El docente e investigador de la Facultad de Ingeniería, Hugo Rohrmann dialogó con Radio Unne FM 99.7 sobre la continuidad de la bajante del río Paraná que ya lleva tres años. Durante la entrevista, el ingeniero en Recursos Hídricos descartó que el fenómeno se deba al cambio climático y se inclinó por la variabilidad y los ciclos de las lluvias.
«El río continúa con una gran bajante sorprendiéndonos como hace 50 años. La noticia hoy es que los organismos oficiales de la Argentina y Brasil todavía no se animan a pronosticar su fin», dijo Rorhmann, y agregó que «la situación actual es previsible, ya que estamos atravesando el invierno y en la cuenca del Plata las precipitaciones son muy pocas».
A principios de 2022, se esperaba que para esta época del año los valores se ubiquen nuevamente por encima de este nivel, pero las aguas volvieron a mantenerse bajas, con un nivel que se ubica a menos de tres metros.
«Ahora todas las miradas están puestas en la temporada de lluvias de septiembre en Brasil. Pero al ser el río Paraná tan grande debería llover 200 o 250 milímetros para que la cuenca se recupere y el río empiece a estar en valores. El promedio habitual de octubre es de 130 milímetros», detalló el especialista.
Estos pronósticos aún no se visualizan en los servicios meteorológicos de Argentina y Brasil.
A pesar del panorama desfavorable, Rorhmann aclaró que «estamos en mejores condiciones que 2021 y 2020 con un metro por encima y el Instituto Nacional del Agua dice que es muy difícil volver a esos valores negativos. También los embalses de las principales represas hidroeléctricas están alrededor de un 60 por ciento y eso es beneficioso».
EL ROL DE LAS REPRESAS
Las centrales hidroeléctricas Yacyretá e Itaipú recuperaron algo del nivel de sus embalses y están trabajando hasta un 80 por ciento de su capacidad por la escasez de agua. «Hay que desmitificar la función de las represas. Está claro que necesitamos energía para vivir y la hidroeléctrica es una de las más baratas. En este contexto, se observa que los niveles mínimos del río Paraná se elevaron; si uno compara los registros de 1900 a 1970 cuando dejaba de llover, el río bajaba sin ningún elemento que lo contenga. Las represas almacenan agua y si no estuvieron estaríamos muy por debajo del nivel actual», detalló.
«Tenemos una corta historia de medición de lluvias. Es difícil encontrar un registro de más de 100 años. El río Paraná se mide hace 120 y está en esta ubicación hace 10.000, solo conocemos el uno por ciento de su historia», señaló el especialista.
Comentó que eso «nos pone en contexto de decir que tenemos variabilidad climática con ciclos muy marcados: muy húmedos, normales y secos. Es prácticamente un sello de la lluvia, no podría afirmar que sea un cambio climático, para eso deberían ser 50 años de un mismo comportamiento y no tres como está ocurriendo».
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