Las vacaciones son un momento del año que la mayoría de las personas esperan con ansias para poder recargar energías, distraerse y vivir experiencias fuera de su rutina habitual o cotidiana.
La temporada de verano está atravesando un nuevo mes en curso, el cual, para muchos, significa el retorno a la actividad laboral o de estudio que se realiza durante el año y que fue suspendida por algún período.
Por eso, EL LIBERTADOR consultó con la licenciada en Psicología y especialista en psicología institucional y comunitaria, Jésica Busciglio (Matrícula Profesional N° 488), para saber qué sucede cuando toca volver a la rutina y porqué a algunas personas les cuenta más que a otras.
«El concepto de las vacaciones está muy ligado al sistema económico, laboral y escolar que conocemos. La noción de tomarse vacaciones está directamente relacionada a cómo entendemos el trabajo y el ocio. No existe de por sí una manera correcta de tomarse vacaciones o de trabajar, pero entendiendo cómo funciona nuestro sistema social, es que las vacaciones como tal, se vuelven necesarias», aclaró la licenciada.
También resaltó: «Las vacaciones se vuelven un espacio necesario por el ritmo social, la lógica económica en la que vivimos, los espacios de ciudad en los que habitamos. El sentido que le damos en nuestro contexto a las vacaciones tiene que ver con regular el estrés, bajar los niveles de ansiedad. Son tiempos de encontrarse con lugares que no están reglados por tiempos que tienen que ver con lo laboral, por las escuelas, por lo institucional en general».
LO NECESARIO
Al referirse a la importancia de estos períodos de descanso que todos conocemos, explicó que «las vacaciones son necesarias porque son ese momento donde uno puede volver a la salud, a un equilibrio emocional y físico».
Al respecto, fue consultada sobre qué alternativas hay para aquellas personas que, por algún u otro motivo, no pueden tomarse las vacaciones en el verano. «Las personas que no pueden tomarse vacaciones en los tiempos donde la mayoría se las toman por los ritmos laborales y escolares, idealmente sería bueno que lo hagan en cualquier momento del año. Durante este tiempo, lo recomendable es que puedan cortar con la rutina habitual y habitar otros espacios, generar otros ritmos diarios, conectar con otras necesidades que no sean las de la producción», señaló.
TIEMPO FUERA
Busciglio remarcó lo importante que es tener en cuenta que el concepto que se tiene de las vacaciones es una idea construida, ya que no establece en sí, una misma receta para todos por igual. «El tiempo que deben durar las vacaciones es tan diverso como personas existen. Dependerá en muchos casos, de la demanda laboral, la exigencia, nivel de estrés de cada uno», señaló.
«15 días es lo más habitual, pero hay personas que pueden permitirse (y entender) que el ocio y el descanso, el tiempo fuera, el silencio o el retiro periódico, es necesario como forma de vida», añadió a su explicación.
VOLVER
Según indicó la profesional, no a todos les cuesta volver de las vacaciones. «En general cuando nos cuesta retornar, podemos empezar a pensar qué es lo que nos cuesta tanto de nuestro día a día laboral, del ritmo habitual. Si hay algo que nos genera tanto estrés o malestar como para desear vivir en un estado vacacional, debería uno pensar qué me pasa con lo que hago en mi vida cotidiana».
Con sus declaraciones, invita a pensar: «La pregunta por las vacaciones nos hace reflexionar sobre nuestras elecciones, de qué trabajamos y por qué, qué nos produce bienestar, cuánto me permito el descanso y conectar con mis necesidades».
Al consultarle sobre el denominado «síndrome post vacacional» del que se habla en los medios y las redes sociales, como una aparente problemática social, la psicóloga desmiente su existencia como tal.
«Desde mi práctica profesional no creo que exista el síndrome post vacacional, tampoco ninguno de los síndromes que hoy se quieren adjudicar a cualquier malestar de las personas», indicó la especialista, quien advirtió que, de existir algún malestar por volver de las vacaciones, podría deberse a otras razones personales.
Planificar el año, una misión posible
Al dar comienzo a las jornadas laborales o rutina de estudio del año (en el caso de los más jóvenes), resulta común que las personas dediquen esos primeros días a plantear los objetivos que se desean alcanzar en los próximos meses.
Al respecto, la licenciada Busciglio, advirtió sobre la importancia de esgrimir metas que sean lo suficientemente flexibles ya que, si las expectativas se vuelven «muy rigurosas y estancas, terminan generando más estrés del que pretenden evitar».
«Las metas y objetivos personales pueden ser muy útiles para organizar y diagramar nuestra planificación anual, siempre y cuando no sean metas que estén ligadas a exigencias, sino más bien como caminos a seguir, posibles rutas que trazamos para saber por dónde queremos que sucedan nuestros proyectos», indicó la licenciada Busciglio.
ALGUNOS CONSEJOS
«En relación a las vacaciones, sería muy importante que uno pueda planificar durante el año sus tiempos de retiros periódicos, de escapadas, de momentos a solas, de silencios y descansos», destacó.
En relación a esto, indicó que para el regreso a la rutina del año, sería bueno empezar por «planificar unas líneas de acción, siempre abiertas al cambio y sobre todo, teniendo en cuenta el contexto de pos pandemia», dijo refiriéndose a los imprevistos que puedan ocurrir.
Y concluyó, insistiendo en que «lo más importante es considerar dentro de esa planificación, la importancia del descanso, del autocuidado personal y siempre preservando nuestra salud física y emocional».
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