Este fue un año de muchas emociones para Franco Espinoza de 21 años. En enero, fue coronado como Mejor Bailarín del Carnaval en la competencia de comparsas de la edición 2023, con los colores y el orgullo de pertenecer a Sapucay. El domingo pasado, se lo vio en el escenario de GoT Talent Argentina, el programa de talent show producido por la cadena Telefé, y con su baile capturó la atención de todo el país.
«No me avisaron qué día iba a estar en la tele. Me acuerdo que estaba ese domingo en un kiosco comprando una soda y cantando I’m singing in the rain con mis paraguas porque estaba lloviendo. Llego a la casa de mi amiga y me dice: ‘Franco, estás en la tele bailando’. Y yo: ‘¿Qué?’. ¡Una vergüenza! Lo analicé y soy consciente de que algunas cosas se podrían cambiar, mi forma de hablar, lo que dije o el producto que mostré. Es lo bueno de mis actos y presentaciones, trato de ser consciente de lo que después hay que mejorar y cambiar, en todos los aspectos de mi vida», contó a EL LIBERTADOR en una entrevista.
«Estalló mi Instagram y mi Whatsapp el día que me presenté en la tele, una locura. Fui contestando uno por uno y ahora ya volví a mi vida normal. ¡Ya se fue la fama!», agregó entre risas. Comentó que hubo mucha gente que le hizo llegar su cariño al verlo en televisión, otra que «tira comentarios innecesarios -los haters- y también que aporta desde lo constructivo».
«Yo me estaba mentalizando que habría gente que le iba a gustar lo que hice, como habría gente que no», recalcó. «No a todos les gusta la misma tarta», añadió para ilustrar con humor lo dicho.
Si bien en el programa de talentos presentaron su coreografía como una fusión entre lo urbano y salsa, aclaró que se trata más bien de los estilos popping y house de la música urbana, que fue internalizando en sus movimientos al practicarlos con su grupo de baile.
«Yo bailo desde la panza», contó Franco. Su madre es profesora de danzas árabes y españolas, quien lo introdujo desde su nacimiento al «mundo hermoso del arte y de la danza, de todo lo que acompaña a su entorno como la música, el vestuario y el maquillaje».
Debido a esto, aparte de su vocación como bailarín, también demuestra un gran interés por la producción y el montaje de shows, llegando a desempañarse el año pasado como asistente de dirección y coreografía en la comparsa Sapucay, a la cual pertenece desde niño, salvo el año que acompañó a Copabana cuando su madre fue coreógrafa de esta.
Desde danzas árabes y españolas como su madre, pasando por el jazz en pareja y danzas clásicas, hasta el hip hop, dance house, popping y waacking que son estilos urbanos, y un poco de samba brasilera y contemporáneo, Franco hizo de su vida un baile interminable de muchos estilos, como suele ser la vida misma.
Hace tres años estudia el profesorado superior en Expresión Corporal en el Instituto Superior del Profesorado de Enseñanza Artistica (Ispea) de Resistencia, Chaco. «A futuro busco salir de mi zona, explorar y conocer gente copada con la que pueda trabajar. Nutrirme mucho y que también pueda nutrir a las otras personas con lo que tengo: mi experiencia, mi estudio, lo que sea. Me fascina la danza, el arte, todo este mundo maravilloso», expresó.