Desde el estremecimiento por la emoción del hecho conmovedor, por un lado, que sucedió en Brasil, hasta la rabia e indignación por hechos de agresión de algunos contra los trabajadores de la salud, por el otro, produce la noticia que dio a conocer este martes TN Noticias y que se transcribe a continuación:
La fotografía de Tawy, del pueblo zó´e, en el estado brasileño de Pará, se viralizó en las redes sociales. Fue tomada por uno de los médicos que lo vio llegar a la posta sanitaria.
Tawy Zó’é tiene 24 años y vive en una aldea del pueblo zó’é en el Amazonas brasileño. Y sin saberlo, le dio un ejemplo al mundo: cargó durante seis horas a su padre Wahu Zó’é, de 67, por un camino de cerros y arroyos entre la exuberante selva del estado de Pará, en el Nordeste de Brasil, para que lo vacunaran contra el Covid-19.
La fotografía donde se ve a este joven indígena cargando a su padre por la espalda, con la única ayuda de un jamanxim, una forma de mochila o canasta hecha por los indígenas, se viralizó en los últimos días en las redes sociales del país vecino.
LA TRAVESÍA DE TAWY
Tawy llegó a una posta de vacunación del estado de Pará el 22 de enero de 2021 después de caminar durante seis horas por la selva amazónica. Apareció de la nada con su padre cargado en su espalda y pidió que la vacunaran contra el coronavirus.
La foto fue tomada por el médico Erik Jennings Simões, quien la compartió en sus redes sociales recién la semana pasada. La imagen pronto se viralizó.
«Quería enviar un mensaje positivo a principios de año», dijo el médico a BBC News Brasil. El profesional, de 52 años, ha sido el médico del pueblo zó’é durante casi dos décadas y fue el encargado de coordinar la campaña entre los miembros de esa comunidad indígena.
Y añadió: «También era una forma de tratar de enviarles un mensaje porque siempre preguntan si los blancos se están vacunando y si se acabó el Covid-19».
Jennings Simões contó que «el padre tenía mala vista, ya casi no podía ver nada y también tenía un problema crónico grave en el tracto urinario. Como resultado, era casi completamente incapaz de caminar en el bosque».
«Entonces, lo que iba a funcionar allí era llevar a los padres a la espalda. Eso es lo que funciona en el bosque, porque no hay ambulancia u otro medio de transporte», agregó.
Y prosiguió: «Fue una escena muy bonita, de la relación amorosa entre ellos».
Tras ser vacunado, Tawy volvió a cargar a su padre sobre su espalda y se perdió apurado en el bosque para llegar a su aldea antes del anochecer.
DE 325 HABITANTES
El pueblo indígena zó’é vive en unas 669.000 hectáreas del estado de Pará, cerca del río Amazonas. Se trata de un área de selva considerada altamente preservada y con una enorme biodiversidad. Son apenas 325 indígenas contactados en las últimas décadas que viven dispersos por el territorio en más de 50 caseríos.
Según la BBC, desde el inicio de la pandemia el pueblo zóé no registró ningún caso de Covid-19.
Sin embargo, en todo Brasil los contagios afectaron a 57.100 indígenas con 853 decesos, según cifras oficiales. Pero la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (Apib) estimó que la cifra trepa a mil muertes.
Hasta ahí la información del medio nacional de Buenos Aires.
Sin embargo, la otra noticia, la mala, también se conoció estos días. Una en Mendoza y otra en la ciudad de Corrientes sobre la agresión a personal de salud y de la Policía, en el caso correntino que tuvo por escenario el club Pingüinos, incidente que se originó en las inmediaciones del lugar, cuando se le informó a un hombre, de 28 años, que la vacunación había finalizado por ese día.
Respecto a la primera se conoció a través de un video que se hizo viral. En Tunuyán, el registro fílmico muestra a un hombre recriminar a una trabajadora de la salud: «Si no podés estar 24 horas haciendo testeos, no vengas» y la mujer al borde de las lágrimas.
Miles se acercan todos los días a vacunarse o saber si están contagiados. Esta situación derivó en que la atención en estos lugares se vea tensionada, con largas esperas que provocaron algunos episodios, no del todo agradables.
Algunos de estos casos que comienzan como fastidio han terminado en violentos ataque y maltratos contra los trabajadores y trabajadoras de la salud, que están dando todo, y más, para tratar de dar respuesta a los cientos de personas que buscan hisoparse, como relata otro medio digital, Vía País.
Que el ejemplo de Tawy Zó’é sirva para los que viven en la «civilización» de las ciudades.
Eduardo Hernández
Comunicador social.
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