Ocurrió en marzo de 1986. El relato de un vecino sobre el extraño suceso que se conoció en todo el país.
Por Noelia Irene Barrios
EL LIBERTADOR
Santa Ana de Guácaras es conocida como una de las localidades más tranquilas de la provincia. Sin embargo, hace 38 años sucedió algo que causó un revuelo en toda la comunidad. Un vecino declaró que había sido testigo de un extraño hecho con seres que nunca antes había visto. Contó que bajaron de una nave y eso fue suficiente para que los medios, incluso los del alcance nacional, se hicieran eco de su relato. Lo llamaron, precisamente, El caso Santa Ana y fue uno de los registros más detallados de avistamiento ovni en Corrientes.
El colega y especialista en el fenómeno ovni en la provincia, Francisco Villagrán fue el primero que cubrió y le dio repercusión al caso. Sus notas incentivaron a otras personas a interesarse por el tema y, especialmente, a un grupo de jóvenes que integraban lo que entonces se conoció como el Centro de Documentación Ovni Corrientes, quienes elaboraron un informe completo sobre el extraño suceso.
Según lo documentado, todo ocurrió durante la madrugada del 17 de marzo de 1986 y el protagonista fue don Rito Melgarejo, un trabajador de la chacra de 42 años que vivía en un campo cerca del ya abandonado Ingenio. Según los reportajes publicados por Villagrán y las notas que tomó el grupo del Centro de Documentación, el hombre regresaba a su casa tras participar con unos amigos de una partida de naipes. El cielo estaba nublado, hacía un poco de frío y lloviznaba.
Don Rito, a quien desde entonces conocieron como El Ovni, caminaba a paso rápido cuando vio descender algo del cielo. Según sostuvo en todas las entrevistas, se dio cuenta por las luces y se asustó mucho porque nunca antes había visto nada igual.
«Melgarejo no ha cursado estudios ni prestó el Servicio Militar, lo primero demuestra que al ser analfabeto no tiene mayor posibilidades de acceder a literatura sobre el fenómeno Ovni o informaciones de diarios y revistas que traten el mismo tema», aclararon en el informe que hicieron los miembros del Centro.
HUMANOIDES
Sin embargo, el hecho no quedó sólo en el avistaje del objeto volador, sino en lo que don Rito vio inmediatamente después. Este fue su relato, reproducido por la primera noticia sobre el tema que escribió Villagrán para el diario El Litoral y cuyo registro se encuentra disponible en el blog del profesor Andrés Salvador, Ovnis en Corrientes: «Era un objeto muy luminoso, que se me vino prácticamente encima y se paró sobre el suelo, a unos diez metros de distancia más o menos. Hacía frío, pero en ese momento se me pasó todo, y luego vi dos seres pequeños, que tendrían la altura de un niño de seis o siete años, que salieron rápidamente del aparato. Uno de ellos me hizo unas señas y me habló en un idioma que para mí era incomprensible. No era castellano, hablaba muy rápido. Me hizo con las manos unas señas como de algo en forma de círculo, pero yo le dije que no entendía nada ni quería saber nada, me di media vuelta, y traté de volver a mi casa rápido. Al parecer estos seres volvieron a su aparato y se fueron porque cuando yo me di vuelta otra vez, ya no estaban ni tampoco su nave, la que se perdió rápidamente en el cielo, hasta hacerse muy chiquita».
«Yo no lo miré mucho porque tenía un poco de temor, de que me lleven y después no me traigan más. Tenían una especie de uniforme negro ajustado al cuerpo, y eran como nosotros, los seres humanos, nada más que chiquititos. Yo le calculo que tendrían un metro a un metro 10 más o menos. Bajaron de golpe en el agua, porque había llovido mucho. Después de eso, anduve unas horas perdido en el campo, porque me desorienté y no pude ubicar el cómo volver. Me quedó un fuerte dolor de cabeza que hasta ahora no me pasa, y si sigo así, voy a tener que ir a un médico para que me cure», completó Melgarejo en esa primera oportunidad.
La mención de los seres extraños fue suficiente para despertar todavía más el interés de la gente. Y fue en ese mismo primer registro que se lo caracterizó como «un encuentro cercano del tercer tipo».
SEGURO
Lo que hizo más convincente al relato de Melgarejo fueron las extrañas marcas y pasto quemado que se encontraron en el sitio donde él aseguró haber visto descender a la nave. Se tomaron muestras y se llevaron para examinar aunque nunca se revelaron los resultados.
Mucho tiempo después, en 2012, Villagrán volvió a buscarlo. Don Rito seguía en su casa junto a su esposa y aunque un poco más grande, recordaba como el primer día lo que le pasó esa noche. Su esposa decía que siempre miraba el cielo, como con miedo a que los extraños seres volvieran para buscarlo.
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