EL LIBERTADOR entrevistó a Juancito Güenaga, acordeonista y compositor nacido en Curuzú Cuatiá y a continuación parte de su historia y su relación con el chamamé.
¿A qué edad descubriste que querías ser acordeonista y compositor?
-Desde muy niño, según mis recuerdos. El acordeón lo toco desde los 7 u 8 años, la composición vino después, cerca de mis 20 años.
¿Alguna vez pensaste que hubiese sido si en cambió tenías que vivir toda la niñez en la ciudad? ¿Considerás que pudiste haber sido otra cosa que no sea acordeonista o compositor?
-Y seguramente sí, pero ya sabemos que en la cuidad hay otras cosas que a lo mejor me hubieran encandilado, como las luces de la ciudad. Uno nunca podría saberlo. Pero, el género y las ganas de ser yo seguramente me hubieran inclinado de todas maneras por el chamamé. Siempre soñé ser músico popular, que no es lo mismo que buen músico.
¿Hay algún familiar que comparta tu misma pasión o que creas que te inculcó la música? ¿O fue quizá por otra persona?
-En mi familia yo fui el que rompió el modelo. Yo escuchaba a Tarragó Ros padre y me hacía cosquillas en el estómago. Y, cuando yo tenía 20 años, pude conocerlo a mis ídolos, y ahí me marcó a fuego lo que era el chamamé, invitándome subir al escenario y dándome su acordeón y haciéndome tocar con su conjunto y él parado al lado mío, creo que ahí se despejaron todas las dudas, si es que las tenía.
En 1975 formaste parte de un festival y pisaste el escenario junto a tu conjunto. ¿Este no fue el primer escenario que pisaste?
-No, yo formé mi primer conjunto en el año 1968, y hacía 20 kilómetros a caballo con mi acordeón Honner en la espalda para ensayar, y debutamos un 29 de octubre de 1968 en el galpón del ferrocarril General Urquiza de Cazadores Correntinos, la escuela cumplía 50 años y cuando cumplió 100 años fui invitado a tocar.
¿Te imaginaste que podías tener todo el éxito que tenés hoy?
-Eso corre por tu cuenta, yo lo único que sé es que he tenido mucha suerte en mi vida y que la gente nos siga queriendo después de haber pasado tantos años tocando, es importante para nosotros.
¿Qué sentiste cuando te declararon Ciudano Ilustre en tu Curuzú natal?
-Que mi pueblo y nuestra gente han sido muy generosos conmigo y lógicamente con el conjunto, porque ellos lo toman como propio y es un honor que me hayan declarado Ciudadano Ilustre.
¿Quién es Juan Güenaga, además de músico y compositor?
-Es un hombre que trabaja en el campo, que nunca se olvida de su gente y de su pueblo esté donde esté, y cuando camino por las calles de mi pueblo la gente se acerca para sacarse una foto, un hombre como cualquiera de mi pueblo pese a ser una persona popular y conocido en muchos lugares del país.
¿Qué pensás de la declaración del chamamé como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad? ¿Creés que tardaron mucho en reconocer al chamamé?
-Creo que todo tiene su tiempo. No nos olvidemos que esto empezó a gestarse en la década del 20 con Emilio Chamorro y Mauricio Valenzuela, y todos los que vinieron después, tardó casi cien años, pero llegó gracias a la gente que lo sostuvo ahí en su trinchera esperando el momento, así creo que sí no tenía las bases bien sentadas como lo tiene hoy.
¿Cuál fue tu mejor y tu peor momento a lo largo de tu carrera?
-El camino está lleno de espinas, pero también tiene flores, y Dios me puso la mano en el hombro para que no afloje la tarea que me encomendó, y los comienzos siempre son muy duros, pero hay que ponerle el pecho a las balas nomás y seguir para adelante. Todos los días en la vida hay problemas, pero la solución es no aflojar ni ahogarse en un vaso de agua.
¿Cómo fue componer tantos álbumes, en que te inspirás para ponerle nombre y letra a sus canciones? ¿Cuál creés que fue tu mejor álbum?
-Mirá, siempre fui inquieto, y tal vez eso me llevó junto con mis compañeros a hacer tantos discos y los nombres a veces eran idea mía y muchas otras de la discográfica, y para nosotros todos los discos son lindos, sino no lo hubiéramos grabados. No podría elegir ninguno.
Y, por último, si te describieras en una palabra, ¿cuál sería y por qué?
-Lealtad, siempre, porque me considero una persona muy fiel a lo que siente.
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