Hace pocos días, se presentó una antología de historias escritas por jóvenes de varias localidades de la provincia, iniciativa de la editorial de la Fundación Zimerkord de la ciudad de Corrientes, en cuyo texto se publican también cuentos y leyendas de alumnos de la localidad de San Roque.
Mateo Encina, Maxi Sotelo, Ruth Leiva, Valentina Núñez y Thiago Castillo son algunos de los adolescentes escritores sanroqueños.
Cabe destacar que Ruth Leiva y Valentina Núñez junto a su compañera Sofía Saucedo Olivieri, ya habían sido premiadas años atrás por su participación en el concurso Historias para contar, que organizó la misma Fundación Zimerkord y el Círculo Literario Latinoamericano Español.
La directora de la escuela cabecera N° 133 Genaro Perugorría, Mary Isabel Ríos destacó la creatividad de los alumnos apoyados por sus familias y maestros, que producen «alegrías y hasta sorpresas». Como el caso de una alumna de 5° grado que escribió una poesía a una heladería de la ciudad que la premió por su creatividad con sus productos.
A continuación, se transcriben algunos de los trabajos de los chicos que se editaron en la antología de historias mencionada:
Un verdadero padre
Marta era una niña que vivía en un pequeño pueblo junto a su papá y su madrastra.
Su mamá había muerto dos años antes.
Su papá era un gran trabajador que se juntó con una chica de mal carácter, pero él no lo veía así, para él, su pareja era una buena persona.
Marta era continuamente maltratada por su madrastra. Un día, la pequeña, sin querer, rompió un jarrón caro, mientras corría y jugaba, su madrastra levantaba la mano para golpearla, cuando sorpresivamente aparece en la casa su papá que había olvidado sus llaves y al ver la escena, comprendió y redescubrió el cariño que siempre tuvo por su hija, se divorció y quedó a vivir para siempre con su hija Marta.
Mi pueblo San Roque, de Sofía Saucedo Olivieri
Yo nací en un pueblo
Llamado San Roque,
Donde sus casas están hechas
De adobe, ladrillo y bloque.
Todo aquel que a mi pueblo llega,
De inmediato se enamora,
Del trato de su gente
Y del paisaje que aflora.
San Roque, paraíso terrenal
Donde se vive sin miedo,
No es por presumir
Pero es un pedacito de cielo.
Sus calles de tierra y veredas con pasto,
Pasaron a ser de cemento
Y sus veredas con canastos.
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