«Piel de arcilla, ojitos de yvapurú. Duerme en tu cuna de espartillo y sueña tu sueño de paz», reza una postal de Cultura Apipé donde se ve a un Niño Jesús con la tradicional pose de pies cruzados y manos abiertas en el pesebre.
Hecho con arcilla de la isla Apipé, el Niño Jesús es acunado en las manos de quien dice no ser artesano, pero con el calor de sus palmas le dio forma de cunumí de rasgos tiernos, acompañado por las figuras de Maria y José. Su creador, Damián Encinas, es oriundo de San Antonio, Apipé Grande y como gestor cultural se dedica a la investigación, registro e implementación de medidas de salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial.
«En realidad yo no soy artesano, en el proceso de poder animar y acompañar las trayectorias de los artesanos, sobre todo en esto de la cerámica, me metí yo primero a las clases para poder después disipar algunas dudas y ahí fui descubriendo que tenía cierta facilidad para trabajar con el barro y el modelado», contó en diálogo con EL LIBERTADOR.
HALLAZGO
«En el 2020, en la construcción de un edificio nuevo para un hospital local, denunciaron el hallazgo de unos fragmentos cerámicos presumiblemente guaraníes. Acá en la región son muy comunes con técnicas de escobillado y corrugado, que la gente suele descartar porque son cotidianos, pero los que se encontraron eran distintos, tenían engobes y patrones de figuras geométricas», explicó.
Pero estos fragmentos hallados «despertaron la curiosidad de los vecinos del pueblo y eso nos llevó a nosotros a plantearnos, desde la gestión pública, medidas de protección sobre este patrimonio».
A través del área de Arqueología del Instituto de Cultura, se pudieron examinar los fragmentos y realizar su fichaje, entonces «la gente se animó declarar las piezas que por ahí tenían en colecciones privadas y heredadas». «Tenemos un registro de varias piezas bien conservadas y muchos fragmentos que se fueron recogiendo en este tiempo de bajante del río que fue dejando al descubierto una gran cantidad de material cerámico», precisó.
SABERES HEREDADOS
«A partir de ahí arrancamos con artesanos del Iberá, con unos talleres de cerámica a ver si había alguien que se animara, por esto de que quizás está en el ADN y en la memoria colectiva», señaló, y contó que fueron tres las personas que se animaron a participar del taller, quienes este año tuvieron su primera capitación presencial y se concretó la construcción del primer horno cerámico de Apipé. «Yo acompañé el proceso y ahí fui descubriendo que tenía esta fascinación por la cerámica», recordó.
«A mí algo que me fascinó y no lo hacen otros artesanos son las figuras modeladas. Investigando un poco, los jesuitas no tienen tanta imaginaria de cerámica, es mucho más profusa la talla en madera, pero hay registros de ángeles en Bolivia. Y también tenemos imágenes como la de la Virgen de Luján y La Señora Aparecida, junto a figuras de terracota cocida, bien conservadas hasta el día de hoy.
ARTESANOS DEL IBERÁ
Sobre el trabajo con los artesanos del Iberá comentó que lo hacen con Hada Irastorza y el Instituto de Cultura de Corrientes. «Se hizo un relevamiento, identificamos a los artesanos, las técnicas con las que trabajan, si están en activos o no, si es su actividad principal en términos económicos», detalló.
«Para la gran mayoría no lo es, lo que es un problema a la hora de transmitir los saberes a las nuevas generaciones, porque no resulta interesante desde el punto de vista económico. Prefiere trabajar en otras actividades, entonces se va perdiendo», explicó.
Desde hace cinco años, como gestor cultural aborda los rituales y actos festivos relacionados con la religiosidad popular y, particularmente en San Antonio, con la práctica ligada a los ritos mortuorios infantiles que da lugar a la tradición de los «Ángeles somos».
Sus figuras de cerámica no están a la venta, ya que «no pretendo competir con los artesanos locales, ni quitarles una fuente de trabajo, aunque ninguno está haciendo imágenes, todos están trabajando con piezas cerámicas de uso cotidiano como cuenco y vasija».
PROTECTORES DE OFICIOS ANCESTRALES
Según el relevamiento hecho en la Isla Apipé, Damián Encinas comentó que son varios artesanos que se encuentra en actividad en este momento, y entre estos se encuentran los hilanderos hombres, las tejedoras de cestería en espartillo, quienes trabajan con astas y otros que se dedican a la talla en madera.
Sobre estos últimos señaló que se trata de objetos utilitarios usados principalmente en la gastronomía «como palas, cucharas, espumadores, tablas de picar, con los diseños interesantes que responden a la creatividad y la inspiración de los artesanos».
«Hay cuestión de sustentabilidad muy interesante, porque los trabajos que realizan tienen como base la madera recolectada, que sería como volver a usar los restos, lo que está tirado y de alguna manera es honrar la vida del monte», explicó.
MEMORIA GUARANÍ
«Algunas imágenes gustaron, tal vez porque sus expresiones no son tan europeas, sino que tienen más reminiscencia guaranítica. El rostro un poco más redondito y la particularidad de tener los ojos cerrados que da ternura», opinó.
«Fue un año y medio de prueba y error y ahora recién sacamos las primeras piezas con el punto adecuado de cocción. Y en medio de esta experimentación aparecen estas figuras y pesebres que invitan también a conectar con nuestro pasado que es íntimamente ligado con la religiosidad y el cristianismo», apuntó.
Y al respecto, añadió que «somos una comunidad qué surgió en función de proceso de aculturación y de mezcla de nuestras culturas nativas y de las implantadas. Somos el resultado de esa amalgama», concluyó.
Un pesebre de barro surge así, de manos laboriosas que en su arte expresan memoria, respeto y fe. Una cesta de espartillo se vuelve cuna, y en la humildad de este Niño Jesús de arcilla, la más auténtica Navidad se manifiesta.
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