a pescar no dejar restos de hilos, plástico o botellas; reciclar los chicles porque también están hechos de plástico y muchas veces las aves o los peces los confunden con alimentos y, lo más importante, concientizar cada uno al entorno con quienes vivimos sobre la importancia de cuidar nuestro ambiente y recursos naturales. Son pequeñas acciones que podemos hacer y ser amigables con nuestro ambiente», puntualizó.