Vecinos de la zona denunciaron un aumento de peces muertos en el río Guaviraví, lo que generó preocupación por un posible impacto ambiental y sanitario. Según quienes alertaron el hecho, la situación ya fue reportada a autoridades locales para que realicen los análisis correspondientes.
El fenómeno ocurrió en un momento de altas temperaturas y posibles fluctuaciones del caudal, condiciones que especialistas indican pueden provocar una disminución crítica del oxígeno en el agua. La aparición de numerosos ejemplares sin vida en las orillas del río encendió las alarmas en la comunidad: pescadores, vecinos ribereños y guardafaunas locales hicieron público el hallazgo, advirtiendo sobre el daño a la fauna, el ecosistema y la eventual afectación al uso del agua.

Ante esta situación, organizaciones ambientales y especialistas reclaman monitoreos urgentes del agua, análisis de calidad y causa probable (descarga de residuos, efecto climático o acumulación de materia orgánica), además de un protocolo para prevenir y responder ante episodios similares.
Técnicos en ecología advierten que, en lagunas o arroyos con bajantes, temperaturas elevadas y escasa corriente, es común que la oxigenación del agua baje. La combinación de estos factores puede generar una “hipoxia”, situación crítica que provoca la muerte masiva de peces.
En un contexto de creciente alerta ambiental en la región, vecinos y productores pesqueros exigen respuestas claras de las autoridades provinciales y nacionales: un control riguroso del agua, informes públicos y medidas para evitar un daño irreversible sobre la biodiversidad.
Por su parte, aún no se difundió un informe oficial sobre el estado del río ni un diagnóstico preliminar, lo que incrementa la incertidumbre sobre el volumen real del daño. Mientras tanto, pescadores desalientan capturas y consumos por precaución, hasta que se aclare la causa de la mortandad.

