Hoy se cumple un año de la muerte del canillita Miguel Mateo Tini Alarcón. Querido y reconocido por sus amigos, colegas y gente no tan cercana con la que tenía relación, Tini fue atropellado el 5 de julio del año pasado por un hombre y su hijo, en presunto estado de ebriedad, y luego se dieron a la fuga.
La madrugada fría del quinto día de julio de 2020 se volvió aún más fría para los conocidos y gente querida de Tini. Y es que en ese momento tomaron conocimiento sobre la muerte del canillita, que fue arrollado por un vehículo en el que circulaban dos personas, padre e hijo, en inmediaciones de las calles Matacos y la avenida Maipú de la Capital correntina. Luego del siniestro, los involucrados dejaron a Alarcón tirado, huyeron y hasta incendiaron el rodado.
Doce meses después, la esposa de la víctima, María Antonia Bernachea dialogó con EL LIBERTADOR y expresó el dolor que atraviesa día a día tras la partida de su marido. «Recuerdo y me pongo muy triste. Ni se imaginan el dolor que tengo por dentro y lo mucho que me cuesta seguir sin él; eran 44 años juntos y 42 con la revistería», aseguró la mujer.
Al recordar el hecho, Bernachea indicó que «lo más doloroso e injusto es la forma en que terminó su vida. Mientras regresaba de trabajar lo atropellaron unas personas que en plena pandemia y cuarentena se divertían y manejaban alcoholizados».
Más allá del profundo dolor por la partida de su esposo, Bernachea, más conocida como Mari contó que «Tini era una excelente persona, honesto, humilde y trabajador, de lunes a lunes, los 365 días del año», y luego agregó: «A pesar del daño que causaron a mi vida, los perdoné (a los involucrados), no les guardo rencor. Que se encargue Dios de ellos; hoy sigo en mi trabajo sola, y trato de cumplir con los clientes, a quienes les estoy eternamente agradecida porque no me abandonaron».
Asimismo, la mujer comentó que no puso abogados ya que los presuntos autores del hecho no tendrían nada a su nombre y reveló que «según me dijeron algunos conocidos, uno de ellos ya estaría en libertad».
EN MANOS
DE LA JUSTICIA
La causa quedó en manos de la Justicia, quien dictaminará cómo continuará la situación de los dos ocupantes del vehículo aquella noche. Sin embargo, los amigos de Tini, hasta el día de hoy lo recuerdan con una sonrisa en su puesto de diarios, en la intersección de Avenida Artigas y la calle Yrigoyen.
«Él era como un padre para mí, y eso es lo que más le duele a uno, lo que más le pega a uno, por la persona que era Tini, que era un pan de Dios. Ojalá que se haga justicia», recalcó Daniel Morales, amigo y ex secretario del canillita, en comunicación con este medio.